"Las negociaciones de Ginebra II tienen como único objetivo satisfacer las demandas de la revolución" y "antes que nada retirarle al carnicero (Asad) todos sus poderes", declaró Ahmad Jarba, el jefe de la Coalición de la Oposición.
Luego de medio día de discusiones a puerta cerrada en un hotel de un lejano suburbio de Estambul, mediante un voto secreto, 58 miembros de la Coalición votaron "sí", 14 votaron "no", dos se abstuvieron y uno votó en blanco para participar en las conversaciones que comenzarán el miércoles en Ginebra, según los resultados comunicados por la coalición.
Sólo 75 de unos 120 delegados de la oposición moderada al régimen de Bashar al Asad participaron, lo que pone en evidencia las fuertes divergencias.
El debate sobre el envío de una delegación a Montreux, localidad suiza donde se llevará a cabo la conferencia, divide profundamente a la oposición moderada al presidente sirio Bashar al Asad, desgarrada entre la rivalidad de sus dos principales proveedores de fondos, Arabia Saudita y Catar.
En este contexto, muchos de sus miembros se muestran reacios a la idea de sentarse en la misma mesa con representantes de un régimen que intentan derribar desde hace casi tres años.
"Hacer concesiones será doloroso", advirtió el viernes un consejero cercano del presidente Jarba, Munzer Aqbiq.
El ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Laurent Fabius, dijo que la oposición había adoptado una "decisión valiente".
Antes del inicio de las discusiones, el portavoz de la coalición, Jaled Saleh, recordó las condiciones sine qua non de la participación de la oposición en la conferencia de paz.
"El objetivo de cualquier solución política debe ser el establecimiento de un gobierno de transición, en el cual no figure el presidente Asad, con plenos poderes y con la responsabilidad de organizar elecciones transparentes", dijo Saleh.
Concesiones de Damasco
Estas exigencias ya han sido rechazadas por Damasco, que reiteró que no irá a Ginebra II "para entregar el poder a nadie ni hacer transacciones con nadie", y que corresponde a Bashar al Asad liderar la transición.
No obstante, bajo la influencia de su fiel aliado ruso, el régimen del presidente Asad hizo el viernes varias concesiones "humanitarias", que responden a otras exigencias de la oposición.
Tras un encuentro con su homólogo ruso Serguei Lavrov en Moscú, el jefe de la diplomacia siria Walid Mualem sugirió un "canje de prisioneros" y un plan que prevé "el cese de cualquier acción militar" en la región de Alepo (norte).
Sin embargo, las condiciones de este alto el fuego no eran claras. "Aún no es oficial y esta oferta se dio en el marco de lo que dijo Mualem al ministro ruso de Asuntos Exteriores", declaró a la AFP una fuente de seguridad en Damasco.
"Los detalles y mecanismos serán detallados una vez que se obtenga el acuerdo de las otras partes", añadió esta fuente.
Conscientes de las reticencias de la oposición, los miembros del grupo de países "amigos de Siria" han multiplicado en los últimos días las iniciativas y declaraciones para convencerla de que participe en la conferencia.
El viernes, el secretario de Estado norteamericano John Kerry lanzó una advertencia al régimen contra cualquier intento de "desviar el objetivo" de Ginebra II.
"Nadie se va a dejar engañar", aseguró Kerry, amenazando a Damasco con una "respuesta mucho más fuerte" en caso de maniobras de distracción.
Turquía y Catar, por mandato de los patrocinadores occidentales y árabes de la oposición, se reunieron el sábado por segundo día consecutivo en Ankara con grupos de combatientes rebeldes sirios, incluyendo el Frente Islámico, para tratar de convencerlos de la utilidad de Ginebra II, informaron fuentes diplomáticas.
La conferencia de Ginebra II intentará hallar una solución política para poner fin a la guerra civil en Siria, que ha causado más de 130.000 muertos y millones de refugiados y desplazados desde marzo de 2011.