Camila Vallejo.
Con 23 años, egresada de Geografía y presidenta de la poderosa Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH) -la principal universidad del país- Vallejo lidera un movimiento que ha remecido a la sociedad chilena y puesto en jaque al gobierno del derechista Sebastián Piñera, con sus demandas por una educación pública gratuita y de calidad.
Pregunta: ¿Después de cuatro meses de protestas y el diálogo roto con el Gobierno, qué sigue para el movimiento estudiantil?
Respuesta: "Tenemos que repensar nuestra estrategia de movilización, porque nos hemos topados con una intransigencia muy fuerte por parte del Gobierno.
Planteamos que además del movimiento estudiantil tiene que generarse un movimiento ciudadano, con orgánica y multisectorial.
Tenemos que apostar ante la negativa respuesta del gobierno, a cobrar esas respuestas en futuras instancias de decisiones políticas, por ejemplo en las elecciones. Por eso este movimiento no tiene un cierre definitivo. Puede cambiar en sus formas de movilizaciones, en sus estrategias, pero este movimiento llegó para quedarse y las demandas llegaron para quedarse.
Hay articulaciones, estamos teniendo reuniones con distintas organizaciones que apoyan particularmente las demandas en educación, pero que acarrean además muchas consecuencias o enfermedades del modelo.
La mayor crisis que se vive en Chile, es la del ciudadano que no siente que es ciudadano, que no toma decisiones, que no es partícipe, que no tiene los espacios para poder opinar o decidir sobre algo, y esa falta de distribución del poder de la política es lo que está molestando".
P: ¿Con una movilización sin precedentes en 20 años, qué es lo que realmente se ha ganado hasta ahora?
R: "En términos de las demandas particulares, muy poco. Pero sí ha habido muchos éxitos y conquistas en cuanto a la maduración de la sociedad chilena: los chilenos en general levantaron nuevamente la cabeza, ya no caminan con la cabeza agachada como ocurría en las últimas décadas, enceguecidos por el conformismo, individualismo, el consumismo. Ahora aquí la gente realmente despertó y despertó para mirar hacia el frente y apoderarse en la construcción de su futuro y no relegarlo ni al gobierno de turno ni al mercado.
Esperamos lograr los objetivos que hemos planteado, pero eso difícilmente se va a lograr este año. Si me preguntan a mi personalmente que si yo creo que sólo los estudiantes, con un gobierno de derecha y en un año vamos a lograr recuperar la educación pública para Chile y terminar con el lucro, yo creo que no".
P: ¿Por qué el movimiento estudiantil explotó con tanta fuerza este año y generó tanto apoyo público?
R: "Se han venido dando movilizaciones desde varios años antes pero no adquirieron el nivel tan masivo, transversal y tan político que están teniendo ahora.
Hay una acumulación de frustración muy grande en la sociedad en su conjunto. Hay muchas crisis que no han sido resueltas, que responden a una crisis estructural del sistema y promesas incumplidas en este gobierno. Eso acumuló frustración y este año se hizo síntesis. Esto es una crisis mayor, porque este modelo ya es insostenible".
P: En varios países de América Latina (Brasil, Uruguay, Argentina) se ha generado mucha solidaridad con este movimiento y se ha estado muy atento con lo que pasa en Chile. ¿Por qué cree ocurrió esto?
R:"Los movimientos tienen vida propia y son pertinentes a su propia realidad. La particularidad de Chile, es que tiene el modelo más neoliberal del mundo.
Chile hoy día puede significar un ejemplo y ojalá así sea, porque habían muchos países que al enterarse de lo que sucedía en Chile se sorprendía, porque creían que Chile era el jaguar de Latinoamérica o que tenía un modelo ejemplar y en educación incluso ya estaban tratando de sacar algunos ejemplos. Para nosotros, es muy importante que en otros países se den cuenta de lo que está pasando en Chile y no tomen como ejemplo el modelo chileno. Llevamos 30 años con eso y no dio buenos resultados: profundizó la desigualdad, no garantizó calidad, la integración, el desarrollo, la formación de sujetos conscientes y responsables y ojalá sea un ejemplo para otros países".
