Francia y Gran Bretaña sentaron un ejemplo en noviembre al dejar de lado su histórica rivalidad militar y firmar sendos tratados sin precedentes para la creación de una fuerza combinada y la realización de pruebas e investigaciones nucleares conjuntas.
Acuerdos como éste "contribuirán a mejorar las capacidades europeas de defensa", aseguraron los ministros.
La Agencia Europea de Defensa (AED) identificó 70 áreas en las que los gobiernos podrían trabajar juntos, incluido el transporte aéreo, la asistencia médica o la protección de tropas contra artefactos explosivos improvisados.
Alemania y Suecia están detrás de este nuevo paso de los europeos para tratar de rentabilizar al máximo sus menguantes recursos nacionales en materia de defensa.
Ambos países abogaron en noviembre por un incremento de la colaboración europea, pese a subrayar que cada gobierno debe decidir qué capacidades deben permanecer bajo su soberanía y abogar por incluir en esa categoría las fuerzas y aviones de combate, los buques de guerra o los servicios de inteligencia.
La falta de una verdadera política común de defensa en la UE se evidencia, entre otras cosas, por el pequeño presupuesto de la AED, objeto de un encendido debate entre los países miembros del bloque.
Algunos socios quieren aumentar de 3,9% hasta 31,7 millones de euros su presupuesto, pero Gran Bretaña se opone alegando que sería injustificable ante el recorte del gasto que acaba de aprobar para su propia defensa.
Nick Witney, ex director ejecutivo de la AED, saludó la iniciativa de Berlín y Estocolmo, pero mostró sus dudas sobre su materialización.
La propuesta es una "señal de vida" de la defensa europea, "¿pero hasta qué punto están determinados (los países europeos) en sacarla adelante?", se preguntó.
Acuerdos como éste "contribuirán a mejorar las capacidades europeas de defensa", aseguraron los ministros.
La Agencia Europea de Defensa (AED) identificó 70 áreas en las que los gobiernos podrían trabajar juntos, incluido el transporte aéreo, la asistencia médica o la protección de tropas contra artefactos explosivos improvisados.
Alemania y Suecia están detrás de este nuevo paso de los europeos para tratar de rentabilizar al máximo sus menguantes recursos nacionales en materia de defensa.
Ambos países abogaron en noviembre por un incremento de la colaboración europea, pese a subrayar que cada gobierno debe decidir qué capacidades deben permanecer bajo su soberanía y abogar por incluir en esa categoría las fuerzas y aviones de combate, los buques de guerra o los servicios de inteligencia.
La falta de una verdadera política común de defensa en la UE se evidencia, entre otras cosas, por el pequeño presupuesto de la AED, objeto de un encendido debate entre los países miembros del bloque.
Algunos socios quieren aumentar de 3,9% hasta 31,7 millones de euros su presupuesto, pero Gran Bretaña se opone alegando que sería injustificable ante el recorte del gasto que acaba de aprobar para su propia defensa.
Nick Witney, ex director ejecutivo de la AED, saludó la iniciativa de Berlín y Estocolmo, pero mostró sus dudas sobre su materialización.
La propuesta es una "señal de vida" de la defensa europea, "¿pero hasta qué punto están determinados (los países europeos) en sacarla adelante?", se preguntó.