El joven documentalista se había dado cuenta a principios de 2015 que "Mama Rainbow", un conmovedor mediometraje en el que madres chinas relatan con emoción sus reacciones ante la homosexualidad de sus hijos, había desaparecido de las principales plataformas de video del país.
El sitio 56.com le confesó que la película, que tuvo mucho éxito al ser puesta en línea, había sido suprimida tras una demanda de la poderosa Administración de Estado del cine, radio y televisión (SAPPRFT).
Fan Popo tomó contacto con la agencia estatal, que le responde que no tienen "ningún documento" sobre el documental, y niega haber provocado su desaparición.
"Decidí entonces querellarme contra ellos para defender mis derechos y obligarlos a comunicarme sus razones" explicó Fan Pop a la AFP.
Inesperadamente, un tribunal aceptó examinar el caso.
La Primera corte intermediaria de Pekín consideró que la respuesta oficial dada a Fan Popo "había infringido la ley" ya que no emanaba formalmente de la Administración en su conjunto, según un veredicto fechado el martes y consultado por la AFP.
El tribunal condenó a la SAPPRFT a pagar 50 yuanes (7 euros, USD 7,70) de costes judiciales. Una condena ciertamente simbólica pero rarísima al tratarse de una agencia estatal, verdadero brazo de las autoridades para controlar internet y los contenidos culturales.
En cambio el tribunal no se pronunció sobre el fondo del caso y rechazó las demás demandas del documentalista.
En 2008, las autoridades habían incluido la homosexualidad entre los contenidos "pornográficos y vulgares" que debían ser evitados en las pantallas, pero esta cláusula fue suprimida en 2010.
China despenalizó la homosexualidad en 1997 y la retiró de su lista de enfermedades mentales en 2001.
Sin embargo, los gays y lesbianas chinos están sometidos a fuerte presión familiar y social. A menudo hijos únicos, deben satisfacer el deseo de sus padres de ser abuelos, y se resignan frecuentemente a un matrimonio heterosexual, guardando en secreto su verdadera orientación.
El sitio 56.com le confesó que la película, que tuvo mucho éxito al ser puesta en línea, había sido suprimida tras una demanda de la poderosa Administración de Estado del cine, radio y televisión (SAPPRFT).
Fan Popo tomó contacto con la agencia estatal, que le responde que no tienen "ningún documento" sobre el documental, y niega haber provocado su desaparición.
"Decidí entonces querellarme contra ellos para defender mis derechos y obligarlos a comunicarme sus razones" explicó Fan Pop a la AFP.
Inesperadamente, un tribunal aceptó examinar el caso.
La Primera corte intermediaria de Pekín consideró que la respuesta oficial dada a Fan Popo "había infringido la ley" ya que no emanaba formalmente de la Administración en su conjunto, según un veredicto fechado el martes y consultado por la AFP.
El tribunal condenó a la SAPPRFT a pagar 50 yuanes (7 euros, USD 7,70) de costes judiciales. Una condena ciertamente simbólica pero rarísima al tratarse de una agencia estatal, verdadero brazo de las autoridades para controlar internet y los contenidos culturales.
En cambio el tribunal no se pronunció sobre el fondo del caso y rechazó las demás demandas del documentalista.
En 2008, las autoridades habían incluido la homosexualidad entre los contenidos "pornográficos y vulgares" que debían ser evitados en las pantallas, pero esta cláusula fue suprimida en 2010.
China despenalizó la homosexualidad en 1997 y la retiró de su lista de enfermedades mentales en 2001.
Sin embargo, los gays y lesbianas chinos están sometidos a fuerte presión familiar y social. A menudo hijos únicos, deben satisfacer el deseo de sus padres de ser abuelos, y se resignan frecuentemente a un matrimonio heterosexual, guardando en secreto su verdadera orientación.