En la intervención del ejército, que negó querer tomar el poder, hubo un muerto en las filas de la policía, según indicó un funcionario de esta fuerza, Mofokeng Kolo.
Esta mañana, nada parecía demostrar en la capital la grave crisis política que desde hace poco más de 24 horas atraviesa este pequeño reino montañoso enclavado en medio de Sudáfrica.
En la ciudad no se veía a los militares, que estaban acuartelados. El cuartel general de la policía, que el ejército tomó la víspera durante varias horas, estaba vacío.
A nivel político, la situación es extremadamente incierta, tras el vacío creado por la partida del primer ministro Thomas Thabane la noche del viernes al sábado a Sudáfrica. Además es posible que sus opositores se manifiesten el lunes en Maseru, pese al llamamiento de la policía y el ejército a que no lo hagan.
Este domingo, los fieles fueron como siempre a rezar en la catedral de Maseru, y la circulación era muy densa.
En el mercado, los vendedores sacaron de nuevo sus frutas, verduras, aparatos de teléfono, gafas de sol y demás mercancías.
"La gente tiene miedo de lo que pueda ocurrir, porque si no hay trabajo, no hay dinero", dice Kamele Pakisi, un vendedor, que lamenta que "no hay estabilidad" en el país.
"Nos hemos enterado de todo esto en la radio, y la gente ha visto vehículos militares. No tenemos miedo por el día de hoy, sino por mañana", dice Mphasa Chonela, refiriéndose a la manifestación opositora que podría tener lugar el lunes.