Nelson Mandela
"El estado del expresidente Nelson Mandela, quien sigue en el hospital en Pretoria, ha pasado a ser crítico", indicó, e hizo un llamamiento a "la nación y al mundo a rezar por él". Las noticias sobre el héroe nacional no habían sido nunca tan negativas.
El estado del expresidente de 94 años, ingresado desde el pasado 8 de junio, empeoró en las últimas 24 horas. Zuma dio la noticia tras visitar el hospital el domingo por la tarde, donde los médicos le indicaron "que el estado del expresidente había pasado a ser crítico en las últimas 24 horas".
El presidente Jacob Zuma, el vicepresidente del ANC -el partido en el poder- Cyril Ramaphosa, y la esposa de Mandela, Graça Machel, se reunieron en el hospital el domingo por la noche para analizar la situación.
"Los médicos hacen todo lo posible para que su estado mejore y para que Madiba sea bien tratado y se encuentre bien. Está en buenas manos", declaró Zuma, quien se refirió al exmandatario usando su nombre de clan, adoptado con afecto por numerosos sudafricanos.
En Washington, la Casa Blanca declaró el domingo que sus "pensamientos y oraciones" estaban dirigidos a Nelson Mandela, su familia y su pueblo, en momentos en que el presidente Barack Obama prepara su viaje a Sudáfrica.
"Hemos tomado conocimiento de las últimas declaraciones del gobierno sudafricano sobre el crítico estado de salud del expresidente Mandela", declaró la portavoz del Consejo Nacional de Seguridad Caitlin Hayden.
Después de una semana de silencio, la presidencia sudafricana había indicado el sábado que Mandela estaba "en estado grave pero estable", después de que la televisión estadounidense CBS informara que la situación era sin duda más grave que lo que daban a entender los pocos comunicados oficiales.
Las últimas noticias dadas por Zuma, que se remontaban al 16 de junio, se hacían eco de una "evolución" de su estado.
Pero según CBS, que repite que tuvo que ser "resucitado" a su llegada al hospital, su hígado y sus riñones solo funcionan al 50%, Mandela "no responde" y "no ha abierto los ojos en días".
La presidencia repitió también el domingo que la avería sufrida por la ambulancia que llevaba al héroe de la lucha anti-apartheid al hospital, en la madrugada del 8 de junio, que retrasó en 40 minutos su hospitalización, no había agravado su estado.
Mientras que el país se había preocupado mucho en los días que siguieron esta última hospitalización, resignado a su cercana muerte, recuperó cierto optimismo la semana pasada después de que Zuma indicara que estaba mejor.
Casi la totalidad de los enviados especiales de los medios venidos del mundo entero volvieron a su casa, e incluso se empezó a evocar una salida del hospital.
El expresidente Thabo Mbeki, cercano a la familia Mandela, repitió el jueves por la noche que su ilustre predecesor "no va a morirse mañana". "Tenemos que tener confianza: todavía está con nosotros y se va a quedar con nosotros", añadió en una entrevista.
Mandela, icono de la lucha contra el apartheid y primer presidente negro de Sudáfrica en 1994, debería cumplir los 95 el 18 de julio. Ha sido ingresado cuatro veces desde diciembre, la mayoría de las veces por infecciones pulmonares que sufre desde hace años.
Las últimas imágenes emitidas de Mandela se remontan a finales de abril, durante una visita de responsables del ANC a su domicilio, y le mostraban totalmente ausente.
Sus problemas pulmonares que arrastra desde hace años están probablemente relacionados con las secuelas de una tuberculosis desarrollada durante su estancia en la isla-cárcel de Robben Island, junto a Ciudad del Cabo, donde estuvo 18 de los 20 años de detención en las cárceles del régimen racista del apartheid.
Liberado en 1990, Mandela fue entre 1994 y 1999 el primer presidente negro de su país, un dirigente de consenso que supo ganarse el corazón de la minoría blanca cuya opresión había combatido.
