"Hemos examinado las ventajas e inconvenientes de la adhesión a la UE, más allá de la retórica política, y las empresas británicas son rotundas: el mercado único es fundamental para nuestro futuro", declaró el director general de la confederación patronal CBI, John Cridland, antes de la apertura este lunes de su conferencia anual.
El primer ministro conservador David Cameron se comprometió en enero a organizar, antes de 2017 si es reelegido, un referéndum sobre la pertenencia del Reino Unido a una UE previamente reformada.
Cameron está presionado por el sector más euroescéptico del Partido Conservador y por los éxitos del partido opositor UKIP, que milita a favor de la salida de la UE.
La CBI subraya la importancia de la permanencia en la UE para la economía británica y estima que la adhesión representa de 4 a 5% del producto interior bruto (PIB) anual del país, es decir, de 62.000 a 78.000 millones de libras (de 73.000 a 91.000 millones de euros).
La pertenencia permite el acceso a un mercado de casi 500 millones de personas y ha consolidado la posición de Londres como uno de los centros financieros de primer orden en el mundo, estima la organización patronal, que reivindica 240.000 empresas afiliadas.
"Estamos mejor en una UE reformada que fuera y sin influencia", afirma Cridland.
Fuera de la Unión Europea, explica, Gran Bretaña debería respetar sus reglas sin poder influir en su elaboración. Una hipótesis en plan noruego o suizo no resultaría, estimó.
Para la patronal, la mejor baza consiste en permanecer en la UE, considerada imperfecta en su forma actual, para reformarla desde el interior en un sentido más favorable a las empresas.
La CBI también pide el mantenimiento de la cláusula de no participación en la directiva sobre la jornada laboral o que la legislación laboral sea competencia de los Estados.