Poco ha cambiado desde el final de la guerra, el 26 de agosto, en esta estrecha franja de tierra donde viven apiñados 1,8 millones de palestinos.
Unos 100.000 gazatíes siguen sin hogar y la reconstrucción de sus casas parece lejana.
La ralentización se debe a dos factores: las luchas políticas entre el movimiento islamista Hamas, que se resiste a ceder el poder en Gaza, y el Fatah del presidente Mahmud Abas, y la entrega con cuentagotas de los materiales de construcción por parte de Israel, temorosa de que sirvan para fabricar armas.
"Todas las opciones son posibles, pero se perfila una nueva guerra si nada evoluciona", advierte Naji Charab, un politólogo gazatí. "Si Hamas no logra encontrar soluciones, podría estimar no tener otra opción" más que la vuelta al combate.
- Riesgo de explosión-
Los dirigentes del movimiento islamista ya blandieron la amenaza, convirtiendo las recientes celebraciones del 27 aniversario del partido en una demostración de fuerza, con un desfile de cohetes y proyectiles como los que se abatieron sobre Israel el pasado verano.
La rama armada de Hamas, las Brigadas Qasam, advirtieron: "Cuidado con una explosión, no aceptaremos nada que no sea la reconstrucción de todo lo destruido por el enemigo sionista en Gaza. Y si no se nos escucha, habrá consecuencias para el enemigo, su pueblo y sus dirigentes".
Este fin de semana, por primera vez desde el final de la guerra, la aviación israelí atacó el sur de la Franja de Gaza después de un disparo de cohete. No hubo heridos pero este incidente reactivó el temor a que la situación vuelva a degenerar en Gaza, destrozada por tres guerras en seis años.
Israel no se toma estas amenazas a la ligera. "Si continúa el bloqueo, si las fronteras siguen cerradas y si la reconstrucción sigue siendo tan lenta durante los próximos seis meses, Hamas subirá el tono y en función de la respuesta israelí, podríamos dirigirnos hacia una guerra", declara para la AFP Avi Isacharoff, corresponsal para la prensa israelí en los territorios palestinos durante mucho tiempo.
El politólogo gazatí Walid al Mudallal también estima que la actitud de Israel será determinante. "Si todo sigue parado en términos de reconstrucción, entonces la guerra será la única opción. Hamas no tendrá otra elección", predijo. "Hay pocas opciones y las unas son peores que las otras".
- 'Bomba gazatí' -
El corazón del problema es el bloqueo impuesto desde hace ocho años por Israel a la Franja de Gaza.
Los palestinos estiman que harían falta 175 camiones diarios con material para reconstruir Gaza en tres años. Pero, según la ONG Oxfam, en noviembre sólo 287 vehículos han sido autorizados a entrar en el enclave por los pasos israelíes y egipcio.
Y nada parece cambiar debido al bloqueo de la situación política. En primavera de este año, Hamas y Fatah firmaron una reconciliación y acordaron entregar el poder a un gobierno de unidad que dirigiría la Cisjordania ocupada y la franja de Gaza.
Ocho meses más tarde, el gobierno sólo pudo viajar una vez a Gaza, donde Hamas sigue a cargo de la policía. Las elecciones prometidas no llegan y los guardias presidenciales de Abas que supuestamente debían tomar el control de los pasos del lado gazatí, tampoco.
Ramala acusa a Hamas de seguir ejerciendo un poder en el territorio y Gaza denuncia que el gobierno de unidad no paga a los funcionarios armados. Además vive una crisis financiera galopante con la zona tampón que Egipto construyó en su frontera norte con Gaza.
Para Aviram Zino, editorialista del diario israelí de derecha Maariv, "la bomba gazatí comenzó su cuenta atrás. Si la situación no evoluciona, puede estallar un nuevo ciclo de violencia", dice.