Este lugar, uno de los más míticos y menos visitados de la antigua Unión Soviética, fue descubierto por los paleontólogos soviéticos en los años 1950.
"Steven Spielberg tendría que haber rodado aquí Parque Jurásico. Las huellas de los dinosaurios son reales, no han sido realizadas por ordenador", cuenta Amán, de 35 años, que vive en el pueblo de Khodja Pil, al pie de la meseta.
Algunas de las 2.500 huellas de dinosaurios miden 40 centímetros de largo y 30 centímetros de ancho, y otras llegan a los 70 cm de largo y 60 de ancho.
La pisada de un dinosaurio de cinco o seis metros de alto podría llegar a los dos metros.
El lugar es conocido por tener la más larga sucesión de huellas del mundo, que fueron dejando los dinosaurios andando o corriendo.
Cuesta creer que los dinosaurios hayan sobrevivido en esta zona, actualmente árida y montañosa. Pero hace 150 millones de años, cuando estas criaturas reinaban en la Tierra, el ecosistema era completamente diferente.
"Hace unos 145-150 millones de años, había lagos, pantanos, hordas de dinosaurios recorrían las orillas. Había carnívoros y herbívoros", explica Anatoli Bushmakin, un científico turcomano que se dedica a la "Meseta de los Dinosaurios".
"Estas ciénagas arenosas se llenaron rápidamente de lodo y las huellas prehistóricas quedaron marcadas para siempre", explicó.
Turkmenistán, que sigue siendo uno de los países más aislados del mundo, acoge cada año a un puñado de turistas y la mayoría de los que visitan la meseta son turcomanos.
"Tenemos la impresión de que los dinosaurios estuvieron aquí recientemente. Si usted sube a lo alto de la montaña, se los puede imaginar andando a lo lejos", describe Gulia, de 27 años, que vive en la ciudad más cercana, Turkmenabat.
- "Único" en el mundo -
Para visitar la meseta, situada cerca de la frontera con Afganistán y Uzbekistán, los turistas necesitan un permiso.
Desde la capital turcomana, Asjabad, en la otra punta del país, tiene que tomar un avión hasta Türkmenabat y luego recorrer 450 km por carretera para llegar a la meseta.
Las huellas fueron confirmadas en los años 1950, pero los habitantes de los alrededores las conocían desde mucho antes. Eso sí, pocos se creían que fuesen de dinosaurios. De hecho, el pueblo situado al pie de la meseta se llama Khodja Pil, que significa "el milagro de los elefantes".
Nunca ha habido elefantes en Turkmenistán, pero una leyenda local atribuía las huellas a los traídos por Alejandro Magno para sus conquistas.
"En esta meseta, lo realmente único, es que aquí se conservan huellas precisas de los dinosaurios; se pueden distinguir los dedos o rastrearlas", cuenta Bushmakin maravillado.
"Nunca se ha encontrado una cantidad tan grande de huellas en ningún sitio del mundo", asegura.
Por eso las autoridades turcomanas esperan convertir la región en un destino turístico aprovechando que la meseta se halla en el corazón del Parque Nacional de Koytendag, que alberga la montaña más alta del país, cascadas, lagos y grutas.