En eso, presentan formalmente al Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Aparece Mauricio Macri. Faltan pocos días para las elecciones legislativas, y todos justifican la presencia de los políticos en TV como parte de la campaña. No estoy tan seguro. Los políticos no van a la tele para tener votos: ganan votos porque quieren ir a la tele.
Mauricio Macri saluda, bromea con dominio de escenario, se muestra cómplice con el conductor del programa. Se burla de su imitador, mira a la cámara y nos cierra un ojo. Parece dominar la situación, o al menos, eso quiere transmitirnos.
Al rato, el Jefe de Gobierno de la Ciudad vuelve disfrazado de Freddy Mercury, el vocalista de Queen, y desafina en pantalla con todas las ganas. Desafina entre risas. Canta mal con orgullo, y su desajuste vocal retumba por todo mi departamento y por los otros y por la ciudad y me asomo al balcón y la desafinada se sigue oyendo, por largo rato, el resto de la noche.
Sería fácil criticar a Macri: "Uno no puede hacer cualquier cosa por un voto, y menos el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires". No sería tan difícil defenderlo: "En los tiempos que corren, nadie puede criticar a un político por cantar mal en televisión: sería muy snob". También podemos recordar otra cita de Fellini: "La televisión es el espejo en donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural". Podemos usar el sentido común: "¿No tenemos todos el derecho libre a cantar?". O, finalmente, podemos hacer una pregunta:
¿Cuándo deben cantar los políticos?
Mauricio Macri saluda, bromea con dominio de escenario, se muestra cómplice con el conductor del programa. Se burla de su imitador, mira a la cámara y nos cierra un ojo. Parece dominar la situación, o al menos, eso quiere transmitirnos.
Al rato, el Jefe de Gobierno de la Ciudad vuelve disfrazado de Freddy Mercury, el vocalista de Queen, y desafina en pantalla con todas las ganas. Desafina entre risas. Canta mal con orgullo, y su desajuste vocal retumba por todo mi departamento y por los otros y por la ciudad y me asomo al balcón y la desafinada se sigue oyendo, por largo rato, el resto de la noche.
Sería fácil criticar a Macri: "Uno no puede hacer cualquier cosa por un voto, y menos el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires". No sería tan difícil defenderlo: "En los tiempos que corren, nadie puede criticar a un político por cantar mal en televisión: sería muy snob". También podemos recordar otra cita de Fellini: "La televisión es el espejo en donde se refleja la derrota de todo nuestro sistema cultural". Podemos usar el sentido común: "¿No tenemos todos el derecho libre a cantar?". O, finalmente, podemos hacer una pregunta:
¿Cuándo deben cantar los políticos?