Los camiones cisterna ardieron el viernes por la noche y todavía estaban en llamas este sábado por la mañana en un lugar de estacionamiento del distrito de Paghman, al oeste de Kabul, sin que por el momento se haya podido establecer un balance.
Según Gul Agha Hashimi, jefe de la policía judicial de Kabul, "no fue un ataque suicida, el incendio se debió a una bomba lapa".
En un comunicado enviado por correo electrónico, los talibanes reivindicaron el ataque por boca de su portavoz Zabihula Mujahid.
"Nuestros valientes combatientes, con la ayuda de una táctica especial, prendieron fuego a cientos de camiones cisterna en el oeste de Kabul, que suministran gasolina y víveres a las fuerzas extranjeras", afirman en la nota.
La Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) no ha confirmado si el combustible estaba destinado a la OTAN.
El ministerio del Interior afgano afirmó que se hará "una investigación minuciosa" sobre el ataque y que, según datos preliminares, unos 200 camiones han sido quemados.
Por otro lado, el viernes se produjo un ataque con cohete contra la base aérea estadounidense de Bagram, que ocasionó "daños de poca importancia en el material militar y el edificio", informó la ISAF.
Este tipo de incidentes preocupan a la comunidad internacional, especialmente en un contexto de crisis política en torno a la designación de un nuevo presidente para suceder a Hamid Karzai, el único que dirigió el país desde la caída del régimen fundamentalista de los talibanes en 2001.
Se teme sobre todo que el desacuerdo entre los dos candidatos, Abdula Abdula y Ashraf Ghani por los resultados de la segunda vuelta de las presidenciales del 14 de junio, favorezca el resurgimiento de la rebelión de los talibanes.