
La bomba estaba disimulada en la berma de la ruta, enterrada, y activada al paso del jeep de los soldados de la ONU en la periferia de esta ciudad costera, indicó un responsable de los servicios de seguridad que pidió mantener el anonimato.
Según un portavoz de la Fuerza de la ONU desplegada en el sur del Líbano (FINUL), Andrea Tenenti, los cascos azules fueron llevados al hospital local, y se inició una investigación.
Un corresponsal de la AFP vio a tres de los militares, una mujer y dos hombres, con la cabeza vendada cerca de su vehículo bastante dañado. Uno de ellos tenía la cara ensangrentada y se desconocía el estado de salud del civil.
La violenta explosión abrió un cráter de un metro de profundidad.
El jefe de la diplomacia francesa, Alain Juppé, afirmó que Francia está "determinada a continuar su compromiso en el seno de la FINUL" (...) y que "no se dejará intimidar por actos tan innobles".
"Francia demanda que se aclare totalmente este atentado", prosiguió Juppe, agregando que "todo debe ser hecho para prevenir tales atentados", pues "la FINUL aporta una contribución esencial a la paz y a la seguridad de Líbano en un entorno regional inestable".
La FINUL, creada en 1978 para vigilar la frontera entre Líbano e Israel, cuenta con 12.000 hombres. Francia es uno de los más importantes contribuyentes, con 1.300 soldados.
El primer ministro libanés Najib Mikati también condenó el ataque, estimando que estaba dirigido contra "la estabilidad y la seguridad de Líbano".
En los últimos meses, otras patrullas de la FINUL fueron atacadas con bombas colocadas a la orilla de los carreteras.
En mayo, seis cascos azules italianos fueron heridos por una bomba en Sidón (sur). El 26 de julio, seis soldados de contingente francés de la ONU resultaron heridos, uno de ellos grave, por una explosión similar a la del viernes, que golpeó un convoy de la FINUL cerca de Saida. Estos dos atentados no fueron reivindicados.
Este nuevo ataque se produce cuando responsables políticos y diplomáticos destacan el riesgo de que las violencias en la vecina Siria, donde desde hace nueve meses el régimen reprime la revuelta popular de manera sangrienta, se extiendan a Líbano, cuyo gobierno está dominado por el movimiento chiita armado Hezbolá, aliado de Damasco.
Se teme en particular que la FINUL se convierta en objetivo fácil en caso de un aumento de las violencias.
El diputado Marwan Hamadeh, miembro de la oposición libanesa pro-occidental, acusó a Damasco de haber instigado el atentado, con el apoyo del Hezbolá.
"Para mí, el mensaje está claro. Son los sirios (los que están detrás del ataque) y el mensajero es el Hezbolá", declaró a la AFP. "Allá no ocurre nada sin la aprobación del Hezbola´", estimó.
Los sirios "acusan a Francia de ser punta de lanza de lo que consideran un complot exterior" contra su país, y "se sentía que algo podía ocurrir", estimó. Los sirios "han multiplicado las amenazas contra Francia directamente o a través de algunos de sus portavoces en el Líbano", afirmó.
El ataque tuvo lugar en las inmediaciones de un campamento de refugiados palestinos, lo que según él, está destinado a mostrar falsas pistas en cuanto al móvil y a los autores.
Según un portavoz de la Fuerza de la ONU desplegada en el sur del Líbano (FINUL), Andrea Tenenti, los cascos azules fueron llevados al hospital local, y se inició una investigación.
Un corresponsal de la AFP vio a tres de los militares, una mujer y dos hombres, con la cabeza vendada cerca de su vehículo bastante dañado. Uno de ellos tenía la cara ensangrentada y se desconocía el estado de salud del civil.
La violenta explosión abrió un cráter de un metro de profundidad.
El jefe de la diplomacia francesa, Alain Juppé, afirmó que Francia está "determinada a continuar su compromiso en el seno de la FINUL" (...) y que "no se dejará intimidar por actos tan innobles".
"Francia demanda que se aclare totalmente este atentado", prosiguió Juppe, agregando que "todo debe ser hecho para prevenir tales atentados", pues "la FINUL aporta una contribución esencial a la paz y a la seguridad de Líbano en un entorno regional inestable".
La FINUL, creada en 1978 para vigilar la frontera entre Líbano e Israel, cuenta con 12.000 hombres. Francia es uno de los más importantes contribuyentes, con 1.300 soldados.
El primer ministro libanés Najib Mikati también condenó el ataque, estimando que estaba dirigido contra "la estabilidad y la seguridad de Líbano".
En los últimos meses, otras patrullas de la FINUL fueron atacadas con bombas colocadas a la orilla de los carreteras.
En mayo, seis cascos azules italianos fueron heridos por una bomba en Sidón (sur). El 26 de julio, seis soldados de contingente francés de la ONU resultaron heridos, uno de ellos grave, por una explosión similar a la del viernes, que golpeó un convoy de la FINUL cerca de Saida. Estos dos atentados no fueron reivindicados.
Este nuevo ataque se produce cuando responsables políticos y diplomáticos destacan el riesgo de que las violencias en la vecina Siria, donde desde hace nueve meses el régimen reprime la revuelta popular de manera sangrienta, se extiendan a Líbano, cuyo gobierno está dominado por el movimiento chiita armado Hezbolá, aliado de Damasco.
Se teme en particular que la FINUL se convierta en objetivo fácil en caso de un aumento de las violencias.
El diputado Marwan Hamadeh, miembro de la oposición libanesa pro-occidental, acusó a Damasco de haber instigado el atentado, con el apoyo del Hezbolá.
"Para mí, el mensaje está claro. Son los sirios (los que están detrás del ataque) y el mensajero es el Hezbolá", declaró a la AFP. "Allá no ocurre nada sin la aprobación del Hezbola´", estimó.
Los sirios "acusan a Francia de ser punta de lanza de lo que consideran un complot exterior" contra su país, y "se sentía que algo podía ocurrir", estimó. Los sirios "han multiplicado las amenazas contra Francia directamente o a través de algunos de sus portavoces en el Líbano", afirmó.
El ataque tuvo lugar en las inmediaciones de un campamento de refugiados palestinos, lo que según él, está destinado a mostrar falsas pistas en cuanto al móvil y a los autores.