Las revueltas árabes, una prueba para el espionaje estadounidense


WASHINGTON, Dan de Luce, (AFP) - Las protestas sin precedentes que sacuden al mundo árabe cuestionan los sólidos lazos que los servicios de inteligencia estadounidenses entablaron con los regimenes autoritarios de la región para luchar contra los militantes islamistas.



La sede de la CIA.
La sede de la CIA.
Con el fin de los regimenes de Ben Alí en Túnez, de Hosni Mubarak en Egipto, y ahora con las protestas en las calles contra el presidente Ali Abdallá Saleh en Yemen, al espionaje estadounidense le cuesta adaptarse a las nuevas realidades del mundo árabe, según explicaron a AFP responsables norteamericanos, ex agentes de inteligencia y analistas.
"Es evidente que la primera consecuencia es que un gran número de relaciones que construimos con el tiempo para combatir a Al Qaida y a terroristas de la misma índole se han acabado", opina Bruce Riedel, un ex agente de la CIA.
Es el caso de Omar Suleimán, efímero vicepresidente egipcio antes de la caída de Hosni Mubarak, que fue también jefe de los servicios secretos egipcios. Según Riedel, es poco probable que su sucesor se muestre tan dispuesto a colaborar como su antecesor.
Pero es sobre todo Yemen lo que inquieta a los analistas. El régimen se tambalea y Al Qaida no duda en echar leña al fuego de las protestas.
"En Yemen los servicios de inteligencia ya no se ocupan mucho de Al Qaida. En este momento, se cuestionan más su supervivencia y la identidad de su nuevo jefe", explica Riedel.
Y según él, pase lo que pase con el régimen, una vez el orden sea restablecido, Al Qaida saldrá reforzada.
"Su santuario será seguramente más grande, más seguro, una vez que todo esto haya terminado (...) Estados Unidos y Europa estarán entonces bajo una amenaza reforzada", alertó Riedel.
Un responsable estadounidense admitió, bajo anonimato, que Al Qaida aprovecha la situación que atraviesa Yemen, pero aseguró que la cooperación con los servicios secretos locales "no ha cesado" desde que estalló la revuelta contra Saleh.
"Los servicios antiterroristas tienen también los medios para actuar solos. Nadie debería creer que Estados Unidos y sus aliados dependen totalmente de su colaboración con otros servicios para combatir a Al Qaida y sus cómplices", precisó.
Prueba de ello son los ataques de la CIA con aviones teledirigidos en Yemen y en Pakistán.
La ola de protestas no es por ahora una amenaza seria para la estabilidad en Arabia Saudí, un aliado clave de Estados Unidos en la región. Pero las relaciones entre Ryad y Washington se tensaron recientemente, cuando la administración Obama retiró el apoyo al egipcio Hosni Mubarak, que finalmente abandonó el poder ante la presión de la gente.
Los hechos sin precedentes en Oriente Medio marcarán el inicio de una nueva era para la potencia estadounidense y van a limitar la influencia que tenían los servicios de inteligencia, opinó Michael Desch, profesor de ciencias políticas en la universidad de Notre Dame.
"Será necesario que identifiquemos los límites de nuestra influencia", añadió.
Lunes, 11 de Abril 2011
AFP (Agencia France-Presse)
           


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