La primera reunión en Gibraltar del foro tripartito, y la primera visita de un ministro español a la colonia británica en los últimos 300 años, concluyó con un amplio comunicado en el que España, Reino Unido y Gibraltar se comprometen a colaborar en áreas tan dispares como medioambiente, fiscalidad, cooperación judicial, aduanera y policial además de educación y visados. También se establecerá una línea caliente entre los puertos del Peñón y Algeciras para evitar accidentes marítimos como los del New Flame y el Fedra.
El anfitrión del encuentro, el ministro principal del Peñón, Peter Caruana, compareció en conferencia de prensa flanqueado por Moratinos, a quien agradeció encarecidamente su visita, y por el jefe de la diplomacia británica, David Miliband, quien insistió en que el objetivo de todas las decisiones adoptadas ayer es "mejorar la calidad de vida" de gibraltareños y españoles.
Moratinos reconoció que la cuestión de la soberanía no estuvo sobre la mesa, aunque proclamó que "la reivindicación de España sobre Gibraltar es permanente e irrenunciable y conocida por todas las partes". ¿Cuándo se reanudará, entonces, la negociación?, se le preguntó. "Cuando las condiciones sean las adecuadas. En el momento que consideremos más beneficioso para avanzar seriamente en la resolución del problema", respondió.
Con estas palabras, Moratinos vino a reconocer públicamente que las negociaciones con el Reino Unido sobre la soberanía de Gibraltar, que se interrumpieron en 2002 tras el cese de Josep Piqué como ministro de Exteriores, han quedado aparcadas con carácter indefinido. La razón la dejó muy clara el propio Miliband: "El tema de la soberanía está en manos del pueblo de Gibraltar", sentenció. Es decir, Londres no negociará ningún acuerdo con España sobre el futuro del Peñón sin el visto bueno de los gibraltareños.
Frente a las críticas del PP, que le pidió que suspendiera su viaje al Peñón, Moratinos reveló que el pasado 8 de julio mantuvo una reunión con los portavoces de todos los grupos parlamentarios, incluido el PP, "y no hubo ningún rechazo ni ninguna opinión de que la visita pareciera incorrecta, todo lo contrario. Son ellos los que deben explicar su cambio de opinión".
El anfitrión del encuentro, el ministro principal del Peñón, Peter Caruana, compareció en conferencia de prensa flanqueado por Moratinos, a quien agradeció encarecidamente su visita, y por el jefe de la diplomacia británica, David Miliband, quien insistió en que el objetivo de todas las decisiones adoptadas ayer es "mejorar la calidad de vida" de gibraltareños y españoles.
Moratinos reconoció que la cuestión de la soberanía no estuvo sobre la mesa, aunque proclamó que "la reivindicación de España sobre Gibraltar es permanente e irrenunciable y conocida por todas las partes". ¿Cuándo se reanudará, entonces, la negociación?, se le preguntó. "Cuando las condiciones sean las adecuadas. En el momento que consideremos más beneficioso para avanzar seriamente en la resolución del problema", respondió.
Con estas palabras, Moratinos vino a reconocer públicamente que las negociaciones con el Reino Unido sobre la soberanía de Gibraltar, que se interrumpieron en 2002 tras el cese de Josep Piqué como ministro de Exteriores, han quedado aparcadas con carácter indefinido. La razón la dejó muy clara el propio Miliband: "El tema de la soberanía está en manos del pueblo de Gibraltar", sentenció. Es decir, Londres no negociará ningún acuerdo con España sobre el futuro del Peñón sin el visto bueno de los gibraltareños.
Frente a las críticas del PP, que le pidió que suspendiera su viaje al Peñón, Moratinos reveló que el pasado 8 de julio mantuvo una reunión con los portavoces de todos los grupos parlamentarios, incluido el PP, "y no hubo ningún rechazo ni ninguna opinión de que la visita pareciera incorrecta, todo lo contrario. Son ellos los que deben explicar su cambio de opinión".