Desde el martes 23 de febrero, 25 miembros de las formaciones Minjoo y de la Justicia se suceden en la tribuna para monopolizar el turno de palabra en el Parlamento.
El lunes, los parlamentarios opositores ya habían hablado más de 140 horas, vanagloriándose de haber batido el récord en manos del Nuevo Partido Democrático de Canadá desde 2011.
Estas formaciones exigen una revisión del proyecto de ley antiterrorista presentada por el partido gobernante, el conservador Saenuri, que autorizaría a los servicios de inteligencia recabar una serie de informaciones personales, entre ellas listas telefónicas, de las personas sospechosas de presentar una amenaza para la seguridad.
Para la presidenta surcoreana, Park Geun-Hye, la nueva legislación es necesaria para luchar contra las crecientes amenazas terroristas, incluidas las norcoreanas.
La oposición considera, sin embargo, que este texto viola el derecho a la vida privada y podría utilizarse para reprimir a la oposición política.
"Esta ley no otorga únicamente al NIS [servicios de inteligencia] el poder sin precedentes e ilimitado de espiar cada uno de los aspectos de nuestra vida privada a nuestras espaldas, sino que también viola la libertad de expresión", declaró el lunes Hong Jong-Haak durante un discurso de cinco horas.
Antes que Corea del Sur no accediera a la democracia en los años 1980, sus servicios secretos tenían la reputación de no dudar en reprimir a la oposición durante los decenios de gobierno autoritario.
Y, mucho más reciente, el NIS se ha visto involucrado en varios escándalos, especialmente electorales.
Altos responsables, entre ellos un exjefe de este servicio, fueron declarados culpables de haber organizado una campaña de desprestigio en internet contra un candidato de la oposición durante la elección presidencial de 2012, en la que venció Park.
Según la oposición, la libertad de expresión y de reunión se han degradado considerablemente desde la llegada al poder de Park, hija del ex presidente autoritario Park Chung-Hee, quien tomó las riendas del país mediante un golpe de Estado militar.
El lunes, los parlamentarios opositores ya habían hablado más de 140 horas, vanagloriándose de haber batido el récord en manos del Nuevo Partido Democrático de Canadá desde 2011.
Estas formaciones exigen una revisión del proyecto de ley antiterrorista presentada por el partido gobernante, el conservador Saenuri, que autorizaría a los servicios de inteligencia recabar una serie de informaciones personales, entre ellas listas telefónicas, de las personas sospechosas de presentar una amenaza para la seguridad.
Para la presidenta surcoreana, Park Geun-Hye, la nueva legislación es necesaria para luchar contra las crecientes amenazas terroristas, incluidas las norcoreanas.
La oposición considera, sin embargo, que este texto viola el derecho a la vida privada y podría utilizarse para reprimir a la oposición política.
"Esta ley no otorga únicamente al NIS [servicios de inteligencia] el poder sin precedentes e ilimitado de espiar cada uno de los aspectos de nuestra vida privada a nuestras espaldas, sino que también viola la libertad de expresión", declaró el lunes Hong Jong-Haak durante un discurso de cinco horas.
Antes que Corea del Sur no accediera a la democracia en los años 1980, sus servicios secretos tenían la reputación de no dudar en reprimir a la oposición durante los decenios de gobierno autoritario.
Y, mucho más reciente, el NIS se ha visto involucrado en varios escándalos, especialmente electorales.
Altos responsables, entre ellos un exjefe de este servicio, fueron declarados culpables de haber organizado una campaña de desprestigio en internet contra un candidato de la oposición durante la elección presidencial de 2012, en la que venció Park.
Según la oposición, la libertad de expresión y de reunión se han degradado considerablemente desde la llegada al poder de Park, hija del ex presidente autoritario Park Chung-Hee, quien tomó las riendas del país mediante un golpe de Estado militar.