Hospitalizada el domingo en esta ciudad del sur del país debido a una neumonía, había sido trasladada el martes a su domicilio sevillano, el lujoso Palacio de las Dueñas, donde estuvo rodeada de su familia y de una gran atención mediática.
María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y Silva "ha fallecido, fue esta mañana", anunció el jueves un portavoz del palacio.
"Ha tenido esa habilidad de nacer en una alta cuna y de saber pisar el suelo del pueblo como nadie", afirmaba a la AFP Fermín Urbiola, autor de varios libros sobre la realeza en España y Europa, que conoció personalmente a esta aristócrata cercana a las familias reales pero también a los sevillanos de la calle.
Nacida el 28 de marzo de 1926 en Madrid, en el seno de una de las familias más ilustres de España, era la noble con más títulos del mundo -cinco veces duquesa, una condesa-duquesa, 18 marquesa, 18 más condesa y una vizcondesa-, según el libro Guinness de los récords, fruto de una complicada combinación de matrimonios entre sus ancestros a lo largo y ancho de Europa.
Aficionada a la música pop y a los toros, tenía "esa dualidad, de ser libre y moderna y al mismo tiempo mantener valores" tradicionales, afirmó Urbiola, asegurando que durante toda su vida Cayetana -como se la conocía afectuosamente en España- "se ha puesto el mundo por montera", haciendo su voluntad ajena a las críticas.
Educada en Londres y París antes de instalarse en España, desde su juventud la duquesa fue uno de los personajes predilectos de la prensa rosa española, que había hecho un gran despliegue en 2011, cuando, ya anciana, la aristócrata, conocida por su melena blanca rizada, casó en terceras nupcias con un funcionario 25 años más joven.
Esa boda suscitó la oposición de sus seis hijos, que la duquesa venció distribuyendo entre ellos su fabulosa fortuna, estimada, según la prensa, entre 600 millones y 3.500 millones de euros (entre 850 y 5.000 millones de dólares).
- 'Vivió como sintió' -
Miles de sevillanos daban su último adiós el jueves en una capilla ardiente abierta en el ayuntamiento, donde fue colocado el féretro cubierto con la bandera de España y el escudo de la Casa de Alba, ante dos imágenes de la Virgen de las Angustias y del Cristo de los Gitanos.
La capilla ardiente estará abierta "sin hora, mientras haya sevillanos que quieran despedirse de ella o la familia lo determine", afirmó el alcalde, Juan Ignacio Zoido, que recordaba que "doña Cayetana siempre llevó a Sevilla en el corazón y por eso permanecerá para siempre en el corazón de Sevilla".
Los reyes de España, Felipe VI y Letizia, llamaron por teléfono a la familia para transmitirles su pésame y enviaron coronas de flores, según la Casa Real.
Y el jefe del gobierno español, el conservador Mariano Rajoy, alabó a la duquesa por un trabajo de mecenazgo y conservación del patrimonio artístico "imprescindible para comprender el desarrollo de la historia de España y de Europa", en un telegrama de condolencias.
El viernes al mediodía tendrán lugar los funerales, oficiados por el cardenal-arzobispo emérito de Sevilla, Carlos Amigo Vallejo, en la catedral de la ciudad, al que asistirá la infanta Elena, hermana del Rey, en representación de la Corona.
Las cenizas de la duquesa reposarán en una de las capillas laterales del Santuario de la Hermandad del Cristo de los Gitanos, figura de la que era devota y a la que solía cantar una saeta (canto flamenco) cuando pasaba en procesión frente a su palacio cada Semana Santa.
"Aquí yace Cayetana, que vivió como sintió", era el epitafio que la aristócrata decía haber elegido para su sepultura, en un libro de memorias publicado en 2011 y que fue éxito de ventas en España.
Su hijo mayor, Carlos Martínez de Irujo, duque de Huéscar, se convirtió en el nuevo jefe de la Casa de Alba, fundada en el siglo XV. El resto de títulos de la duquesa serán distribuidos entre sus herederos.