Libios partidarios de Gadafi, en Tripoli, Libia.
Misrata, teatro de una verdadera guerrilla urbana entre insurgentes y tropas del régimen de Gadafi, a 200 km de Trípoli, registró el sábado "el balance más grave en 65 días de combates", con 28 muertos y un centenar de heridos, según el médico Jalid Abu Falra.
El viceministro libio de Relaciones Exteriores, Jaled Kaaim, indicó la noche del sábado que las fuerzas armadas del régimen habían suspendido sus operaciones en Misrata para permitir que las tribus buscasen una solución pacífica al problema.
Pero en las primeras horas del domingo, los cohetes Grad estallaban en ráfagas en la ciudad y se oían disparos casi ininterrumpidos de armas automáticas, según periodistas de la AFP en el lugar.
Un periodista francés cuya identidad no fue comunicada resultó herido de gravedad la noche del sábado en Misrata, aunque estaba fuera de peligro después de ser operado, según fuentes médicas.
Los rebeldes confirmaron la presencia de combatientes tribales en las filas de las tropas de Gadafi. "Unas veces combatimos contra hombres uniformados del ejército y a veces contra hombres de civil. Ahora hay combatientes tribales procedentes del sur", explicó Omar Rajab, combatiente rebelde de 29 años.
Los rebeldes anunciaron que habían logrado hacer retroceder a las tropas de Gadafi. Un tramo importante de la calle Trípoli, línea del frente, pasó bajo control rebelde y los insurgentes tomaron el edificio Tameen, donde fracontiradores emboscados hacen estragos desde hace varios días.
"Los hombres de Gadafi retroceden. Los rebeldes tratan de cercarlos en el antiguo hospital público. Es el último reducto que defienden, pero aún resisten", dijo el doctor Hakim Zaggut, que regresaba del frente.
Por primera vez desde la intervención militar internacional el 19 de marzo, un avión sin piloto estadounidense atacó.
Las fuerzas armadas de Estados Unidos anunciaron que dos aviones sin piloto volaban actualmente sobre Libia de manera permanente.
Uno de ellos destruyó el sábado un lanzacohetes múltiple cerca de Misrata.
Pese a la ayuda humanitaria suministrada por mar, sobre todo gracias a los transbordadores de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que van hasta Bengasi, más al Este, para evacuar a personas de todas las nacionalidades, la situación se ha degradado en Misrata, donde no hay agua potable.
"Carecemos de todo: de equipos, de personal, de medicamentos. Operamos sin cesar en todos nuestros bloques", declaró el doctor Abu Falra, mientras las ambulancias llegaban cada cinco o diez minutos.
Paralelamente, la OTAN lanzó nuevos ataques nocturnos sobre Trípoli. Varias explosiones fueron escuchadas.
Una de esas explosiones hizo temblar el edificio del hotel donde están acantonados los periodistas extranjeros, cerca del centro de la capital.
La OTAN anunció que sus aviones habían efectuado más de 3.000 salidas desde que asumió las riendas de las operaciones a fines de marzo.
Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), más de 570.000 personas han huido de Libia desde el comienzo de la revuelta contra el régimen el 15 de febrero.
El viceministro libio de Relaciones Exteriores, Jaled Kaaim, indicó la noche del sábado que las fuerzas armadas del régimen habían suspendido sus operaciones en Misrata para permitir que las tribus buscasen una solución pacífica al problema.
Pero en las primeras horas del domingo, los cohetes Grad estallaban en ráfagas en la ciudad y se oían disparos casi ininterrumpidos de armas automáticas, según periodistas de la AFP en el lugar.
Un periodista francés cuya identidad no fue comunicada resultó herido de gravedad la noche del sábado en Misrata, aunque estaba fuera de peligro después de ser operado, según fuentes médicas.
Los rebeldes confirmaron la presencia de combatientes tribales en las filas de las tropas de Gadafi. "Unas veces combatimos contra hombres uniformados del ejército y a veces contra hombres de civil. Ahora hay combatientes tribales procedentes del sur", explicó Omar Rajab, combatiente rebelde de 29 años.
Los rebeldes anunciaron que habían logrado hacer retroceder a las tropas de Gadafi. Un tramo importante de la calle Trípoli, línea del frente, pasó bajo control rebelde y los insurgentes tomaron el edificio Tameen, donde fracontiradores emboscados hacen estragos desde hace varios días.
"Los hombres de Gadafi retroceden. Los rebeldes tratan de cercarlos en el antiguo hospital público. Es el último reducto que defienden, pero aún resisten", dijo el doctor Hakim Zaggut, que regresaba del frente.
Por primera vez desde la intervención militar internacional el 19 de marzo, un avión sin piloto estadounidense atacó.
Las fuerzas armadas de Estados Unidos anunciaron que dos aviones sin piloto volaban actualmente sobre Libia de manera permanente.
Uno de ellos destruyó el sábado un lanzacohetes múltiple cerca de Misrata.
Pese a la ayuda humanitaria suministrada por mar, sobre todo gracias a los transbordadores de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que van hasta Bengasi, más al Este, para evacuar a personas de todas las nacionalidades, la situación se ha degradado en Misrata, donde no hay agua potable.
"Carecemos de todo: de equipos, de personal, de medicamentos. Operamos sin cesar en todos nuestros bloques", declaró el doctor Abu Falra, mientras las ambulancias llegaban cada cinco o diez minutos.
Paralelamente, la OTAN lanzó nuevos ataques nocturnos sobre Trípoli. Varias explosiones fueron escuchadas.
Una de esas explosiones hizo temblar el edificio del hotel donde están acantonados los periodistas extranjeros, cerca del centro de la capital.
La OTAN anunció que sus aviones habían efectuado más de 3.000 salidas desde que asumió las riendas de las operaciones a fines de marzo.
Según el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), más de 570.000 personas han huido de Libia desde el comienzo de la revuelta contra el régimen el 15 de febrero.