Los trabajadores de Catar aspiran a más seguridad con la reforma laboral


Doha, Catar. - "He oído hablar del cambio de ley pero no sé qué cambiará", dice Girijesh, un electricista indio que trabaja en Catar, refiriéndose a lo que en realidad supone una revolución en la polémica legislación laboral del país del Golfo Pérsico.



El martes Catar tiene previsto anunciar el fin de su sistema de "kafala", denunciado como una forma moderna de esclavitud, y reemplazarlo por un sistema de contratos entre patrones y empleados.
Desde que Catar fue elegido para organizar el mundial de fútbol de 2022, su legislación laboral ha sido criticada en todo el mundo, en particular este sistema que deja a los trabajadores a merced de los abusos de sus patrones.
Todos los extranjeros que quieren trabajar en Catar necesitan un "padrino", que puede ser una persona individual o una empresa, y que decide también si el empleado puede cambiar de trabajo o abandonar el país.
Catar afirma que el nuevo sistema dará más protección a los migrantes, que podrán tratar directamente con sus patrones.
Girijesh es uno de los centenares de trabajadores con traje azul y amarillo que trabaja en Mshereib, una zona de Doha donde se está construyendo un inmenso centro financiero y turístico evaluado en 5.500 millones de dólares.
Pero a la espera de este nuevo 'Wall Street', la zona está llena de gatos buscando comida entre las basuras, vendedores de tabaco y trabajadores sentados en las escaleras de un centro comercial en construcción.
Mientras Girijesh habla, otros trabajadores se acercan para dar su opinión sobre las condiciones de trabajo en Catar.
Muchos están preocupados por la paga, bien porque no reciben su salario, bien porque al llegar a Catar descubrieron que cobran mucho menos de lo que les habían prometido en su país de origen.
"Mi trabajo es muy duro y también muy peligroso pero sólo ganó 600 riales cataríes al mes", unos 165 dólares, dice Nazamudin, un artesano del mármol. 
Antes de irse de su país le habían prometido el doble de sueldo y además tuvo que pagar 1.100 dólares para conseguir un visado para Catar. "No quiero estar aquí", dice con expresión triste.
 

- Seguridad -

 
Ibrahim, un electricista de Bangladés, sufre una situación similar, con un sueldo de 810 riales mensuales aunque le habían prometido 1.200. Además lleva meses sin cobrar.
Todos coinciden en que sea cual sea el tipo de contrato, lo que quieren es la seguridad de tener un sueldo cada mes.
"Todos los obreros de Catar tienen problemas", dice Ibrahim, que tuvo que pagar 30.000 riales cataríes a un agente que le ayudó a encontrar trabajo en el país.
"Si los cataríes aprueban esta ley, espero que las cosas nos vayan mejor. Lo más importante es el contrato. Mi contrato es mi seguridad y necesito seguridad", explica a la AFP a través de un intérprete.
Saddulhaq, de Bangladés, que trabaja poniendo andamios, cree que todos los obreros del país están explotados por agentes sin escrúpulos, y no sólo porque les rebajan el sueldo.
Según él, muchos no saben leer y no tienen ni idea de lo que están firmando ni de cuánto tiempo estarán en Catar. "No sabemos cuanto tiempo vamos a trabajar", explica Saddulhaq.
En algunos casos las consecuencias pueden ser muy graves, dice Amir, un carpintero nepalí que tiene cuatro hijos. 
"Mucha gente elige el suicido. Algunos meses no nos pagan, tu familia se muere de hambre, tus hijos se mueren de hambre, no hay comida en casa. Por eso la gente se suicida", asegura.
Lunes, 12 de Diciembre 2016
AFP (Agencia France-Presse)
           


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