Al mismo tiempo, los rebeldes recibieron por primera vez en Bengasi, su "capital" en el este del país, la visita de un enviado de Moscú llegado para "facilitar el diálogo entre los dos campos", mientras que Pekín se implicó a su vez para encontrar una salida al conflicto.
"A pesar de los bombardeos jamás nos someteremos", declaró el coronel Gadafi en un mensaje sonoro difundido por la televisión libia el día en que la OTAN llevó a cabo el más violento de sus bombardeos contra Trípoli desde el comienzo de sus operaciones en Libia el 19 de marzo, según un periodista de la AFP.
"Estoy cerca de los bombardeos pero sigo resistiendo", dijo llamando "al pueblo a resistir".
El bombardeo de Trípoli duró toda la mañana y continuó luego por la tarde, justo después de la difusión del mensaje de Gadafi. Unas veinte explosiones resonaron entonces.
Estos bombardeos destruyeron varias construcciones del complejo residencial del dirigente situado en el centro de la capital, que es regularmente blanco de los aviones de la OTAN y en donde sólo quedan ruinas, constató la AFP.
"Continuamos presionando al régimen limitando la capacidad de Gadafi para dar órdenes a través de los centros de mando", explicó un portavoz de la OTAN, Mike Bracken, asegurando que los miles de ataques de la Alianza "debilitaron considerablemente" al régimen.
En Washington, Obama se mostró aún más claro: "Gadafi debe dejar el poder y rendir cuentas a los libios, y la presión se intensificará hasta que lo haga". El presidente estadounidense aseguró también que ve una "tendencia inexorable" hacia una partida de Gadafi.
Un nuevo ministro libio, el de Trabajo, Al Amin Manfur, desertó este martes cuando estaba en desplazamiento en Ginebra y anunció su respaldo a los rebeldes.
En este contexto, el enviado especial de la ONU, Abdel al Jatib, llegó este martes a Trípoli para una visita que no fue anunciada previamente. Al Jatib ya había viajado a mediados de mayo a Trípoli en donde insistió ante el régimen que se instaure un alto el fuego y que se autorice el acceso de ayuda humanitaria a las ciudades más expuestas a los combates.
En Bengasi, el enviado del Kremlin, Mijail Marguelov, recordó la nueva posición de Moscú, durante mucho tiempo cercano a Trípoli: "Creemos que Gadafi perdió su legitimidad cuando disparó la primera bala que mató a un inocente".
Afirmó asimismo la voluntad de Moscú de desempeñar un papel de intermediario para facilitar el diálogo entre el régimen del coronel Gadafi y los rebeldes.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, precisó sin embargo que su país no busca "asumir el rol principal" de la mediación en el conflicto en Libia, estimando que ese papel recae en la Unión Africana (UA).
Desde hace semanas la UA media en la crisis. Gadafi recibe de manera positiva sus esfuerzos que son sistemáticamente rechazados por los rebeldes, que se niegan a iniciar conversaciones hasta que parta el dirigente.
China, que tiene importantes intereses económicos en Libia, también entró en la escena diplomática libia. El jefe de la diplomacia libia, Abdelati al Obeidi, viajó el martes a China para evocar una solución política cuando diplomáticos chinos llegaron a Bengasi para reunirse con miembros del Consejo Nacional de Transición (CNT), órgano político de los rebeldes.
Para Francia, que hasta ahora hablaba del CNT como "su interlocutor político legítimo" en Libia, los rebeldes son la única "autoridad gubernamental" en ese país, una forma jurídica que podría facilitarles el acceso a los haberes libios en el exterior.
En el plano humanitario, un barco libio proveniente de Bengasi llegó el lunes al puerto tunecino de Sfax (sur) con 24 heridos y un equipo de médicos a bordo.
Unos 6.850 refugiados que escaparon a la violencia en Libia atravesaron la frontera tunecina entre el lunes y el martes de mañana, entre ellos más de 6.000 libios, según el ministerio tunecino de Defensa.
Desde que comenzó la insurrección el 15 de febrero, entre "10.000 y 15.000" personas murieron y 890.000 huyeron, según la ONU.
En tanto, en el plano jurídico, la hija de Gadafi, Aisha, demandó este martes a la OTAN ante la justicia belga por "crímenes de guerra", luego de un ataque el 30 de abril en el que murió el más joven de los hijos de Muamar Gadafi y tres de los nietos del mandatario.
