El fin de semana había sido sumamente violento, sobre todo por los combates alrededor del aeropuerto de Donetsk, y el bastión separatista acogió con alivio la breve tregua de la noche del domingo y la mañana del lunes, día de la Epifanía para los ortodoxos.
Tras los enfrentamientos de los últimos días, los disparos se volvieron esporádicos. Pero, a media jornada, un cohete alcanzó un hospital y una universidad en el centro de Donetsk, sin dejar ningún muerto.
Seis personas -un médico y cinco pacientes- resultaron heridos, según las autoridades locales.
"Salía de la tienda [al lado del hospital] y entonces oí 'bum, bum, bum'. Me eché al suelo por reflejo. Y vi volar los ladrillos rojos [del hospital], los cristales destrozados", explicó a la AFP Denis Rybkine, un viandante de 35 años.
Según unos habitantes, el cohete iba dirigido a los locales del "ministerio de la Seguridad" de los separatistas, situado a un centenar de metros del hospital.
Las autoridades ucranianas afirmaron, por otra parte, que los separatistas recibieron el refuerzo de 700 soldados rusos, después de que el ejército repeliera el sábado, con carros de combate, una ofensiva rebelde contra el aeropuerto.
"Esta mañana [lunes], dos grupos de fuerzas armadas de la Federación de Rusia cruzaron la frontera" en la parte que controlan los rebeldes, aseguró a la AFP un portavoz militar ucraniano, Andriï Lyssenko, que precisó que esos grupos tenían entre "300 y 350 soldados".
Kiev y Occidente llevan meses acusando a los rusos de desplegar tropas en las regiones secesionistas de Donetsk y Lugansk, aunque Moscú siempre lo negó.
Según las últimas estimaciones de Kiev, más de 8.500 soldados rusos estaban en el este de Ucrania a mediados de enero.
- Reuniones de la UE y la ONU -
Esta nueva escalada de violencia preocupa, tras las pocas semanas de calma relativa que sucedieron al alto el fuego firmado el 9 de diciembre.
Los ministros de Relaciones Exteriores de la UE iban a abordar la crisis ucraniana este lunes en su reunión en Bruselas, como lo hará el Consejo de Seguridad de la ONU el próximo miércoles.
La Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), cuyos observadores vigilan la situación en el terreno, pidió el cese inmediato de las hostilidades, ante el rebrote de la violencia, que causó la muerte de civiles y militares.
"Llamo a todas las partes implicadas en el conflicto a hacer esfuerzos inmediatos para rebajar la tensión y respetar el alto el fuego" y los acuerdos de paz de Minsk firmados en septiembre, declaró el jefe de la diplomacia serbia Ivica Dacic, que ocupa la presidencia rotatoria de la OSCE, en un comunicado publicado en la noche del domingo.
Kiev negó este lunes su responsabilidad en el aumento de las tensiones con los separatistas.
El presidente ucraniano, Petro Poroshenko, explicó que había "dado orden de responder" a los ataques porque los rebeldes no les dejaban recuperar sus muertos y sus heridos.
Las autoridades ucranianas indicaron, además, haber propuesto el domingo a Moscú la firma de un texto para "asegurar el fin de las hostilidades" a partir de este lunes.
El documento, que ya firmaron el 13 de noviembre representantes ucranianos y separatistas, constituye la agenda para la puesta en práctica de los acuerdos de paz de Minsk, capital de Bielorrusia.
Moscú dio a entender, por su parte, que la firma de los representantes rusos no era necesaria, dado que los líderes rebeldes ya firmaron el texto.
"Si Kiev está sinceramente dispuesto a la retirada mutua de las armas pesadas [...] hay que pasar a los actos concretos en el terreno", afirmó el ministerio ruso de Relaciones Exteriores.
El Kremlin había acusado el sábado a Poroshenko de rechazar "un plan concreto para la retirada de la artillería pesada" que le presentó el jueves su homólogo ruso Vladimir Putin.