El documento, redactado por la Misión de la ONU en Sudán del Sur (Minuss), es el primero en detallar las matanzas. Señala que más de nueve meses después, "ninguno de los autores ha sido juzgado como responsable" por esos crímenes, perpetrados en el marco de la guerra civil que asola el país desde diciembre de 2013.
Durante uno de los ataques, ocurrido el 15 de abril de 2014 contra la ciudad petrolera de Bientu (norte), hombres fieles al exvicepresidente sursudanés y jefe rebelde Riek Machar, mataron al menos a 287 civiles refugiados en una mezquita, entre los cuales había numerosos comerciantes y sus familias, originarios de la región vecina de Darfur, afirma el informe de 33 páginas.
Más tarde, en la misma jornada, 19 civiles fueron asesinados en un hospital de la ciudad.
Los rebeldes tomaron entonces el control de una estación de radio y llamaron a los hombres a violar a las mujeres de las tribus rivales y a expulsar a los otros grupos armados de la ciudad.
"Las víctimas fueron escogidas deliberadamente en función de su etnia, nacionalidad o presunto apoyo a uno u otro bando del conflicto", escriben los investigadores de la Minuss.
Dos días más tarde, el 17 de abril, en una ciudad de Bor (este), un grupo de combatientes entró en una base de la ONU, donde se refugiaban decenas de civiles. Entraron "por la fuerza en el lugar y se libraron a una matanza, al pillaje y los secuestros", continua el documento. Al menos 47 personas murieron en el ataque, que según la ONU, habría sido "planificado previamente".