La Ruta del Peregrino, el nuevo atractivo turístico prehispánico en Perú


LIMA. - En medio del desierto, al sur de Lima, un nuevo atractivo arqueológico empieza a brillar: La Ruta del Peregrino, por la que hace casi dos milenios se accedía al Templo del Sol, en Pachacamac, el mayor santuario prehispánico de la costa en esta región.



El antiguo centro de culto al dios Pachacamac
El antiguo centro de culto al dios Pachacamac
El camino polvoriento está rodeado por cuatro murallas de adobe que alcanza en algunos tramos los seis metros de altura, y que conduce a un promontorio rocoso en el inmenso templo, donde se depositaban ofrendas de cara al océano Pacífico.
"La ruta recrea el camino que realizaban los peregrinos para ofrecer sus ofrendas al dios Pachacamac", dijo a la AFP, Denise Pozzi Escot, arqueóloga y directora del museo del lugar donde se levanta un conjunto de inmensas construcciones de adobe, protegidas por el clima árido, casi sin lluvias.
La Ruta del Peregrino tiene una extensión de 1250 metros y se encuentra dentro del perímetro de más de 460 hectáreas que conforman Pachacamac, que durante milenios y debido a la presencia de un oráculo en el templo, fue el centro de adoración más importante de la costa en esta región, hasta la llegada de los conquistadores españoles, en enero de 1532.
En la mitología prehispánica, Pachacamac era un dios que en voz quechua, la lengua de los incas, significaba "Soberano del mundo". Según los historiadores era muy temido pues se le atribuía el poder de hacer temblar la tierra.
El oráculo de Pachacamac gozó de enorme prestigio en los Andes durante más de un milenio, y a él acudían ricos y pobres de esos tiempos, en peregrinaciones que formaban parte de un ritual andino.
"Sensación de peregrinos"
"El objetivo de la Ruta del Peregrino es que los visitantes recorran a pie los pasadizos del santuario y tengan la misma sensación de los peregrinos que siglos atrás participaban de los rituales y festines en las plazas del centro ceremonial", indica Pozzi Escot mientras recorre el lugar junto a periodistas de la AFP, bajo un sol abrasador.
Ubicado a 25 kms al sur de la capital peruana, Pachacamac está rodeado hoy por el caótico crecimiento urbano de una ciudad de nueve millones de habitantes y limita con villas miseria (asentamientos informales de viviendas precarias) de un lado y del otro con exhacendados que quieren ganar terreno a costa del patrimonio cultural, refiere Pozzi Escot.
"Las calles anchas y paredes altas servían para controlar a los peregrinos", acota Pozzi Escot, al resaltar el carácter autocrático de la sociedad de la época.
En algunas partes de las gruesas murallas es posible apreciar a simple vista pequeños dibujos de figuras humanas y de aves, además de diseños de formas geométricas, así como huellas de manos en piedras.
"La ruta del peregrino fue recuperada en los últimos cuatro años y lucirá en todo su esplendor en julio próximo, cuando esté listo el sistema de iluminación que permitirá inaugurar un circuito nocturno", indicó Pozzi Escot.
El camino está rodeado por siete pirámides con rampas con las que se conectaba mediante pasajes en su trayecto al oráculo en el templo del Sol. Durante las investigaciones, los arqueólogos y obreros desenterraron más de 2.000 metros cúbicos de arena para descubrir las calles y pirámides.
En las paredes de tonos rojizos de una de las pirámides también se aprecian dibujos de aves y peces.
La ruta del peregrino en Pachacamac era un segmento que integraba en la costa el "Qhapaq Ñan", el camino que recorría el imperio inca partiendo de su capital Cusco en el sureste andino de Perú, sostiene la directora del museo.
Pachacamac fue habitado antiguamente por las culturas Lima (año 200) Wari (año 650), Ichma (1.100 a 1.450) e Inca (1470 a 1533).
Durante el período de excavaciones, a partir del 2009, se hallaron 20 perros momificados y cuatro fardos funerarios de niños de la época inca, que fueron parte de sacrificios rituales.
También hallaron restos de pescados, cuy, guayaba, zapallo y coca, la hoja sagrada de los incas utilizada en rituales y para extenuantes faenas laborales.
Desde el templo del Sol, en la cima de Pachacamac, la vista panorámica es majestuosa y se divisa hacia el oeste, en el mar, dos islas rocosas pequeñas que asemejan a una mujer acostada protegiendo a su hijo, una figura que forma parte de una leyenda urbana inca.
Pachacamac puede ser visitado en cualquier época del año y es parte de circuitos alternativos de turismo, donde europeos -y en especial franceses- acuden para meditar en la más pura tradición del New Age.
El templo del Sol posee además una fuerte connotación cultural en el imaginario de los visitantes franceses por la coincidencia en el nombre con una de las más célebres historietas de aventuras del popular Tintin: "Le temple du Soleil", que se desarrolla en el imperio inca, pero en Cusco.
Lunes, 22 de Abril 2013
AFP (Agencia France-Presse)
           


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