Tegucigalpa. La policía nacional, en una magistral demostración de salvajismo, se dedicaron a reprimir hasta la saciedad a docentes y transeúntes con gases lacrimógenos, tubos de acero y trozos de madera, tratándolos de "hijos de puta; pendejos; comunistas; cuatreros y zelayistas".
En las inmediaciones de la Universidad Pedagógica, los uniformados sin decir palabra alguna comenzaron a reprimir tal como sucedía en los tiempos de la dictadura; dispararon bala viva a la muchedumbre, golpearon a todo aquel que se encontraban a su paso en zonas vitales, sin importar que la gente los vieran, les iban diciendo a los manifestantes "que los iban a matar por comunistas".
Por si fuera poco, lanzaron gases lacrimógenos contra las unidades de transporte urbano, mujeres, hombres y niños, se vieron perjudicados por los efectos de los gases, al igual que los mismos policías golpistas se metieron a establecimientos comerciales a golpear a los empleados de las tiendas, y les decian mientras los golpeaban que "eran unos pedazos de mierda, que para nada servían".
Vecinos de zonas aledañas a Plaza Miraflores, reportaron que no soportaban los olores emanados por los gases lacrimógenos, teniendo que sacar a sus hijos de las casas para evitar problemas respiratorios.
Asimismo, en las afueras del Instituto Nacional de Formación Profesional (Infop) policías en un claro abuso de la ley, estuvieron disparando a mansalva contra los manifestantes. se reportán más de treinta personas que fueron agredidas por los golpistas, teniendo que ser trasladados a centros hospitalarios.
En un acto de descaro ante los medios de comunicación, el vocero de la secretaría de Seguridad, Leonel Sauceda, dijo que "ellos hicieron lo correcto, que tenían que desalojar a los manifestantes que estaban impidiendo el libre tránsito", pero el profesor Edgardo Casaña, dirigente magisterial, manifestó a EL LIBERTADOR digital, que los policías en una actitud salvaje masacraron a los que nos estábamos manifestando de manera pacífica y que en ningún momento estábamos cometiendo actos de vandalismo.
Los profesores que provienen de los dieciocho departamentos del país que se encuentran en la capital, responsabilizan al gobierno de la represión que han sido víctimas, y han dicho que aumentarán las medidas de presión para que se destituya al secretario de Educación, Alejandro Ventura Soriano, y se recuperen los fondos que fueron saqueados por la dictadura del Instituto Nacional de Previsión del Magisterio (Inprema).
En tanto, la empleada de confianza del alcalde de Tegucigalpa, Ricardo Álvarez, Mercedes Saravia, hace apología al odio contra los profesionales de la educación: Entre líneas ha dicho que avala la represión hacia todo maestro que esté luchando por los derechos que le corresponden al pueblo hondureño, y que está de acuerdo en que sean hasta asesinados, pero la respuesta no se ha hecho esperar: Cientos de padres de familia la han desautorizado para que los represente, porque sigue líneas del alcalde Álvarez, que busca privatizar la educación, y han respondido que la próxima semana habrán sendas movilizaciones de los padres de familia en apoyo al gremio magisterial y que pedirán la cabeza del secretario de Educación por inoperante.