Dimitri Medvedev
MOSCÚ, Eleonore Dermy y Amelie Harenstein, (AFP) - Su viaje coincidió con los funerales de buena parte de las 39 víctimas del doble atentado suicida perpetrado el lunes en el metro de Moscú.
Varias de ellas fueron enterradas el jueves por la mañana en diferentes cementerios de la capital rusa, en presencia de sus conmocionados familiares, comprobó la AFP. También se preveían ceremonias funerarias en otras ciudades de Rusia e incluso en Tayikistán.
En el cementerio moscovita de Kotliakoskoye, en el sureste de la capital, se respiraba un ambiente de tenso silencio mientras los portadores vestidos con austeros monos de trabajo azul y naranja dejaban los ataúdes cerrados sobre pilas de ramas de pino junto a las tumbas.
"¡Déjenme tranquila!", gritaba la hija de una de las víctimas, Zujumor Ibragimova, de 60 años, cuando sus familiares intentaban desaferrarla del féretro de su madre.
En Majachkala, capital de Daguestán, el jefe del Estado ruso, vestido con traje negro, insistió en que se tomen medidas estrictas para evitar nuevos atentados.
"La lista de medidas de lucha contra el terrorismo debe extenderse. No sólo deben ser más eficaces, sino duras, severas y preventivas", declaró.
"Hay que castigar", lanzó durante una reunión con los dirigentes de las repúblicas del Cáucaso Norte, entre ellas Daguestán, Ingusetia y Chechenia, escenarios de la insurgencia islamista.
En el último episodio de violencia esta semana, dos personas murieron el jueves de madrugada en Daguestán cuando estalló su vehículo, aparentemente cargado de explosivos.
Este incidente hizo temer que se estén preparando nuevos atentados y agudizó la alerta en que se encuentra Rusia después de que un grupo islamista reivindicase el miércoles los atentados del metro de Moscú y amenazase con más.
Horas antes, otro doble atentado suicida había matado a 10 personas -además de los dos kamikazes- en la localidad de Kizliar, también en Daguestán.
El grupo islamista "Emirato del Cáucaso", que lucha por imponer en el Cáucaso ruso un Estado basado en la ley islámica, reivindicó los atentados del metro en un mensaje de video realizado por su líder, Doku Umarov.
El jefe rebelde, al que las fuerzas de seguridad rusas han intentado matar en varias ocasiones, afirmó haber ordenado personalmente el ataque del metro.
Se trata de "una acción legítima de venganza por los continuos asesinatos de civiles en el Cáucaso", afirmó Umarov en el video, divulgado en la página web kavkazcenter.com, utilizada frecuentemente por los insurgentes.
Umarov llamó el mes pasado a la "guerra santa" en todo el país; en el video, y advirtió a los rusos que deben prepararse para más ataques.
El jefe de los servicios de inteligencia (FSB, ex KGB), Alexandre Bortnikov, aseguró a Medvedev, según la agencia Interfax, que la investigación de los atentados progresaba y que varias personas habían sido detenidas.
Según fuentes de la investigación, citadas por el diario ruso Kommersant, las dos mujeres kamikazes que perpetraron los atentados de Moscú llegaron a la capital en autobús procedentes precisamente de la ciudad daguestana de Kizliar.
La Fiscalía Federal decidió crear en Daguestán un "grupo permanente de investigación" -formado por miembros de ese organismo, del ministerio del Interior y de los servicios especiales- para trabajar sobre "los crímenes particularmente graves y los crímenes terroristas".
El resto del Cáucaso ruso también está bajo fuerte vigilancia. En Ingusetia, el FSB decidió ampliar la zona de "operaciones antiterroristas", según la agencia ITAR-TASS.
Varias de ellas fueron enterradas el jueves por la mañana en diferentes cementerios de la capital rusa, en presencia de sus conmocionados familiares, comprobó la AFP. También se preveían ceremonias funerarias en otras ciudades de Rusia e incluso en Tayikistán.
En el cementerio moscovita de Kotliakoskoye, en el sureste de la capital, se respiraba un ambiente de tenso silencio mientras los portadores vestidos con austeros monos de trabajo azul y naranja dejaban los ataúdes cerrados sobre pilas de ramas de pino junto a las tumbas.
"¡Déjenme tranquila!", gritaba la hija de una de las víctimas, Zujumor Ibragimova, de 60 años, cuando sus familiares intentaban desaferrarla del féretro de su madre.
En Majachkala, capital de Daguestán, el jefe del Estado ruso, vestido con traje negro, insistió en que se tomen medidas estrictas para evitar nuevos atentados.
"La lista de medidas de lucha contra el terrorismo debe extenderse. No sólo deben ser más eficaces, sino duras, severas y preventivas", declaró.
"Hay que castigar", lanzó durante una reunión con los dirigentes de las repúblicas del Cáucaso Norte, entre ellas Daguestán, Ingusetia y Chechenia, escenarios de la insurgencia islamista.
En el último episodio de violencia esta semana, dos personas murieron el jueves de madrugada en Daguestán cuando estalló su vehículo, aparentemente cargado de explosivos.
Este incidente hizo temer que se estén preparando nuevos atentados y agudizó la alerta en que se encuentra Rusia después de que un grupo islamista reivindicase el miércoles los atentados del metro de Moscú y amenazase con más.
Horas antes, otro doble atentado suicida había matado a 10 personas -además de los dos kamikazes- en la localidad de Kizliar, también en Daguestán.
El grupo islamista "Emirato del Cáucaso", que lucha por imponer en el Cáucaso ruso un Estado basado en la ley islámica, reivindicó los atentados del metro en un mensaje de video realizado por su líder, Doku Umarov.
El jefe rebelde, al que las fuerzas de seguridad rusas han intentado matar en varias ocasiones, afirmó haber ordenado personalmente el ataque del metro.
Se trata de "una acción legítima de venganza por los continuos asesinatos de civiles en el Cáucaso", afirmó Umarov en el video, divulgado en la página web kavkazcenter.com, utilizada frecuentemente por los insurgentes.
Umarov llamó el mes pasado a la "guerra santa" en todo el país; en el video, y advirtió a los rusos que deben prepararse para más ataques.
El jefe de los servicios de inteligencia (FSB, ex KGB), Alexandre Bortnikov, aseguró a Medvedev, según la agencia Interfax, que la investigación de los atentados progresaba y que varias personas habían sido detenidas.
Según fuentes de la investigación, citadas por el diario ruso Kommersant, las dos mujeres kamikazes que perpetraron los atentados de Moscú llegaron a la capital en autobús procedentes precisamente de la ciudad daguestana de Kizliar.
La Fiscalía Federal decidió crear en Daguestán un "grupo permanente de investigación" -formado por miembros de ese organismo, del ministerio del Interior y de los servicios especiales- para trabajar sobre "los crímenes particularmente graves y los crímenes terroristas".
El resto del Cáucaso ruso también está bajo fuerte vigilancia. En Ingusetia, el FSB decidió ampliar la zona de "operaciones antiterroristas", según la agencia ITAR-TASS.