Estados Unidos, cuyos aviones lanzaron más de 90 ataques contra el EI desde el 8 de agosto, baraja extender a Siria sus operaciones contra este grupo de extremistas.
Washington ha elevado el tono contra los yihadistas tras la decapitación en Siria del periodista James Foley, considerada "un ataque terrorista contra el país".
Pese al apoyo estadounidense, Irak está topando con dificultades para recuperar el territorio controlado por EI, cuya ofensiva iniciada en junio le permitió extenderse por cinco provincias.
Los jefes de la diplomacia de Egipto, Arabia Saudita, Emiratos Arabes y Catar y un alto responsable jordano mantuvieron una reunión el domingo en la ciudad saudita de Yeda centrada en el avance del EI en Siria e Irak, sin que trascendieran detalles.
Mohamad Javad Zarif, ministro iraní de Exteriores, inició por su parte una visita de dos días a Irak, su vecino y aliado contra el EI.
Irán indicó haber aconsejado al gobierno y a los kurdos iraquíes que combaten a los yihadistas en el norte, asegurando no obstante no tener presencia militar en Irak.
Pero la muerte a fines de julio de un piloto iraní en combates en Irak y la supuesta presencia de aviones militares procedentes de Irán, según expertos, sugieren una mayor implicación iraní.
Irán ha entablado además conversaciones con algunos países europeos sobre la lucha contra el EI, aunque ha descartado una cooperación militar con Estados Unidos, su enemigo histórico.
-- Asalto a la refinería --
El domingo continuaban los combates en la refinería de Baiji (norte de Bagdad), la principal del país, asaltada nuevamente por los yihadistas el sábado con el objetivo de tomar su control.
El número de víctimas en una serie de ataques el sábado en Irak se elevó el domingo a 37 muertos y más de 150 heridos, mientras las autoridades tratan de rebajar la tensión interconfesional, después de que 70 personas murieran el viernes en una mezquita sunita en Diyala (noreste de Bagdad) a manos de presuntos milicianos chiitas.
El ataque podría agudizar el resentimiento de la minoría sunita hacia el poder chiita en Bagdad, que necesita el apoyo de sus miembros para luchar contra el EI.
El primer ministro designado, Haidar al Abadi, llamó a sus conciudadanos a "cerrar filas para impedir que los enemigos de Irak provoquen inestabilidad".
Abadi está llamado a formar un gobierno de unidad que incluya a todas las minorías, especialmente a los sunitas, que se han sentido excluidos por el muy criticado ex primer ministro, el chiita Nuri Al Maliki, y han tolerado incluso en algunos casos al EI.
Desde el 8 de agosto, Estados Unidos lleva a cabo una campaña aérea contra el EI en el norte de Irak y el grupo ha amenazado con matar a un segundo rehén estadounidense, el periodista Steven Sotloff, si no pone fin a estos ataques.
Washington sin embargo contempla incluso extenderlos a Siria.
El viceconsejero nacional de seguridad, Ben Rhodes, dijo que "cualquier estrategia contra el EI tiene que llevarse a cabo a ambos lados de la frontera, en Irak y en Siria".
Un oficial del ejército dijo al Wall Street Journal que los ataques a objetivos de alto nivel, como líderes del grupo yihadista, pueden organizarse tanto en una hora como en una semana.
Por su parte Francia anunció que el presidente iraquí, Fuad Masum, apoya la idea francesa de una "conferencia internacional" sobre la seguridad en Irak y la lucha contra el EI.
El EI, un grupo de reputación sanguinaria que suscitó esta semana una repulsa mundial al divulgar un video de la decapitación de James Foley, libra también en la vecina Siria una guerra de dos frentes, contra las fuerzas del régimen Bashar al Asad y contra los rebeldes.