De izquierda a derecha, la presidenta de Irlanda Mary McAleese, la reina de Inglaterra Elizabeth II y Christy Cooney, en el estadio Croke Park. .
Acompañada por la presidenta irlandesa, Mary McAleese, la soberana británica fue recibida en el estadio con capacidad para 82.300 espectadores por 34 escolares vestidos con los colores de los condados irlandeses.
Tras pasar por los vestuarios, donde saludó a deportistas locales, la Reina se dirigió hacia el césped de este estadio considerado el templo de los deportes gaélicos (fútbol gaélico, hurling) y en el que durante mucho tiempo estuvieran vetadas las modalidades inglesas como el fútbol o el rugby.
Isabel II permaneció largos minutos hablando con el presidente de la Federación de Deportes Gaélicos, Christy Cooney, en el túnel situado bajo la tribuna Hogan, bautizada en honor al futbolista galés Mick Hogan, una de las víctimas de la matanza ocurrida hace 91 años.
Porque el estadio es también un santuario para los irlandeses debido a que el "Domingo sangriento" del 21 de noviembre de 1920 policías británicos ametrallaron al público y a los jugadores durante un partido de fútbol gaélico matando a 14 civiles.
Esta masacre, uno de los símbolos de la represión británica durante la guerra de independencia, fue organizada en represalia por una operación del IRA (Ejército Republicano Irlandés) que horas antes había dejado otros 14 muertos entre presuntos agentes secretos británicos.
La presencia de Isabel II en el estadio era uno de los momentos de mayor simbolismo de esta primera visita de un monarca británico a Irlanda desde la independencia, considerada como un paso importante en la reconciliación y la normalización de las relaciones entre los dos países.
Tras pasar por los vestuarios, donde saludó a deportistas locales, la Reina se dirigió hacia el césped de este estadio considerado el templo de los deportes gaélicos (fútbol gaélico, hurling) y en el que durante mucho tiempo estuvieran vetadas las modalidades inglesas como el fútbol o el rugby.
Isabel II permaneció largos minutos hablando con el presidente de la Federación de Deportes Gaélicos, Christy Cooney, en el túnel situado bajo la tribuna Hogan, bautizada en honor al futbolista galés Mick Hogan, una de las víctimas de la matanza ocurrida hace 91 años.
Porque el estadio es también un santuario para los irlandeses debido a que el "Domingo sangriento" del 21 de noviembre de 1920 policías británicos ametrallaron al público y a los jugadores durante un partido de fútbol gaélico matando a 14 civiles.
Esta masacre, uno de los símbolos de la represión británica durante la guerra de independencia, fue organizada en represalia por una operación del IRA (Ejército Republicano Irlandés) que horas antes había dejado otros 14 muertos entre presuntos agentes secretos británicos.
La presencia de Isabel II en el estadio era uno de los momentos de mayor simbolismo de esta primera visita de un monarca británico a Irlanda desde la independencia, considerada como un paso importante en la reconciliación y la normalización de las relaciones entre los dos países.