Martín Villa: "Durante la dictadura de Franco todo era moderno menos el régimen"


Sevilla. - Rodolfo Martín Villa es uno de esos hombres que representa la continuidad de un estado y de un régimen, más allá de los cambios formales. Jefe nacional del sindicato español universitario en 1962, ocupó varios cargos durante los últimos años del franquismo, llegando a ser gobernador civil de Barcelona, en 1974, y ministro de relaciones sindicales en 1975. Más tarde, tras la muerte de Franco, y ya con Juan Carlos como rey y nuevo jefe del estado, fue ministro de la Gobernación ( Interior ) desde 1976 hasta 1979, durante la presidencia de Adolfo Suárez. En esta entrevista, Martín Villa repasa sus recuerdos de los años 70.



Rodolfo Martín Villa, segundo por la derecha.
Rodolfo Martín Villa, segundo por la derecha.
-¿Leonés del Bierzo o de la Maragatería?
-Nací en Santa María del Páramo, entre La Bañeza y Astorga. Fue por casualidad. Soy de familia de ferroviarios y nací en un pueblo por el que no pasaba el tren. Mi padre era factor de estación.
-Hoy (la entrevista tiene lugar el 11 de marzo) es un mal día para hablar de trenes...
-Había cesado como presidente de Endesa, presidía la Fundación. Mi despacho estaba relativamente cerca de la estación de Atocha.
-Es un protagonista fundamental del libro Sábado Santo Rojo de Joaquín Bardavío. Carrillo en Cannes y usted volando en helicóptero de Badajoz a Madrid.
-Esa Semana Santa había ido a pasar unos días a una finca del entonces ministro de Comercio, José Lladó, en los pantanos del Plan Badajoz. Estaba el expediente de la legalización del Partido Comunista listo, pendiente del visto bueno de la Junta de Fiscales.
-¿Fue llamando uno por uno a todos los gobernadores civiles?
-Mi mayor preocupación era localizar al gobernador civil de Madrid, Juan José Rosón, que después sería ministro del Interior. Estaba en Ibiza o en Menorca. En la jerga, cuando hablábamos del Partido Comunista decíamos los amigos de Rosón. Trató con muchos de ellos cuando presidió el Sindicato del Espectáculo.
-Ahí nació su amistad con Santiago Carrillo, la amistad de Guerra con Abril Martorell. ¿Conoce a alguien del PP amigo de alguien del PSOE o viceversa?
-Supongo que los hay. No sé si fructificó aquella boda entre un diputado del PP y una diputada o senadora del PSOE. El clima no es el que había entonces.
-Viendo esa foto de Suárez paseando con el Rey...
-Se la hizo Adolfo Suárez Illana. Dice muchas cosas esa foto.
-... ¿No da la sensación de que quien se veía como Salieri, por Suárez, el malo de la película, es ahora el Mozart de la transición?
-Situaciones excepcionales producen personajes excepcionales. Junto a la figura del Rey, un cuarteto como el de Felipe, Suárez, Fraga y Carrillo es irrepetible.
-¿A cuántos gobernadores civiles nombró?
-Entre setenta y cinco y cien. Yo era gobernador civil de Barcelona cuando muere Franco. La política también tiene su liturgia. Es una pena que desapareciera la figura del gobernador. Y desaparece con el primer Gobierno de Aznar.
-¿El modelo de transición española sería válido en los países árabes del norte de África?
-No soy partidario de extrapolar esa fórmula fuera de nuestras fronteras. Confío mucho en Egipto, el país con más masa crítica.
-Pasó de la Carta de Ajuste a presidir Sogecable...
-Llegué en marzo de 2004 precisamente. Fui de hombre-puente entre las dos plataformas de la televisión de pago, la del Gobierno y la de Prisa. Cuando llego a Sogecable, el Gobierno ya era otro.
-La noche que muere Franco, cambian la película Satán nunca duerme por Objetivo Birmania.
-Me preguntaron al día siguiente en Barcelona y dije que la España que dejaba Franco era una España muy apta para que nos entendiéramos. En el periodo 60-75 se produce un proceso de modernización. En España todo era moderno menos el régimen político. El verdadero milagro fue el cambio social, que propició el cambio político. Ésa es la gran diferencia con los países árabes.
-¿Le gustaba la nova cançó?
-El hilo musical de Cataluña era esos días  Libertad, Amnistía y Estatuto de Autonomía.
-En la Edad Media, Castilla y León siempre estaban en guerra. Ahora forman una misma patria.
-Sólo se separaron en dos etapas muy cortas por temas de herencia de los reyes. Yo dimití como diputado por León en 1983 por eso mismo, era partidario de la unión y surgió un movimiento que estaba en contra, el leonesismo.
-Del leonesismo al andalucismo. ¿Cuál fue su papel en el 28-F?
-La pregunta del referéndum era impresentable y ofensiva, hería la sensibilidad de los andaluces. Recuerdo que Peces-Barba decía que yo estaba por aquí buscando gente de la UCD para boicotear el referéndum. Le dije a Gregorio que él sabía que yo siempre celebro el 28 de febrero comiendo con mi mujer en la Hostería del Estudiante de Alcalá de Henares para conmemorar el día que nos conocimos en una excursión de colegios mayores.
-¿Los ex ministros gozan de más simpatías que los ministros?
-Los españoles somos gente de buena crianza. Se tiende a poner verde a la persona en vida y a ponderar sus virtudes cuando muere. En política la muerte es el cese. Ni éramos tan malos cuando  nos criticaban por activa ni tan buenos cuando nos añoran por pasiva.
-¿Un político no se jubila nunca?
-Me propuse un trabajo para ocupar las mañanas. Las mañanas en las casas están hechas contra los hombres y hay que salir de ellas. Siempre como fuera de casa y cuando uno vuelve por la tarde, las casas son más apacibles porque todo está en orden.
Domingo, 13 de Marzo 2011
Diario de Sevilla, Sevilla, España
           


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