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Política
Manifestantes griegos contra la austeridad
La Administración pública y las escuelas permanecieron cerradas y los médicos de los hospitales públicos sólo atendieron casos de urgencia. Asimismo se suspendieron las noticias en las emisoras de radio y en las cadenas de televisón debido a que también secundaron la huelga muchos periodistas. Para informarse sobre los acontecimientos en el mundo había que sintonizar los canales greco-chipriotas o los internacionales.
Hacia el mediodía salieron a las calles en el centro de Atenas unas 8.000 personas, según cálculos de la Policía. En las pancartas que portaban los manifestantes se leía "ninguna reducción salarial, ningún despido, no seremos esclavos en el siglo XXI".
Las manifestaciones transcurrieron prácticamente sin incidentes. Sólo en un caso, la Policía tuvo que utilizar gases lacrimógenos para evitar que un grupo de unas 200 personas alcanzara las oficinas de la asociación de las industrias griegas en el centro de la capital, según informó un reportero de dpa que se encontraba en el lugar de los hechos.
"Protestamos contra la austeridad, los elevados impuestos y el desempleo", decía el comunicado conjunto de las mayores federaciones sindicales del ámbito público y privado, ADEDY y GSEE. Según estimaciones, desde 2010 los griegos han perdido más de un cuarto de sus ingresos como consecuencia de la crisis financiera.
Algunos vuelos fueron cancelados y otros retrasados debido a que los controladores aéreos abandonaron sus puestos de trabajo entre las 10:00 y las 13:00 horas. Las compañías aéreas ya habían informado la víspera a la mayoría de pasajeros sobre los cambios, lo que evitó que ningún turista se quedara tirado.
También se siguió la huelga en el sector marítimo. Los ferris en el mar Egeo y el mar Jónico permanecieron atracados en los puertos, lo que hizo que muchas islas sin aeropuerto quedaran incomunicadas. El sector ferroviario también secundó la huelga durante 24 horas.
El Gobierno de Alexis Tsipras se mostró comprensivo con la indignación de los ciudadanos pero les pidió paciencia. El primer ministro había dicho el día anterior en la televisión que la solución para la crisis financiera todavía tardaría y que la recuperación sería progresiva y no de un día para otro.
El tercer paquete de ayuda para Grecia desde 2010 por un importe de hasta 86.000 millones de euros vence en agosto. Atenas espera haber recuperado para entonces la confianza necesaria de los mercados financieros para no seguir dependiendo del capital extranjero.
Hacia el mediodía salieron a las calles en el centro de Atenas unas 8.000 personas, según cálculos de la Policía. En las pancartas que portaban los manifestantes se leía "ninguna reducción salarial, ningún despido, no seremos esclavos en el siglo XXI".
Las manifestaciones transcurrieron prácticamente sin incidentes. Sólo en un caso, la Policía tuvo que utilizar gases lacrimógenos para evitar que un grupo de unas 200 personas alcanzara las oficinas de la asociación de las industrias griegas en el centro de la capital, según informó un reportero de dpa que se encontraba en el lugar de los hechos.
"Protestamos contra la austeridad, los elevados impuestos y el desempleo", decía el comunicado conjunto de las mayores federaciones sindicales del ámbito público y privado, ADEDY y GSEE. Según estimaciones, desde 2010 los griegos han perdido más de un cuarto de sus ingresos como consecuencia de la crisis financiera.
Algunos vuelos fueron cancelados y otros retrasados debido a que los controladores aéreos abandonaron sus puestos de trabajo entre las 10:00 y las 13:00 horas. Las compañías aéreas ya habían informado la víspera a la mayoría de pasajeros sobre los cambios, lo que evitó que ningún turista se quedara tirado.
También se siguió la huelga en el sector marítimo. Los ferris en el mar Egeo y el mar Jónico permanecieron atracados en los puertos, lo que hizo que muchas islas sin aeropuerto quedaran incomunicadas. El sector ferroviario también secundó la huelga durante 24 horas.
El Gobierno de Alexis Tsipras se mostró comprensivo con la indignación de los ciudadanos pero les pidió paciencia. El primer ministro había dicho el día anterior en la televisión que la solución para la crisis financiera todavía tardaría y que la recuperación sería progresiva y no de un día para otro.
El tercer paquete de ayuda para Grecia desde 2010 por un importe de hasta 86.000 millones de euros vence en agosto. Atenas espera haber recuperado para entonces la confianza necesaria de los mercados financieros para no seguir dependiendo del capital extranjero.
