Las pinturas de la cueva de Chauvet.
Para este estudio, realizado por Benjamin Sadier, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS, por su sigla en francés), y publicado en los Anales de la Academia Estadounidense de Ciencias (PNAS, por su sigla en inglés), los investigadores realizaron análisis geomórficos de la única entrada al sitio y una datación con cloro 36.
La primera técnica permite explicar los diferentes relieves terrestres y su génesis, mientras que la segunda da una estimación del tiempo que pasó desde la última vez que una roca estuvo expuesta a la atmósfera.
Mediciones anteriores con radiocarbono ya habían permitido estimar que las pinturas habían sido realizadas hace unos 31.000 años por la cultura Auriñaciense, que se desarrolló en el Paleolítico Superior, de 28.000 a 40.000 años atrás.
Pero su edad había sido cuestionada por algunos arqueólogos, que creían que de hecho habrían sido obra de la cultura Magdaleniense tardía, hace 17.000 a 12.000 años. Estos expertos destacaron un paralelismo entre las técnicas de pintura de la cueva de Chauvet y las de la cultura Magdaleniense.
Sadier explicó que los análisis geomorfológicos y la datación con cloro 36 permitieron determinar que el acantilado ubicado encima de la entrada de la gruta se derrumbó varias veces, la primera hace 29.000 años y la última hace 21.000 años, impidiendo el acceso a la gruta.
La cueva fue reabierta en 1994, cuando fue descubierta por Jean-Marie Chauvet.
Según los autores, las pinturas probablemente se remontan a más de 21.000 años debido a la obstrucción de la entrada de la gruta en esa fecha.
Por otra parte, las anteriores dataciones de la roca sobre la cual se hicieron las pinturas, y el carbón y la osamenta de animales que se encontraban adentro, sugieren que las pinturas datan de hace 30.000 a 32.000 años.
La primera técnica permite explicar los diferentes relieves terrestres y su génesis, mientras que la segunda da una estimación del tiempo que pasó desde la última vez que una roca estuvo expuesta a la atmósfera.
Mediciones anteriores con radiocarbono ya habían permitido estimar que las pinturas habían sido realizadas hace unos 31.000 años por la cultura Auriñaciense, que se desarrolló en el Paleolítico Superior, de 28.000 a 40.000 años atrás.
Pero su edad había sido cuestionada por algunos arqueólogos, que creían que de hecho habrían sido obra de la cultura Magdaleniense tardía, hace 17.000 a 12.000 años. Estos expertos destacaron un paralelismo entre las técnicas de pintura de la cueva de Chauvet y las de la cultura Magdaleniense.
Sadier explicó que los análisis geomorfológicos y la datación con cloro 36 permitieron determinar que el acantilado ubicado encima de la entrada de la gruta se derrumbó varias veces, la primera hace 29.000 años y la última hace 21.000 años, impidiendo el acceso a la gruta.
La cueva fue reabierta en 1994, cuando fue descubierta por Jean-Marie Chauvet.
Según los autores, las pinturas probablemente se remontan a más de 21.000 años debido a la obstrucción de la entrada de la gruta en esa fecha.
Por otra parte, las anteriores dataciones de la roca sobre la cual se hicieron las pinturas, y el carbón y la osamenta de animales que se encontraban adentro, sugieren que las pinturas datan de hace 30.000 a 32.000 años.