Según un informe publicado el miércoles por los gabinetes Carbon Tracker y Grantham Institute, ambos con sede en Londres, la caída de los precios de los coches eléctricos y de las energías renovables podrían frenar la demanda de petróleo a partir de 2020.
A partir de 2025, si el sector de los coches eléctricos sigue su ritmo de expansión actual, la demanda de petróleo podría caer en dos millones de barriles diarios, según el informe, una cifra similar a la que en 2014 hundió el mercado petrolero.
Y para 2035 esa caída podría multiplicarse por cinco, en un mundo donde los coches eléctricos representarán más del 30% del mercado, augura el informe.
El sector de la energía y el transporte por carretera representa la mitad del consumo de energías fósiles, por lo que el aumento de la energía solar y de los vehículos eléctricos tendrá un gran impacto en la demanda.
"Muy pocas compañías o instituciones de la industria energética están considerando el cambio que supondrá la explosión de esta tecnología y su crecimiento exponencial", afirma a la AFP Luke Sussams, un analista de Carbon Tracker.
Es el caso de BP, uno de los gigantes mundiales del petróleo y el gas, que la semana pasada predijo en su informe anual que la demanda de crudo para combustible para coches seguirá creciendo más allá de 2035.
Ese año, según los cálculos de la multinacional, los coches eléctricos sólo representarán un 6% del parque global, mucho menos que los datos de Carbon Tracker y Grantham Institute.
Un optimismo compartido por muchas compañías petroleras pero que contradice la tendencia que marca el informe y otros analistas exteriores a la industria.
No hay acuerdo sin embargo sobre el ritmo de crecimiento del sector del automóvil eléctrico.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE), creada en 1973 tras el choque petrolero, augura que será modesto, con un 8% del parque mundial —unos 150 millones de vehículos— en 2040 y que provocará una caída de la demanda de solo 1,3 millones de barriles al día.
Pero la AIE no siempre ha acertado en sus previsiones. "La AIE y las compañías petroleras todavía no están al día en energías renovables", asegura Sussams, que cree que son demasiado conservadores en sus cálculos.
Al contrario, un estudio de de Bloomberg New Energy Finance augura una cuota de mercado importante, del 22%, para los coches eléctricos en 2035.
"Calculamos que a partir de 2020 los vehículos eléctricos serán más baratos que los de combustión fósil" explica Sussams para justificar las previsiones de su estudio.
El modelo de cálculo de Carbon Tracker también parte de la hipótesis de un crecimiento rápido del sector y de la ausencia de obstáculos para su desarrollo, como la escasez de estaciones de recarga.
En 2016 China, el mayor mercado del mundo para los coches eléctricos, vendió mas de medio millón de vehículos.
El informe de 60 páginas publicado el miércoles, titulado "El poder disruptivo de la tecnología de bajo carbono", recuerda que la industria minera en Estados Unidos se hundió por una caída del 10% en la cuota de mercado de esta energía.
En Europa cinco grandes compañías energéticas perdieron cerca de 105.000 millones de dólares entre 2008 y 2013 "porque no estaban preparadas para el crecimiento de un 8% de las energías renovables", advierte Sussams.
A partir de 2025, si el sector de los coches eléctricos sigue su ritmo de expansión actual, la demanda de petróleo podría caer en dos millones de barriles diarios, según el informe, una cifra similar a la que en 2014 hundió el mercado petrolero.
Y para 2035 esa caída podría multiplicarse por cinco, en un mundo donde los coches eléctricos representarán más del 30% del mercado, augura el informe.
El sector de la energía y el transporte por carretera representa la mitad del consumo de energías fósiles, por lo que el aumento de la energía solar y de los vehículos eléctricos tendrá un gran impacto en la demanda.
"Muy pocas compañías o instituciones de la industria energética están considerando el cambio que supondrá la explosión de esta tecnología y su crecimiento exponencial", afirma a la AFP Luke Sussams, un analista de Carbon Tracker.
Es el caso de BP, uno de los gigantes mundiales del petróleo y el gas, que la semana pasada predijo en su informe anual que la demanda de crudo para combustible para coches seguirá creciendo más allá de 2035.
Ese año, según los cálculos de la multinacional, los coches eléctricos sólo representarán un 6% del parque global, mucho menos que los datos de Carbon Tracker y Grantham Institute.
Un optimismo compartido por muchas compañías petroleras pero que contradice la tendencia que marca el informe y otros analistas exteriores a la industria.
No hay acuerdo sin embargo sobre el ritmo de crecimiento del sector del automóvil eléctrico.
La Agencia Internacional de la Energía (AIE), creada en 1973 tras el choque petrolero, augura que será modesto, con un 8% del parque mundial —unos 150 millones de vehículos— en 2040 y que provocará una caída de la demanda de solo 1,3 millones de barriles al día.
Pero la AIE no siempre ha acertado en sus previsiones. "La AIE y las compañías petroleras todavía no están al día en energías renovables", asegura Sussams, que cree que son demasiado conservadores en sus cálculos.
Al contrario, un estudio de de Bloomberg New Energy Finance augura una cuota de mercado importante, del 22%, para los coches eléctricos en 2035.
"Calculamos que a partir de 2020 los vehículos eléctricos serán más baratos que los de combustión fósil" explica Sussams para justificar las previsiones de su estudio.
El modelo de cálculo de Carbon Tracker también parte de la hipótesis de un crecimiento rápido del sector y de la ausencia de obstáculos para su desarrollo, como la escasez de estaciones de recarga.
En 2016 China, el mayor mercado del mundo para los coches eléctricos, vendió mas de medio millón de vehículos.
El informe de 60 páginas publicado el miércoles, titulado "El poder disruptivo de la tecnología de bajo carbono", recuerda que la industria minera en Estados Unidos se hundió por una caída del 10% en la cuota de mercado de esta energía.
En Europa cinco grandes compañías energéticas perdieron cerca de 105.000 millones de dólares entre 2008 y 2013 "porque no estaban preparadas para el crecimiento de un 8% de las energías renovables", advierte Sussams.