El presidente moderado Hasán Rohaní, que aspira a un segundo mandato de cuatro años, alzó el tono esta semana afirmando que la opción que se presenta a los electores es entre mayor libertad o represión. Pero el debate estuvo centrado en temas económicos.
Rohaní acusó a sus adversarios conservadores de querer devolver al poder al "antiguo gobierno" del ultraconservador Mahmud Ahmadinejad (2005-2013).
"Igual que el otro gobierno, quieren distribuir dinero" para comprar votos, afirmó Rohaní.
Los dos principales candidatos conservadores, Mohamad Bagher Ghalibaf, el actual alcalde de Teherán, y el religioso Ebrahim Raisi, acusaron por su parte al gobierno de haber abandonado a los pobres. "Son el gobierno del 4%" más rico de la sociedad, repitió Ghalibaf.
"El país se enfrenta una grave crisis económica, con desempleo, recesión e inflación. (...) La prioridad es la creación de empleos", afirmó.
Por su parte Raisi aseguró que la pobreza ha aumentado y que afecta a un tercio de la población.
"Hay que aumentar la ayuda directa a los pobres (...) Hay que relanzar la industria de la construcción y de la agricultura para sostener la producción nacional", dijo Raisi.
También acusó al gobierno de Rohaní de haber esperado al comienzo de la campaña electoral para triplicar la ayuda directa a 14 millones de personas.
Ghalibaf, acusado de haber distribuido viviendas a precio preferencial a sus aliados, acusó por su parte a Es Hagh Jahanguiri, el primer vicepresidente y candidato reformista, de haber obtenido terrenos a precios irrisorios cuando era ministro.
Seis candidatos se presentan a las presidenciales iraníes: tres reformistas moderados (Rohaní, su primer vicepresidente, Es Hagh Jahanguiri, y Mustafa Hashemitaba) y tres conservadores (el alcalde de Teherán, Mohamad Bagher Ghalibaf, el religioso Ebrahim Raisi y Mustafa Mirsalim).