Retirado de la vida política apareció en público por última vez durante la final de la Copa del Mundo, en julio de 2010 en Johannesburgo.
El estado del expresidente de 94 años, ingresado desde el pasado 8 de junio, empeoró en las últimas 24 horas. Zuma dio la noticia tras visitar el hospital el domingo por la tarde, donde los médicos le indicaron "que el estado del expresidente había pasado a ser crítico en las últimas 24 horas".
El presidente Jacob Zuma, el vicepresidente del ANC -el partido en el poder- Cyril Ramaphosa, y la esposa de Mandela, Graça Machel, se reunieron en el hospital el domingo por la noche para analizar la situación.
"Los médicos hacen todo lo posible para que su estado mejore y para que Madiba sea bien tratado y se encuentre bien. Está en buenas manos", declaró Zuma, quien se refirió al exmandatario usando su nombre de clan, adoptado con afecto por numerosos sudafricanos.
En Washington, la Casa Blanca declaró el domingo que sus "pensamientos y oraciones" estaban dirigidos a Nelson Mandela, su familia y su pueblo, en momentos en que el presidente Barack Obama prepara su viaje a Sudáfrica.
"Hemos tomado conocimiento de las últimas declaraciones del gobierno sudafricano sobre el crítico estado de salud del expresidente Mandela", declaró la portavoz del Consejo Nacional de Seguridad Caitlin Hayden.
Después de una semana de silencio, la presidencia sudafricana había indicado el sábado que Mandela estaba "en estado grave pero estable", después de que la televisión estadounidense CBS informara que la situación era sin duda más grave que lo que daban a entender los pocos comunicados oficiales.
Las últimas noticias dadas por Zuma, que se remontaban al 16 de junio, se hacían eco de una "evolución" de su estado.
Pero según CBS, que repite que tuvo que ser "resucitado" a su llegada al hospital, su hígado y sus riñones solo funcionan al 50%, Mandela "no responde" y "no ha abierto los ojos en días".
La presidencia repitió también el domingo que la avería sufrida por la ambulancia que llevaba al héroe de la lucha anti-apartheid al hospital, en la madrugada del 8 de junio, que retrasó en 40 minutos su hospitalización, no había agravado su estado.
Mientras que el país se había preocupado mucho en los días que siguieron esta última hospitalización, resignado a su cercana muerte, recuperó cierto optimismo la semana pasada después de que Zuma indicara que estaba mejor.
Casi la totalidad de los enviados especiales de los medios venidos del mundo entero volvieron a su casa, e incluso se empezó a evocar una salida del hospital.
El expresidente Thabo Mbeki, cercano a la familia Mandela, repitió el jueves por la noche que su ilustre predecesor "no va a morirse mañana". "Tenemos que tener confianza: todavía está con nosotros y se va a quedar con nosotros", añadió en una entrevista.
Mandela, icono de la lucha contra el apartheid y primer presidente negro de Sudáfrica en 1994, debería cumplir los 95 el 18 de julio. Ha sido ingresado cuatro veces desde diciembre, la mayoría de las veces por infecciones pulmonares que sufre desde hace años.
Las últimas imágenes emitidas de Mandela se remontan a finales de abril, durante una visita de responsables del ANC a su domicilio, y le mostraban totalmente ausente.
Sus problemas pulmonares que arrastra desde hace años están probablemente relacionados con las secuelas de una tuberculosis desarrollada durante su estancia en la isla-cárcel de Robben Island, junto a Ciudad del Cabo, donde estuvo 18 de los 20 años de detención en las cárceles del régimen racista del apartheid.
Liberado en 1990, Mandela fue entre 1994 y 1999 el primer presidente negro de su país, un dirigente de consenso que supo ganarse el corazón de la minoría blanca cuya opresión había combatido.
Retirado de la vida política apareció en público por última vez durante la final de la Copa del Mundo, en julio de 2010 en Johannesburgo.