Las versiones y los balances difieren entre los militantes de los derechos humanos y las autoridades.
Amar Qurabi, presidente de la ONG siria Organización Nacional de Derechos Humanos, afirmó disponer de una lista de 19 personas muertas por disparos o asfixiadas por las granadas lacrimógenas disparadas por las fuerzas de seguridad en esta ciudad a 100 km al sur de Damasco.
"Miles de manifestantes salieron de tres mezquitas para reunirse en la plaza, ante el palacio de Justicia. Las fuerzas de seguridad, vestidas de paisano, dispararon primero granadas lacrimógenas, y luego balas reales y de goma para dispersarlos", afirmó un militante local de los derechos humanos.
Por su parte, el ministerio sirio del Interior afirmó que 19 miembros de las fuerzas de seguridad murieron y 75 resultaron heridos por disparos de "grupos armados" que "dispararon contra ellos con balas reales en Deraa".
Anteriormente las autoridades había hablado de cuatro policías y un conductor de ambulancia muertos, subrayando que "los policías y los agentes de seguridad habían recibido consignas firmes de no llevar armas" durante la concentración.
Sólo utilizaron "granadas lacrimógenas contra individuos que les lanzaban piedras e intentaban bloquear las calles con bloques de cemento y neumáticos en llamas", aseguraron.
Otro militante, Abdel Karim Rihaui, director de la Liga Siria de Defensa de los Derechos Humanos, dio parte a la AFP de enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad en Homs, a 160 km al norte de Damasco.
Igualmente habló de enfrentamientos en Harasta (12 km al norte de Damasco).
En el norte, cerca de 7.000 personas se manifestaron en las localidades de mayoría kurda de Qashmili, Amuda y Hasake, para pedir la abolición del estado de emergencia y la liberación de presos, afirmó a la AFP Radif Mustafa, presidente del comité kurdo de derechos humanos.
El jueves, el presidente Bashar al Asad había firmado un decreto de nacionalización de decenas de miles de kurdos, privados de la nacionalidad siria desde hace unos 50 años.
En la ciudad portuaria de Banias se manifestaron también varios miles de personas. En Tal, a 20 km al norte de Damasco, hubo un millar de manifestantes, según Rihaui.
Desde mitad de marzo, Siria vive un movimiento de protestas sin precedentes contra el régimen de Bashar el Asad, quien heredó en el año 2000 la presidencia de su padre Hafez.
Más de un centenar de personas ha muerto en la represión de las manifestaciones, y decenas más han sido detenidas en todo el país, según organizaciones de defensa de los derechos humanos.
El presidente del comité de defensa de los derechos humanos en Siria (CDDH), Aktham Naysé, hizo un llamado en la cadena Al Jazeera "para un diálogo con las autoridades". "Se trata de una crisis política, que no puede solucionarse con las armas, sino con el diálogo político", dijo desde Latakia (norte).
"El pueblo no sólo pide comer, sino también participar" en la vida política, indicó por su lado el opositor y escritor Ahmad al Hajj Ali en Damasco.
Amar Qurabi, presidente de la ONG siria Organización Nacional de Derechos Humanos, afirmó disponer de una lista de 19 personas muertas por disparos o asfixiadas por las granadas lacrimógenas disparadas por las fuerzas de seguridad en esta ciudad a 100 km al sur de Damasco.
"Miles de manifestantes salieron de tres mezquitas para reunirse en la plaza, ante el palacio de Justicia. Las fuerzas de seguridad, vestidas de paisano, dispararon primero granadas lacrimógenas, y luego balas reales y de goma para dispersarlos", afirmó un militante local de los derechos humanos.
Por su parte, el ministerio sirio del Interior afirmó que 19 miembros de las fuerzas de seguridad murieron y 75 resultaron heridos por disparos de "grupos armados" que "dispararon contra ellos con balas reales en Deraa".
Anteriormente las autoridades había hablado de cuatro policías y un conductor de ambulancia muertos, subrayando que "los policías y los agentes de seguridad habían recibido consignas firmes de no llevar armas" durante la concentración.
Sólo utilizaron "granadas lacrimógenas contra individuos que les lanzaban piedras e intentaban bloquear las calles con bloques de cemento y neumáticos en llamas", aseguraron.
Otro militante, Abdel Karim Rihaui, director de la Liga Siria de Defensa de los Derechos Humanos, dio parte a la AFP de enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad en Homs, a 160 km al norte de Damasco.
Igualmente habló de enfrentamientos en Harasta (12 km al norte de Damasco).
En el norte, cerca de 7.000 personas se manifestaron en las localidades de mayoría kurda de Qashmili, Amuda y Hasake, para pedir la abolición del estado de emergencia y la liberación de presos, afirmó a la AFP Radif Mustafa, presidente del comité kurdo de derechos humanos.
El jueves, el presidente Bashar al Asad había firmado un decreto de nacionalización de decenas de miles de kurdos, privados de la nacionalidad siria desde hace unos 50 años.
En la ciudad portuaria de Banias se manifestaron también varios miles de personas. En Tal, a 20 km al norte de Damasco, hubo un millar de manifestantes, según Rihaui.
Desde mitad de marzo, Siria vive un movimiento de protestas sin precedentes contra el régimen de Bashar el Asad, quien heredó en el año 2000 la presidencia de su padre Hafez.
Más de un centenar de personas ha muerto en la represión de las manifestaciones, y decenas más han sido detenidas en todo el país, según organizaciones de defensa de los derechos humanos.
El presidente del comité de defensa de los derechos humanos en Siria (CDDH), Aktham Naysé, hizo un llamado en la cadena Al Jazeera "para un diálogo con las autoridades". "Se trata de una crisis política, que no puede solucionarse con las armas, sino con el diálogo político", dijo desde Latakia (norte).
"El pueblo no sólo pide comer, sino también participar" en la vida política, indicó por su lado el opositor y escritor Ahmad al Hajj Ali en Damasco.