JERUSALEN, 2 agosto 2009 (AFP) - "Nací en esta casa y mis hijos también. Yo vivía aquí legalmente, y ahora, estamos en la calle. Somos refugiados", se queja Maher Hanun tras ser expulsado de su casa de Jeque Jarrá.
Este barrio árabe es uno de los más prestigiosos de la parte oriental de Jerusalén, conquistada y anexada en 1967 por Israel, y donde los palestinos quieren establecer la capital de su futuro Estado.
Mientras algunos colonos transportaban en cajas de cartón los bienes de las familias expulsadas para colocarlas en un camión de mudanza, otros, con paletas, escaleras y martillos neumáticos, empezaban a tomar posesión del lugar.
Efectivos antidisturbios de la policía israelí, vestidos con uniformes negros, cascos y porras, se instalaron alrededor de una de las dos casas de la calle Othman Ben Afan. Guardias fronterizos y una ambulancia también fueron movilizados.
Varias decenas de manifestantes se congregaron, y la policía detuvo a unas diez personas después de unos enfrentamientos.
"Todos tenemos miedo a ser expulsados. Estamos aquí desde 1956 en virtud de un acuerdo firmado entonces por las autoridades jordanas con la UNWRA", la Oficina de Naciones Unidas para la Ayuda a los Refugiados Palestinos, afirma Amal Kassem, una vecina.
"Los títulos de propiedad que presentan los colonos son falsos", proclama.
Esta medida se tomó luego de que la Corte Suprema israelí rechazara una apelación presentada por las familias Al Ghawe y Hanun contra la orden de expulsión obtenida por la organización de colonos Nahalat Shimon International.
Esta orden afecta a 53 personas, 19 de las cuales son menores de edad, y provocó la ira de Saeb Erakat, principal negociador palestino.
"Israel ignora el derecho internacional y los derechos humanos (...) Los colonos se instalan en casas que pertenecen a palestinos, y hay 19 niños sin techo", declaró Erakat a los periodistas.
"Deploramos totalmente las acciones inaceptables de Israel que echa de sus casas a familias palestinas registradas por la UNWRA en Jeque Jarrá", dijo por su lado en un comunicado Richard Miron, el coordinador especial de la ONU para el proceso de paz.
La UNWRA también criticó la "decisión inaceptable, deplorable y con efectos desastrosos".
El consulado británico en Jerusalén este dijo estar "consternado" y consideró que la expulsión es "incompatible con el deseo de paz que profesa Israel".
A mediados de julio, Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Rusia denunciaron el proyecto de construcción de unos veinte alojamientos destinados a israelíes en otro edificio de Jeque Jarrá.
Esta operación está financiada por el empresario estadounidense Irving Moskowitz, socio capitalista de la asociación nacionalista Ateret Cohanim, que quiere "judaizar" la parte árabe de Jerusalén.
El Departamento de Estado norteamericano había convocado entonces al embajador de Israel en Washington, Michael Oren, para escuchar sus explicaciones.
"No aceptamos que los judíos no tengan el derecho de vivir y de construir donde sea en Jerusalén este", había proclamado el primer ministro israelí de derecha, Benjamin Netanyahu.
Israel considera que la ciudad santa en su totalidad es su capital, algo rechazado por la comunidad internacional.
Más de 200.000 israelíes se han instalado en una docena de barrios de colonización en Jerusalén este, donde viven 270.000 palestinos.
ChW/jlr/ev/am/gc
© 1994-2009 Agence France-Presse
Este barrio árabe es uno de los más prestigiosos de la parte oriental de Jerusalén, conquistada y anexada en 1967 por Israel, y donde los palestinos quieren establecer la capital de su futuro Estado.
Mientras algunos colonos transportaban en cajas de cartón los bienes de las familias expulsadas para colocarlas en un camión de mudanza, otros, con paletas, escaleras y martillos neumáticos, empezaban a tomar posesión del lugar.
Efectivos antidisturbios de la policía israelí, vestidos con uniformes negros, cascos y porras, se instalaron alrededor de una de las dos casas de la calle Othman Ben Afan. Guardias fronterizos y una ambulancia también fueron movilizados.
Varias decenas de manifestantes se congregaron, y la policía detuvo a unas diez personas después de unos enfrentamientos.
"Todos tenemos miedo a ser expulsados. Estamos aquí desde 1956 en virtud de un acuerdo firmado entonces por las autoridades jordanas con la UNWRA", la Oficina de Naciones Unidas para la Ayuda a los Refugiados Palestinos, afirma Amal Kassem, una vecina.
"Los títulos de propiedad que presentan los colonos son falsos", proclama.
Esta medida se tomó luego de que la Corte Suprema israelí rechazara una apelación presentada por las familias Al Ghawe y Hanun contra la orden de expulsión obtenida por la organización de colonos Nahalat Shimon International.
Esta orden afecta a 53 personas, 19 de las cuales son menores de edad, y provocó la ira de Saeb Erakat, principal negociador palestino.
"Israel ignora el derecho internacional y los derechos humanos (...) Los colonos se instalan en casas que pertenecen a palestinos, y hay 19 niños sin techo", declaró Erakat a los periodistas.
"Deploramos totalmente las acciones inaceptables de Israel que echa de sus casas a familias palestinas registradas por la UNWRA en Jeque Jarrá", dijo por su lado en un comunicado Richard Miron, el coordinador especial de la ONU para el proceso de paz.
La UNWRA también criticó la "decisión inaceptable, deplorable y con efectos desastrosos".
El consulado británico en Jerusalén este dijo estar "consternado" y consideró que la expulsión es "incompatible con el deseo de paz que profesa Israel".
A mediados de julio, Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Rusia denunciaron el proyecto de construcción de unos veinte alojamientos destinados a israelíes en otro edificio de Jeque Jarrá.
Esta operación está financiada por el empresario estadounidense Irving Moskowitz, socio capitalista de la asociación nacionalista Ateret Cohanim, que quiere "judaizar" la parte árabe de Jerusalén.
El Departamento de Estado norteamericano había convocado entonces al embajador de Israel en Washington, Michael Oren, para escuchar sus explicaciones.
"No aceptamos que los judíos no tengan el derecho de vivir y de construir donde sea en Jerusalén este", había proclamado el primer ministro israelí de derecha, Benjamin Netanyahu.
Israel considera que la ciudad santa en su totalidad es su capital, algo rechazado por la comunidad internacional.
Más de 200.000 israelíes se han instalado en una docena de barrios de colonización en Jerusalén este, donde viven 270.000 palestinos.
ChW/jlr/ev/am/gc
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