ROMA, 3 noviembre 2009 (AFP) - "La presencia de crucifijos en las aulas no significa una adhesión al catolicismo, sino que representa nuestra tradición", afirmó la ministra a medios italianos.
"La historia de Italia está llena de símbolos y si ellos se eliminan se termina por eliminar parte de nosotros mismos. En este país nadie quiere imponer la religión católica", aseguró.
"Nadie, aún menos una corte europea impregnada de ideología, logrará arrancarnos nuestra identidad. Nuestra Constitución reconoce justamente el valor de la religión católica para nuestra sociedad", agregó.
El Tribunal europeo de Derechos Humanos condenó el martes a Italia por instalar crucifijos en las aulas, lo que consideró contrario al derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones religiosas y al derecho de los niños a la libertad de religión.
Los jueces de Estrasburgo estimaron que la cruz puede ser interpretada fácilmente por los alumnos de cualquier edad como un símbolo religioso, lo que puede perturbar a los alumnos de otras religiones o ateos.
"La decisión de la Corte tiene como objeto anular nuestras raíces cristianas. Quieren crear una Europa sin identidad ni tradiciones", reaccionó por su parte Alessandra Mussolini, nieta del dictador y actual parlamentaria de derecha.
"Antes de comentar la sentencia tenemos que hacer una reflexión seria", comentó por su parte padre Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, al evitar pronunciarse sobre el asunto.
Los únicos que aprobaron la decisión de la corte europea han sido los dirigentes de los dos partidos comunistas, los cuales aplaudieron una sentencia que confirma "la laicidad" del Estado y de la escuela.
bur-kv/mar
© 1994-2009 Agence France-Presse
"La historia de Italia está llena de símbolos y si ellos se eliminan se termina por eliminar parte de nosotros mismos. En este país nadie quiere imponer la religión católica", aseguró.
"Nadie, aún menos una corte europea impregnada de ideología, logrará arrancarnos nuestra identidad. Nuestra Constitución reconoce justamente el valor de la religión católica para nuestra sociedad", agregó.
El Tribunal europeo de Derechos Humanos condenó el martes a Italia por instalar crucifijos en las aulas, lo que consideró contrario al derecho de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones religiosas y al derecho de los niños a la libertad de religión.
Los jueces de Estrasburgo estimaron que la cruz puede ser interpretada fácilmente por los alumnos de cualquier edad como un símbolo religioso, lo que puede perturbar a los alumnos de otras religiones o ateos.
"La decisión de la Corte tiene como objeto anular nuestras raíces cristianas. Quieren crear una Europa sin identidad ni tradiciones", reaccionó por su parte Alessandra Mussolini, nieta del dictador y actual parlamentaria de derecha.
"Antes de comentar la sentencia tenemos que hacer una reflexión seria", comentó por su parte padre Federico Lombardi, portavoz de la Santa Sede, al evitar pronunciarse sobre el asunto.
Los únicos que aprobaron la decisión de la corte europea han sido los dirigentes de los dos partidos comunistas, los cuales aplaudieron una sentencia que confirma "la laicidad" del Estado y de la escuela.
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