Davide Zotti, militante de un asociación de homosexuales, contó en Facebook que había quitado el crucifijo del salón para protestar por las posiciones "homofóbicas" de la Iglesia católica.
Convocado en diciembre por el rector del colegio, el profesor fue sancionado por haber retirado "material escolástico" y luego haberlo confesado a la prensa.
"Ejercí el derecho de defender la laicidad del Estado para el que trabajo. Para el rector no cumplí con mis deberes", escribió.
El catolicismo dejó de ser desde 1984 la religión del Estado italiano, pero no fue abolida la orden de la época fascista que obliga a colgar un crucifijo en los salones escolares.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos decidió en 2011 que la presencia de crucifijos en las aulas de las escuelas italianas no viola el derecho de los padres a asegurar la educación de sus hijos de acuerdo a sus convicciones.
"Es sorprendente que se recurra a una circular fascista para imponer el crucifijo", lamentó este lunes la Unión de Ateos.
Hace tres años la llamada guerra de los crucifijos contra la prohibición de los símbolos religiosos suscitó fuertes debates, que se placaron con la sentencia europea.