La Alianza de Organizaciones por la Protección de la Alta Mar (HSA, High Seas Alliance), que agrupa a 27 organizaciones ecologistas y sigue estas discusiones, saludó "este paso importante para la protección de los océanos".
Sin embargo, la Asamblea General de la ONU, en su próxima sesión en septiembre, deberá ratificar este acuerdo y fijar un calendario para ejecutarlo, aunque una minoría de países dedicados a la pesca y la explotación minera en los océanos rechazaron acelerar los plazos.
El futuro tratado, que será el primero de su tipo, permitirá preservar vastas áreas -más allá de las aguas territoriales-, que cada Estado con acceso al mar maneja a su antojo y son amenazadas por la contaminación, el exceso de pesca y el calentamiento climático.
Estas zonas representan el 64% de los océanos y 43% de la superficie de la Tierra, lo que la convierte en la más grande biosfera del planeta.
Para Karen Sack, de Pew Charitable Trust, "es un gran momento para la alta mar (...) y una verdadera buena noticia para la vida en los océanos".
"El acuerdo logrado hoy puede hacer mucho para garantizar la protección del alta mar (...) El tiempo se acaba", enfatizó Sofia Tsenikli, de Greenpeace en un comunicado.
Los tratados y convenciones internacionales reglamentan actividades como la pesca o algunas zonas precisas, pero no existe por el momento un texto que abarque todos los peligros que amenazan la vida en las profundidades de los océanos.
Un acuerdo, que sería negociado con base en la Convención de Naciones Unidas sobre el derecho al mar, permitiría por ejemplo crear áreas marinas protegidas o asegurar la distribución equitativa de ciertos recursos en el fondo del mar.
La ONU discute este tema desde hace diez años y en la Conferencia Rio+20, la Asamblea General asumió lanzar este movimiento.
Durante los debates en Nueva York entre expertos de 193 países miembros, una mayoría, que incluye a la Unión Europea, el grupo de países en desarrollo, el G77, México, China, Australia o Nueva Zelanda, apoyaron actuar con rapidez.
Pero Estados Unidos, Rusia, Canadá, Islandia o Japón se mostraron reticentes, puesto que buscan preservar las posibilidades inmensas de explotación del fondo marino, no solo con la pesca sino mediante la prospección minera o la genética marina.
La Alianza para la alta mar, incluye a organizaciones como Greenpeace, World Wildlife Fund y a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).