"A pesar de los bombardeos jamás nos someteremos", declaró el coronel Gadafi en un mensaje sonoro difundido por la televisión libia el día en que la OTAN llevó a cabo el más violento de sus bombardeos contra Trípoli desde el comienzo de sus operaciones en Libia el 19 de marzo, según un periodista de la AFP.
"Estoy cerca de los bombardeos pero sigo resistiendo", dijo llamando "al pueblo a resistir".
El bombardeo de Trípoli duró toda la mañana y continuó luego por la tarde, justo después de la difusión del mensaje de Gadafi. Unas veinte explosiones resonaron entonces.
Estos bombardeos destruyeron varias construcciones del complejo residencial del dirigente situado en el centro de la capital, que es regularmente blanco de los aviones de la OTAN y en donde sólo quedan ruinas, constató la AFP.
"Continuamos presionando al régimen limitando la capacidad de Gadafi para dar órdenes a través de los centros de mando", explicó un portavoz de la OTAN, Mike Bracken, asegurando que los miles de ataques de la Alianza "debilitaron considerablemente" al régimen.
En Washington, Obama se mostró aún más claro: "Gadafi debe dejar el poder y rendir cuentas a los libios, y la presión se intensificará hasta que lo haga". El presidente estadounidense aseguró también que ve una "tendencia inexorable" hacia una partida de Gadafi.
Un nuevo ministro libio, el de Trabajo, Al Amin Manfur, desertó este martes cuando estaba en desplazamiento en Ginebra y anunció su respaldo a los rebeldes.
En este contexto, el enviado especial de la ONU, Abdel al Jatib, llegó este martes a Trípoli para una visita que no fue anunciada previamente. Al Jatib ya había viajado a mediados de mayo a Trípoli en donde insistió ante el régimen que se instaure un alto el fuego y que se autorice el acceso de ayuda humanitaria a las ciudades más expuestas a los combates.
En Bengasi, el enviado del Kremlin, Mijail Marguelov, recordó la nueva posición de Moscú, durante mucho tiempo cercano a Trípoli: "Creemos que Gadafi perdió su legitimidad cuando disparó la primera bala que mató a un inocente".
Afirmó asimismo la voluntad de Moscú de desempeñar un papel de intermediario para facilitar el diálogo entre el régimen del coronel Gadafi y los rebeldes.
El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov, precisó sin embargo que su país no busca "asumir el rol principal" de la mediación en el conflicto en Libia, estimando que ese papel recae en la Unión Africana (UA).
Desde hace semanas la UA media en la crisis. Gadafi recibe de manera positiva sus esfuerzos que son sistemáticamente rechazados por los rebeldes, que se niegan a iniciar conversaciones hasta que parta el dirigente.
China, que tiene importantes intereses económicos en Libia, también entró en la escena diplomática libia. El jefe de la diplomacia libia, Abdelati al Obeidi, viajó el martes a China para evocar una solución política cuando diplomáticos chinos llegaron a Bengasi para reunirse con miembros del Consejo Nacional de Transición (CNT), órgano político de los rebeldes.
Para Francia, que hasta ahora hablaba del CNT como "su interlocutor político legítimo" en Libia, los rebeldes son la única "autoridad gubernamental" en ese país, una forma jurídica que podría facilitarles el acceso a los haberes libios en el exterior.
En el plano humanitario, un barco libio proveniente de Bengasi llegó el lunes al puerto tunecino de Sfax (sur) con 24 heridos y un equipo de médicos a bordo.
Unos 6.850 refugiados que escaparon a la violencia en Libia atravesaron la frontera tunecina entre el lunes y el martes de mañana, entre ellos más de 6.000 libios, según el ministerio tunecino de Defensa.
Desde que comenzó la insurrección el 15 de febrero, entre "10.000 y 15.000" personas murieron y 890.000 huyeron, según la ONU.
En tanto, en el plano jurídico, la hija de Gadafi, Aisha, demandó este martes a la OTAN ante la justicia belga por "crímenes de guerra", luego de un ataque el 30 de abril en el que murió el más joven de los hijos de Muamar Gadafi y tres de los nietos del mandatario.