Los rebeldes chiitas levantaron retenes en varios lugares de la capital y estaban patrullando, al tiempo que el presidente Abd Rabo Mansu Hadi denunciaba un "complot" y afirmaba que haría todo lo posible para "restablecer la autoridad del Estado".
El emisario de la ONU, Jamal Benomar, que patrocinó el acuerdo que puso fin el domingo a los combates de estos últimos días en la capital de Yemen entre rebeldes chiitas y miembros del partido islamista sunita Al Isla, apoyados por el ejército, estimó en la noche del lunes que las fuerzas armadas yemeníes se estaban "desmoronando" ante la presión de los insurgentes.
"Es un complot preparado desde hace tiempo con ramificaciones que superan los límites de la nación", agregó.
Entre el 16 de septiembre y el domingo, los combates entre rebeldes chiitas Ansarulá, también llamados huthis, y los milicianos islamistas sunitas del partido Al Isla dejaron más de 200 muertos, anunció el lunes el ministerio de Salud yemení.
Este recuento no incluye los muertos que se llevaron familiares de los fallecidos o las partes en conflicto.
El domingo se firmó el acuerdo de paz, tras una jornada marcada por los avances de los rebeldes chiitas, que tomaron instalaciones del gobierno y del ejército en la capital del país.
El acuerdo fue firmado en presencia de Benomar, el presidente Hadi y representantes de diversas facciones políticas, entre ellas la de los rebeldes chiitas. El mismo prevé el cese "inmediato" de las hostilidades, la designación en un plazo de tres días de un nuevo primer ministro y la formación de un nuevo gobierno en el plazo de un mes.