Este grueso volumen en inglés, publicado por ediciones Taschen, está dirigido por Paul Duncan, el gran historiador británico de la historia del cine, artífice de obras sobre Ingmar Bergman o Pedro Almodóvar.
El libro, de 560 páginas e ilustrado con más de 900 fotografías de una gran calidad, sigue paso a paso la vida y obra del cineasta.
El lector comienza asistiendo a su infancia miserable en Londres, para proseguir luego con sus primeros servicios en las salas de fiesta británicas y estadounidenses, sus cortometrajes, su consagración y su rechazo en Estados Unidos, un país obsesionado con "la caza de rojos", para acabar observando, impotente, el desastre de "La condesa de Hong Kong", su última película, de 1967.
"El principio de este libro es simple: mostrar cómo Chaplin hizo sus películas", explica Paul Duncan en su introducción.
El volumen contiene numerosas fotos inéditas de rodajes, documentos raros, entrevistas y hasta guiones de películas nunca realizadas. Una inmersión en el corazón de la creación artística.
El personaje de Charlot nació de casualidad. Cuando trabajaba para Keystone, en diciembre de 1913, Chaplin tuvo la idea de ponerse un pantalón del actor Roscoe Arbuckle, conocido por su papel de Fatty (el gordo). Tomó también una chaqueta demasiado pequeña de otro actor, se colocó un bombín que encontró en el camerino y se calzó con unos zapatos demasiado grandes para él.
"Quería que todo se contradijera: el pantalón demasiado grande, el abrigo, ajustado, el pequeño sombrero y los grandes zapatos", cuenta Chaplin, hablando del personaje que le catapultó a la fama y la riqueza.
"No tenía ninguna idea del personaje. Pero desde que me vestí, la ropa y el maquillaje me hicieron entrar en este individuo, empecé a conocerle y, en el momento en el que entré en escena, ya había nacido (...) Los gags y las ideas cómicas ardían en mi cabeza", prosigue el artista.
Todos los filmes de Chaplin se analizan en el libro, hasta el último, "La condesa de Hong Kong", en el que el artista dirigió, a sus 78 años, a Marlon Brando y Sophia Loren.
La película fue una catástrofe y la crítica fue feroz. La revista Time publicó: "Quizá sea la mejor película jamás hecha por un director de 77 años. Desgraciadamente, es también la peor película que jamás haya hecho Chaplin".
El libro, de 560 páginas e ilustrado con más de 900 fotografías de una gran calidad, sigue paso a paso la vida y obra del cineasta.
El lector comienza asistiendo a su infancia miserable en Londres, para proseguir luego con sus primeros servicios en las salas de fiesta británicas y estadounidenses, sus cortometrajes, su consagración y su rechazo en Estados Unidos, un país obsesionado con "la caza de rojos", para acabar observando, impotente, el desastre de "La condesa de Hong Kong", su última película, de 1967.
"El principio de este libro es simple: mostrar cómo Chaplin hizo sus películas", explica Paul Duncan en su introducción.
El volumen contiene numerosas fotos inéditas de rodajes, documentos raros, entrevistas y hasta guiones de películas nunca realizadas. Una inmersión en el corazón de la creación artística.
El personaje de Charlot nació de casualidad. Cuando trabajaba para Keystone, en diciembre de 1913, Chaplin tuvo la idea de ponerse un pantalón del actor Roscoe Arbuckle, conocido por su papel de Fatty (el gordo). Tomó también una chaqueta demasiado pequeña de otro actor, se colocó un bombín que encontró en el camerino y se calzó con unos zapatos demasiado grandes para él.
"Quería que todo se contradijera: el pantalón demasiado grande, el abrigo, ajustado, el pequeño sombrero y los grandes zapatos", cuenta Chaplin, hablando del personaje que le catapultó a la fama y la riqueza.
"No tenía ninguna idea del personaje. Pero desde que me vestí, la ropa y el maquillaje me hicieron entrar en este individuo, empecé a conocerle y, en el momento en el que entré en escena, ya había nacido (...) Los gags y las ideas cómicas ardían en mi cabeza", prosigue el artista.
Todos los filmes de Chaplin se analizan en el libro, hasta el último, "La condesa de Hong Kong", en el que el artista dirigió, a sus 78 años, a Marlon Brando y Sophia Loren.
La película fue una catástrofe y la crítica fue feroz. La revista Time publicó: "Quizá sea la mejor película jamás hecha por un director de 77 años. Desgraciadamente, es también la peor película que jamás haya hecho Chaplin".