Pregunta: ¿Después de cuatro meses de protestas y el diálogo roto con el Gobierno, qué sigue para el movimiento estudiantil?
Respuesta: "Tenemos que repensar nuestra estrategia de movilización, porque nos hemos topados con una intransigencia muy fuerte por parte del Gobierno.
Planteamos que además del movimiento estudiantil tiene que generarse un movimiento ciudadano, con orgánica y multisectorial.
Tenemos que apostar ante la negativa respuesta del gobierno, a cobrar esas respuestas en futuras instancias de decisiones políticas, por ejemplo en las elecciones. Por eso este movimiento no tiene un cierre definitivo. Puede cambiar en sus formas de movilizaciones, en sus estrategias, pero este movimiento llegó para quedarse y las demandas llegaron para quedarse.
Hay articulaciones, estamos teniendo reuniones con distintas organizaciones que apoyan particularmente las demandas en educación, pero que acarrean además muchas consecuencias o enfermedades del modelo.
La mayor crisis que se vive en Chile, es la del ciudadano que no siente que es ciudadano, que no toma decisiones, que no es partícipe, que no tiene los espacios para poder opinar o decidir sobre algo, y esa falta de distribución del poder de la política es lo que está molestando".
P: ¿Con una movilización sin precedentes en 20 años, qué es lo que realmente se ha ganado hasta ahora?
R: "En términos de las demandas particulares, muy poco. Pero sí ha habido muchos éxitos y conquistas en cuanto a la maduración de la sociedad chilena: los chilenos en general levantaron nuevamente la cabeza, ya no caminan con la cabeza agachada como ocurría en las últimas décadas, enceguecidos por el conformismo, individualismo, el consumismo. Ahora aquí la gente realmente despertó y despertó para mirar hacia el frente y apoderarse en la construcción de su futuro y no relegarlo ni al gobierno de turno ni al mercado.
Esperamos lograr los objetivos que hemos planteado, pero eso difícilmente se va a lograr este año. Si me preguntan a mi personalmente que si yo creo que sólo los estudiantes, con un gobierno de derecha y en un año vamos a lograr recuperar la educación pública para Chile y terminar con el lucro, yo creo que no".
P: ¿Por qué el movimiento estudiantil explotó con tanta fuerza este año y generó tanto apoyo público?
R: "Se han venido dando movilizaciones desde varios años antes pero no adquirieron el nivel tan masivo, transversal y tan político que están teniendo ahora.
Hay una acumulación de frustración muy grande en la sociedad en su conjunto. Hay muchas crisis que no han sido resueltas, que responden a una crisis estructural del sistema y promesas incumplidas en este gobierno. Eso acumuló frustración y este año se hizo síntesis. Esto es una crisis mayor, porque este modelo ya es insostenible".
P: En varios países de América Latina (Brasil, Uruguay, Argentina) se ha generado mucha solidaridad con este movimiento y se ha estado muy atento con lo que pasa en Chile. ¿Por qué cree ocurrió esto?
R:"Los movimientos tienen vida propia y son pertinentes a su propia realidad. La particularidad de Chile, es que tiene el modelo más neoliberal del mundo.
Chile hoy día puede significar un ejemplo y ojalá así sea, porque habían muchos países que al enterarse de lo que sucedía en Chile se sorprendía, porque creían que Chile era el jaguar de Latinoamérica o que tenía un modelo ejemplar y en educación incluso ya estaban tratando de sacar algunos ejemplos. Para nosotros, es muy importante que en otros países se den cuenta de lo que está pasando en Chile y no tomen como ejemplo el modelo chileno. Llevamos 30 años con eso y no dio buenos resultados: profundizó la desigualdad, no garantizó calidad, la integración, el desarrollo, la formación de sujetos conscientes y responsables y ojalá sea un ejemplo para otros países".