Los principales ataques estuvieron concentrados en Bagdad, donde nueve coches bomba mataron a 37 personas, pero los ataques también ocurrieron en la provincia de Diyala y alrededor de la norteña ciudad de Mosul.
Los atentados ocurrieron el mismo día en que los insurgentes ganaron más terreno a las fuerzas de seguridad en la convulsa provincia Al Anbar.
Los ataques no fueron reivindicados, pero insurgentes ligados a Al-Qaida realizan con frecuencia ataques coordinados contra civiles, las fuerzas del orden y milicias sunitas Sahwa, reclutadas para luchar contra la red extremista.
A sólo tres meses de las elecciones generales previstas en abril, se trata de un nuevo doble revés para las autoridades iraquíes que tratan de atajar un recrudecimiento de la violencia desde hace un año.
Diplomáticos como el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, han urgido al gobierno iraquí a buscar una reconciliación política para resolver el problema de la violencia y los enfrentamientos en Al Anbar.
Pero el primer ministro Nuri al Maliki ha descartado cualquier diálogo con los insurgentes mientras sus fuerzas llevaban a cabo operaciones masivas de seguridad.
En la capital, uno de los coche bomba estalló en un mercado abarrotado de Chaab (norte) y otro delante de un restaurante muy concurrido de la calle Saná, donde podían verse rastros de sangre e importantes daños materiales, según las mismas fuentes.
Al nordeste de la capital, en Bohroz, al menos 16 personas murieron y otras 20 resultaron heridas cuando un kamikaze detonó su cinturón de explosivos en el funeral de un miliciano anti Al Qaida de las milicias Sahwa, según un oficial de la policía de esta ciudad cercana a Baquba y fuentes médicas.
Otras 13 personas, entre ellas 9 soldados, murieron en ataques dentro y en torno a la ciudad de Mosul (norte). Siete empleados de un fábrica de ladrillos fueron asesinados por insurgentes en Moqdadiyan, también al norte de la capital.
Mientras tanto, al oeste de la capital, las fuerzas gubernamentales continuaron perdiendo terreno en la provincia de Al Anbar frente a los yihadistas sunitas del Estado Islámico en Irak y Levante (EIIL, vinculado a Al Qaida).
Estos rebeldes tomaron el control en las últimas semanas de varios sectores de Ramadi, capital de la provincia situada a 100 km de Bagdad, y controlan, junto con otros combatientes tribales antigubernamentales, la ciudad de Faluya, distante de 40 kilómetros.
Es la primera vez desde la insurrección posterior a la invasión estadounidense de 2003, que militantes de Al Qaida -hoy una fuerza importante en el conflicto en la vecina Siria- toman tan abiertamente el control de zonas urbanas en Irak.
Los insurgentes ganan terreno
Los insurgentes ganaban terreno el miércoles después de que la policía abandonara sus puestos en dos zonas clave de la provincia dejando atrás sus armas, según autoridades y testigos.
"Nos hemos rendido y hemos abandonado nuestras armas al EIIL", afirmó a la AFP un policía de la localidad de Saqlawiyah que pidió anonimato.
"Tienen armas pesadas, más potentes de lo que tenemos nosotros. Nuestra comisaría no estaba muy bien protegida y nos rodearon. Incluso cuando pedimos ayuda, nadie acudió. Ahora algunos de los nuestros regresaron a casa, otros fueron a otras comisarías".
Los insurgentes se apoderaron de la comisaría de Saqlawiyah, en la periferia oeste de Faluya, y tomaron el control de todo el sector después de haber llamado por la megafonía de la mezquita a los policías que abandonaran su puesto y sus armas.
En Ramadi tomaron también el barrio de Malaab después de haberse apoderado de su comisaría. Las fuerzas gubernamentales habían logrado hace unos días recuperar el control de este importante sector de la ciudad.
Los combates continuaban con intermitencia desde el martes por la noche en la periferia de Faluya y en Ramadi, y 15 civiles resultaron heridos, según dos médicos.
La violencia en Irak, que disminuyó desde el conflicto civil de 2006-2007 con la creación de milicias sunitas Sahwa por parte del ejército estadounidense para luchar contra Al Qaida, se disparó en 2013 en Irak y volvió a los niveles de 2008.
En lo que va de enero, con casi 500 muertos, la violencia se cobró ya más vidas que en todo el primer mes de 2013, según un recuento de la AFP.