"No hay consenso para adoptar este año" el texto, declaró Woolcott, después de que los tres países reafirmaran su negativa al tratado en sesión plenaria.
México, apoyado por varios países de África y América Latina (Nigeria, Costa Rica, Chile y Colombia) propuso que el texto sea adoptado a pesar de todo sin votación, algo a lo que se opuso determinantemente el representante ruso. "Esta manipulación del consenso es totalmente inaceptable, Rusia se opone", afirmó.
Kenia, seguido por otros países como Reino Unido, sugirió que el texto del proyecto de tratado sea enviado a la Asamblea General de la ONU para su adopción.
"Un buen y sólido tratado fue bloqueado por Corea del Norte, Irán y Siria, pero la mayor parte de los países quieren una reglamentación", afirmó la representante británica, Jo Adamson, que se declaró "decepcionada". "Vamos a enviar este texto a la Asamblea General desde el momento en que sea posible, esto no es un fracaso, sin un éxito retrasado", afirmó.
Cuando convocó esta sesión de negociaciones en una resolución en diciembre, la Asamblea General había previsto esta posibilidad en caso de bloqueo. Según fuentes diplomáticas, la Asamblea podría tratar este asunto el próximo martes.
Un mercado de 80.000 millones de dólares al año
El proyecto del tratado intenta aplicar una moral a la venta de armas convencionales, un mercado que mueve 80.000 millones de dólares al año.
El principio es que cada país evalúe, antes de cada transacción, si las armas vendidas podrían llegar a ser utilizadas para esquivar un embargo internacional, cometer genocidio u otras "violaciones graves" a los derechos humanos, o si pueden caer en manos de terroristas o criminales.
El tratado abarcaría a tanques, vehículos blindados y aviones de combate, sistemas de artillería de gran calibre, helicópteros de ataque, barcos de guerra, misiles y lanzamisiles, así como armas ligeras.
El tratado está en negociaciones desde hace siete años. Una sesión precedente de negociaciones tuvo lugar en julio y no resultó exitosa.
"El mundo ha sido secuestrado por tres países", deploró Anna Macdonald, de la ONG Oxfam. "El tratado se convertirá en realidad, es una cuestión de tiempo", afirmó.
Amnistía Internacional también lamentó el bloqueo del proyecto, tildándolo de movimiento "profundamente cínico".
Secuestrado por tres países
Los tres países detractores expusieron diferentes razones para el rechazo del tratado.
El embajador iraní ante la ONU, Mohamed Jazaee, afirmó que el tratado somete a los países compradores de armas a un decreto de los exportadores que ignora "los derechos de los pueblos bajo ocupación colonial", así como "el derecho natural de los Estados de defenderse contra una agresión".
El representante norcoreano juzgó por su parte que el texto "no era equilibrado" y que podría ser "manipulado políticamente por los principales exportadores".
Por su parte, el embajador sirio ante la ONU, Bashar Jaafari, deploró que el texto no cubre "el comercio ilegal de armas que apoya al terrorismo", en referencia a la oposición siria que, según Damasco, es armada por los países del Golfo y Turquía.
Las armas cubiertas van de pistolas a aviones y navíos de guerra, pasando por los misiles.
Estados Unidos -principal proveedor de armas del mundo- afirmó tras la reunión que el borrador "contenía nuestros objetivos para lograr un texto fuerte, equilibrado y aplicable que permitiría aumentar las prohibiciones de estándares comunes para regular el comercio internacional de armas convencionales", explicó el jefe de la delegación, Tom countryman.
Rusia reconoció que en el texto había "omisiones" y "dudosas" cláusulas, como por ejemplo el nulo control de transferencias de armas a grupos rebeldes.
Durante las negociaciones, que comenzaron el 18 de marzo, 69 países firmaron una declaración pidiendo que el tratado sobre el comercio de armas convencionales incluyera las municiones