La sequía en Rusia y las inundaciones en Pakistán, además de la especulación en las cotizaciones de los productos, contribuyeron este año a un alza de los precios, que rozan ahora el máximo alcanzado durante la crisis alimentaria (2007-2008).
Para el director general de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), "hemos vuelto casi al nivel de 2007-2008, con los factores atenuantes de que todavía hay reservas y de que el precio del petróleo, aunque esté subiendo hacia los 90 dólares, no está al nivel de 140 dólares".
Varias organizaciones no gubernamentales denunciaron la actitud de especuladores que defienden una baja de la producción agrícola para hacer subir los precios de los productos básicos.
"Si usted crea las condiciones para especular, la gente especulará", estima Diouf, al margen de una reunión regional para Oriente Medio en Jartum.
"¿Qué impide a alguien decir yo espero a que los precios suban, compro y almaceno? ¿Sobre qué base jurídica se lo impedirá?", se pregunta.
"Se tiene que ser realista y atacar los problemas de fondo que son la tensión entre la oferta y la demanda debida a la falta de inversión para aumentar la producción con tal de poder encarar el aumento de la población mundial y el crecimiento de ciertos países", como China o India, donde las costumbres alimentarias de la incipiente clase media están cambiando.
Según las cifras de la FAO, 925 millones de personas padecieron hambre o malnutrición este año, aproximadamente un 10% menos respecto a 2009 debido en gran parte a la mejora del crecimiento económico en varios países.
Pero la producción de alimentos tiene que aumentar un 70% en el mundo, incluso duplicarse en los países en desarrollo, para poder responder a las necesidades de una población mundial prevista de 9.100 millones de personas antes de 2050.
Para incrementar esta producción, debe aumentar la parte de la ayuda al desarrollo para el sector agrícola, los países en desarrollo deben destinar más recursos a la agricultura y se deben favorecer las alianzas inusuales, estima Diouf.
"Podemos ver las oportunidades entre los países que tienen recursos financieros y no tienen tierra ni agua, y los países que tienen la tierra y el agua pero que no tienen recursos financieros", sugiere.
En los últimos años, grandes compañías compraron o alquilaron a largo plazo tierras cultivables en el continente africano, en especial en Sudán, gigante irrigado por los dos Nilos.
Este fenómeno, llamado "land grabbing" (apropiación de la tierra), perjudica a los pequeños agricultores, que pierden su tierra, y va en contra de la seguridad alimentaria de los países en desarrollo, ya que la producción está destinada a la exportación, resumen los detractores de esta práctica.
Hay que garantizar "los beneficios por las dos partes (...) para que sea socialmente y políticamente aceptable", destaca Diouf, a favor de un "código de conducta para las inversiones privadas en la agricultura".
Para el director general de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), "hemos vuelto casi al nivel de 2007-2008, con los factores atenuantes de que todavía hay reservas y de que el precio del petróleo, aunque esté subiendo hacia los 90 dólares, no está al nivel de 140 dólares".
Varias organizaciones no gubernamentales denunciaron la actitud de especuladores que defienden una baja de la producción agrícola para hacer subir los precios de los productos básicos.
"Si usted crea las condiciones para especular, la gente especulará", estima Diouf, al margen de una reunión regional para Oriente Medio en Jartum.
"¿Qué impide a alguien decir yo espero a que los precios suban, compro y almaceno? ¿Sobre qué base jurídica se lo impedirá?", se pregunta.
"Se tiene que ser realista y atacar los problemas de fondo que son la tensión entre la oferta y la demanda debida a la falta de inversión para aumentar la producción con tal de poder encarar el aumento de la población mundial y el crecimiento de ciertos países", como China o India, donde las costumbres alimentarias de la incipiente clase media están cambiando.
Según las cifras de la FAO, 925 millones de personas padecieron hambre o malnutrición este año, aproximadamente un 10% menos respecto a 2009 debido en gran parte a la mejora del crecimiento económico en varios países.
Pero la producción de alimentos tiene que aumentar un 70% en el mundo, incluso duplicarse en los países en desarrollo, para poder responder a las necesidades de una población mundial prevista de 9.100 millones de personas antes de 2050.
Para incrementar esta producción, debe aumentar la parte de la ayuda al desarrollo para el sector agrícola, los países en desarrollo deben destinar más recursos a la agricultura y se deben favorecer las alianzas inusuales, estima Diouf.
"Podemos ver las oportunidades entre los países que tienen recursos financieros y no tienen tierra ni agua, y los países que tienen la tierra y el agua pero que no tienen recursos financieros", sugiere.
En los últimos años, grandes compañías compraron o alquilaron a largo plazo tierras cultivables en el continente africano, en especial en Sudán, gigante irrigado por los dos Nilos.
Este fenómeno, llamado "land grabbing" (apropiación de la tierra), perjudica a los pequeños agricultores, que pierden su tierra, y va en contra de la seguridad alimentaria de los países en desarrollo, ya que la producción está destinada a la exportación, resumen los detractores de esta práctica.
Hay que garantizar "los beneficios por las dos partes (...) para que sea socialmente y políticamente aceptable", destaca Diouf, a favor de un "código de conducta para las inversiones privadas en la agricultura".