
Rebeldes libios en Trípoli.
Los rebeles dicen controlar el 95% de Trípoli, pero aseguraron que no cantarán victoria antes de haber encontrado al derrocado líder Muamar Gadafi, en paradero desconocido.
Trípoli vivió el sábado una jornada de calma, después de una noche anterior en la que se escucharon explosiones y ráfagas de armas automáticas, en particular en dos de los barrios del sur de la ciudad, Abu Salim y Salahedin.
En este último barrio se descubrieron los esqueletos carbonizados de unas 50 personas en lo que había sido una prisión improvisada en una base militar abandonada este sábado por las fuerzas leales a Gadafi.
Los rebeldes afirmaron el sábado controlar "totalmente" el aeropuerto internacional de Trípoli y haber liberado el barrio vecino de Qasr ben Ghichir.
En Trípoli, la vida vuelve poco a poco a la normalidad y algunos comercios abrieron sus puertas, aunque la falta de alimentos y productos básicos haya elevado los precios. Por ejemplo, la gasolina cuesta 20 veces más que antes de la insurrección y la leche vale el doble.
Desde Bengasi, el jefe del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafá Abdeljalil, hizo este sábado un llamado de ayuda humanitaria urgente para la capital, donde se necesitan "medicamentos, productos de primeros auxilios y material de cirugía", así como alimentos de primera necesidad.
Además de la reconstrucción, la prioridad de los rebeldes es dar con el paradero de Gadafi. La agencia egipcia MENA informó que un convoy de seis coches blindados, que podría transportar a altos responsables libios, incluso a Gadafi, había pasado el viernes de Libia a Argelia.
Poco después, el ministerio de Relaciones Exteriores argelino desmintió "categóricamente" esta información.
Abdeljalil prometió "juicios justos" a los dirigentes del régimen de Muamar Gadafi y les conminó a entregarse "para protegerles y evitarles una ejecución sumaria".
Los rebeldes tomaron el control el viernes del puesto de Ras Jdir, fronterizo con Túnez y una de las puertas de posible escapatoria para Gadafi y los suyos.
Los combates continuaban alrededor de Zuara, a 90 km al oeste de la capital, impidiendo la apertura de la carretera de la costa que une la frontera con Trípoli.
En el frente oriental, la OTAN indicó el sábado que seguía bombardeando Sirte, un bastión del régimen, pero los gadafistas seguían disparando cohetes contra los rebeldes en la zona.
Según un colaborador de la AFP, los gadafistas seguían resistiendo en Ben Yawad, a 140 kilómetros al este de Sirte, y bombardearon a rebeldes bloqueados en Ras Lanuf, veinte kilómetros más al este.
En este contexto, las Naciones Unidas, la Unión Africana (UA), la Liga Árabe y la Unión Europea instaron a todas las partes en conflicto en Libia a abstenerse de recurrir a represalias.
El viernes, los rebeldes habían afirmado que fuerzas leales a Gadafi mataron a más de 150 prisioneros en Trípoli.
Poco antes, la organización de defensa de los Derechos Humanos, Amnistía Internacional, había afirmado disponer de declaraciones de testigos presenciales de esas ejecuciones y denunció torturas y malos tratos cometidos por rebeldes o gadafistas en Zauiya.
En lo que respecta a Gadafi, la canciller alemana Angela Merkel estimó que debería ser juzgado por la Corte Penal Internacional de La Haya, aunque el CNT ya mostró su predisposición para que sea juzgado en Libia.
En el plano diplomático, la Unión Africana rechazó reconocer la legitimidad del CNT, al considerar que la situación aún es muy inestable. Pero el sábado, Níger (vecino de Libia) y Togo se unieron a la decena de países africanos que ya reconocieron individualmente la autoridad rebelde.
Trípoli vivió el sábado una jornada de calma, después de una noche anterior en la que se escucharon explosiones y ráfagas de armas automáticas, en particular en dos de los barrios del sur de la ciudad, Abu Salim y Salahedin.
En este último barrio se descubrieron los esqueletos carbonizados de unas 50 personas en lo que había sido una prisión improvisada en una base militar abandonada este sábado por las fuerzas leales a Gadafi.
Los rebeldes afirmaron el sábado controlar "totalmente" el aeropuerto internacional de Trípoli y haber liberado el barrio vecino de Qasr ben Ghichir.
En Trípoli, la vida vuelve poco a poco a la normalidad y algunos comercios abrieron sus puertas, aunque la falta de alimentos y productos básicos haya elevado los precios. Por ejemplo, la gasolina cuesta 20 veces más que antes de la insurrección y la leche vale el doble.
Desde Bengasi, el jefe del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafá Abdeljalil, hizo este sábado un llamado de ayuda humanitaria urgente para la capital, donde se necesitan "medicamentos, productos de primeros auxilios y material de cirugía", así como alimentos de primera necesidad.
Además de la reconstrucción, la prioridad de los rebeldes es dar con el paradero de Gadafi. La agencia egipcia MENA informó que un convoy de seis coches blindados, que podría transportar a altos responsables libios, incluso a Gadafi, había pasado el viernes de Libia a Argelia.
Poco después, el ministerio de Relaciones Exteriores argelino desmintió "categóricamente" esta información.
Abdeljalil prometió "juicios justos" a los dirigentes del régimen de Muamar Gadafi y les conminó a entregarse "para protegerles y evitarles una ejecución sumaria".
Los rebeldes tomaron el control el viernes del puesto de Ras Jdir, fronterizo con Túnez y una de las puertas de posible escapatoria para Gadafi y los suyos.
Los combates continuaban alrededor de Zuara, a 90 km al oeste de la capital, impidiendo la apertura de la carretera de la costa que une la frontera con Trípoli.
En el frente oriental, la OTAN indicó el sábado que seguía bombardeando Sirte, un bastión del régimen, pero los gadafistas seguían disparando cohetes contra los rebeldes en la zona.
Según un colaborador de la AFP, los gadafistas seguían resistiendo en Ben Yawad, a 140 kilómetros al este de Sirte, y bombardearon a rebeldes bloqueados en Ras Lanuf, veinte kilómetros más al este.
En este contexto, las Naciones Unidas, la Unión Africana (UA), la Liga Árabe y la Unión Europea instaron a todas las partes en conflicto en Libia a abstenerse de recurrir a represalias.
El viernes, los rebeldes habían afirmado que fuerzas leales a Gadafi mataron a más de 150 prisioneros en Trípoli.
Poco antes, la organización de defensa de los Derechos Humanos, Amnistía Internacional, había afirmado disponer de declaraciones de testigos presenciales de esas ejecuciones y denunció torturas y malos tratos cometidos por rebeldes o gadafistas en Zauiya.
En lo que respecta a Gadafi, la canciller alemana Angela Merkel estimó que debería ser juzgado por la Corte Penal Internacional de La Haya, aunque el CNT ya mostró su predisposición para que sea juzgado en Libia.
En el plano diplomático, la Unión Africana rechazó reconocer la legitimidad del CNT, al considerar que la situación aún es muy inestable. Pero el sábado, Níger (vecino de Libia) y Togo se unieron a la decena de países africanos que ya reconocieron individualmente la autoridad rebelde.