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En cuestión de segundos, sin tiempo para reaccionar sintió un impacto y todo se oscureció, aunque pudo sacar fuerzas para correr y retroceder por la calle Marquès de Barberà. "Me senté en la acera, me saqué la camiseta y la puse sobre el ojo, que estaba sangrando mucho. Lo primero que hice fue llamar a mi madre porque pensaba que me iba a morir", relata Jordi en la cama del hospital aún en estado de shock.
Este joven, estudiante de Telecomunicaciones de la La Salle, explica que estuvo en la plaza Catalunya viendo la final de la Champions. Cuando acabó el partido se dirigió a un bar del Raval con un amigo. Allí fueron cuando el Barça ganó al Madrid, y se lo pasaron bien. "Decidimos tomar algo más y cuando íbamos por la calle Unió tranquilamente nos vimos sorprendidos por los Mossos que disparaban pelotas de goma. Pero allí no había jaleo, había gente paseando", se lamenta. Dice que no le dio tiempo a moverse. Cuando lo hizo ya le habían dado. Juanmi, el amigo que le acompañaba aquella noche, asegura que ellos no oyeron los altavoces avisando de la carga policial.
Jordi ha perdido la visión de un ojo. Los médicos le han dicho que conservará el globo ocular, pero no recuperará la vista. En unos meses le deberán colocar una prótesis y deberá aprender a manejarse en esta nueva situación. Le duele la cabeza y pasa del coraje al desánimo en cuestión de segundos. En voz alta el joven se dice que debe superarlo y salir adelante. "Tenía unos planes y ahora deberé cambiarlos porque he tenido mala suerte".
Los padres de Jordi interpusieron una demanda contra la actuación de los mossos el jueves. Agentes de este cuerpo policial acudieron al hospital de Sant Pau a interesarse por el estado del joven y conocer la versión de los hechos. Jordi explica que los mossos se mostraron sorprendidos por el lugar en el que se produjo el incidente, ya que en el informe de la ambulancia aparece la calle Marquès de Barberà, un emplazamiento un poco alejado de la Rambla.
Los padres de Jordi se han interesado por el estado en el que se encuentra el otro joven que también ha perdido un ojo y están estudiando coordinar las acciones legales. Óscar A., de 28 años, está ingresado en el hospital Vall d´Hebron, mientras que otro de los jóvenes, que asegura haber sufrido daños por pelotas de gomas en los enfrentamientos de Canaletes, Edgar L. T., de 23 años, salió ayer por la tarde de la unidad de cuidados intensivos y permanece ingresado en planta en el hospital del Mar. Según el parte médico, el joven está estable y evoluciona favorablemente de la contusión pulmonar y la contusión cardiaca con las que ingresó. El pronóstico de su estado es reservado.
Este joven, estudiante de Telecomunicaciones de la La Salle, explica que estuvo en la plaza Catalunya viendo la final de la Champions. Cuando acabó el partido se dirigió a un bar del Raval con un amigo. Allí fueron cuando el Barça ganó al Madrid, y se lo pasaron bien. "Decidimos tomar algo más y cuando íbamos por la calle Unió tranquilamente nos vimos sorprendidos por los Mossos que disparaban pelotas de goma. Pero allí no había jaleo, había gente paseando", se lamenta. Dice que no le dio tiempo a moverse. Cuando lo hizo ya le habían dado. Juanmi, el amigo que le acompañaba aquella noche, asegura que ellos no oyeron los altavoces avisando de la carga policial.
Jordi ha perdido la visión de un ojo. Los médicos le han dicho que conservará el globo ocular, pero no recuperará la vista. En unos meses le deberán colocar una prótesis y deberá aprender a manejarse en esta nueva situación. Le duele la cabeza y pasa del coraje al desánimo en cuestión de segundos. En voz alta el joven se dice que debe superarlo y salir adelante. "Tenía unos planes y ahora deberé cambiarlos porque he tenido mala suerte".
Los padres de Jordi interpusieron una demanda contra la actuación de los mossos el jueves. Agentes de este cuerpo policial acudieron al hospital de Sant Pau a interesarse por el estado del joven y conocer la versión de los hechos. Jordi explica que los mossos se mostraron sorprendidos por el lugar en el que se produjo el incidente, ya que en el informe de la ambulancia aparece la calle Marquès de Barberà, un emplazamiento un poco alejado de la Rambla.
Los padres de Jordi se han interesado por el estado en el que se encuentra el otro joven que también ha perdido un ojo y están estudiando coordinar las acciones legales. Óscar A., de 28 años, está ingresado en el hospital Vall d´Hebron, mientras que otro de los jóvenes, que asegura haber sufrido daños por pelotas de gomas en los enfrentamientos de Canaletes, Edgar L. T., de 23 años, salió ayer por la tarde de la unidad de cuidados intensivos y permanece ingresado en planta en el hospital del Mar. Según el parte médico, el joven está estable y evoluciona favorablemente de la contusión pulmonar y la contusión cardiaca con las que ingresó. El pronóstico de su estado es reservado.
