
Netanyahu-izquierda-y Romney.
"¿Barack Obama castigará a Israel si es reelegido el 6 de noviembre?, se preguntó este fin de semana el diario Yediot Aharonot.
Este popular periódico reprocha al primer ministro israelí haberse convertido en "el enemigo de Obama" y haber roto un tabú al optar por Mitt Romney, rival del presidente demócrata saliente, en vez de mantener una actitud de estricta neutralidad.
"Él (Netanyahu) se inmiscuyó groseramente, vulgarmente y sin reservas en la campaña electoral" estadounidense, acusa el diario de izquierdas Haaretz.
Aprovechando la ocasión, el líder de la oposición, Shaul Mofaz, preguntó irónicamente al primer ministro: "Por favor, explíquenos: ¿qué régimen es más importante derrocar, el de Washington o el de Teherán?".
"Es absurdo", se defendió "Bibi" Netanyahu, quien subrayó que continuaría exigiendo a Estados Unidos que fije a Teherán "líneas rojas" no franqueables en su programa nuclear.
Obama no quiere un ultimátum de este tipo y antepone la diplomacia y las sanciones internacionales, mientras que Netanyahu hace planear la amenaza de un ataque contra las instalaciones nucleares iraníes, a pesar de las advertencias de países amigos, como Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña o Francia.
"La cuestión que me guía no son las elecciones en Estados Unidos, sino las centrifugadoras en Irán", insistió el primer ministro.
Esto no impide que sea desautorizado en el seno mismo de su gobierno, especialmente por el ministro de Defensa, Ehud Barak, para quien los trapos sucios con Estados Unidos deben ser lavados en casa, "en foros a puerta cerrada" y no ventilados en la plaza pública.
"Bibi el estadounidense"
Para la mayoría de los analistas, más allá de su retórica bélica, Netanyahu quiere conseguir de Obama las máximas concesiones posibles antes de las elecciones estadounidenses, jugando con el peso del electorado judío.
Cualquier desplazamiento de este electorado, tradicionalmente demócrata, podría ser determinante, como lo fue cuando George W. Bush ganó por muy poco las elecciones en el año 2000 frente al demócrata Al Gore.
Mitt Romney, que fue recibido calurosamente en Jerusalén por Netanyahu a finales de julio, en plena campaña electoral, acusó a su rival de haber "abandonado" a Israel frente a Irán.
El entendimiento nunca se produjo con el actual inquilino de la Casa Blanca. En mayo de 2011, Netanyahu protagonizó un desaire en el despacho oval y ante las cámaras de televisión, al rechazar la propuesta de Obama de establecer las fronteras de un futuro Estado palestino sobre las líneas de 1967.
Según el Yédiot Aharonot, es por esta razón, y no por las divergencias sobre Irán, que el jefe del gobierno israelí apuesta por Romney.
"Si este último gana, necesitará meses antes de poner en marcha su administración... Por contra, si consigue un segundo mandato, Obama estaría operativo de forma inmediata para exigir a Israel concesiones muy importantes sobre el dossier palestino", explicó el editorialista del periódico, Nahum Barnéa.
El proceso de paz está bloqueado desde la elección de Barack Obama. "Lo intentó, fracasó. Pero está rodeado de consejeros que consideran que lo debe volver a intentar", según Barnéa.
Este popular periódico reprocha al primer ministro israelí haberse convertido en "el enemigo de Obama" y haber roto un tabú al optar por Mitt Romney, rival del presidente demócrata saliente, en vez de mantener una actitud de estricta neutralidad.
"Él (Netanyahu) se inmiscuyó groseramente, vulgarmente y sin reservas en la campaña electoral" estadounidense, acusa el diario de izquierdas Haaretz.
Aprovechando la ocasión, el líder de la oposición, Shaul Mofaz, preguntó irónicamente al primer ministro: "Por favor, explíquenos: ¿qué régimen es más importante derrocar, el de Washington o el de Teherán?".
"Es absurdo", se defendió "Bibi" Netanyahu, quien subrayó que continuaría exigiendo a Estados Unidos que fije a Teherán "líneas rojas" no franqueables en su programa nuclear.
Obama no quiere un ultimátum de este tipo y antepone la diplomacia y las sanciones internacionales, mientras que Netanyahu hace planear la amenaza de un ataque contra las instalaciones nucleares iraníes, a pesar de las advertencias de países amigos, como Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña o Francia.
"La cuestión que me guía no son las elecciones en Estados Unidos, sino las centrifugadoras en Irán", insistió el primer ministro.
Esto no impide que sea desautorizado en el seno mismo de su gobierno, especialmente por el ministro de Defensa, Ehud Barak, para quien los trapos sucios con Estados Unidos deben ser lavados en casa, "en foros a puerta cerrada" y no ventilados en la plaza pública.
"Bibi el estadounidense"
Para la mayoría de los analistas, más allá de su retórica bélica, Netanyahu quiere conseguir de Obama las máximas concesiones posibles antes de las elecciones estadounidenses, jugando con el peso del electorado judío.
Cualquier desplazamiento de este electorado, tradicionalmente demócrata, podría ser determinante, como lo fue cuando George W. Bush ganó por muy poco las elecciones en el año 2000 frente al demócrata Al Gore.
Mitt Romney, que fue recibido calurosamente en Jerusalén por Netanyahu a finales de julio, en plena campaña electoral, acusó a su rival de haber "abandonado" a Israel frente a Irán.
El entendimiento nunca se produjo con el actual inquilino de la Casa Blanca. En mayo de 2011, Netanyahu protagonizó un desaire en el despacho oval y ante las cámaras de televisión, al rechazar la propuesta de Obama de establecer las fronteras de un futuro Estado palestino sobre las líneas de 1967.
Según el Yédiot Aharonot, es por esta razón, y no por las divergencias sobre Irán, que el jefe del gobierno israelí apuesta por Romney.
"Si este último gana, necesitará meses antes de poner en marcha su administración... Por contra, si consigue un segundo mandato, Obama estaría operativo de forma inmediata para exigir a Israel concesiones muy importantes sobre el dossier palestino", explicó el editorialista del periódico, Nahum Barnéa.
El proceso de paz está bloqueado desde la elección de Barack Obama. "Lo intentó, fracasó. Pero está rodeado de consejeros que consideran que lo debe volver a intentar", según Barnéa.