Protesta de estudiantes argentinos sorprende a políticos y derriba mitos


BUENOS AIRES, Oscar Laski, (AFP) - "Escuela tomada", es la leyenda que se repite en casi 30 escuelas públicas del nivel medio de la capital argentina como expresión de un movimiento estudiantil en ascenso que sorprendió a los políticos y golpea el paradigma de una adolescencia no comprometida.



Realizan una clase pública en Filosofía como protesta, ayer en Buenos Aires
Realizan una clase pública en Filosofía como protesta, ayer en Buenos Aires
"No somos una generación dormida. Tenemos mucho que enseñarle a los adultos de la comunidad educativa y además asumimos formas diferentes de reclamos", dijo a la AFP Diego Kozlowzky en la puerta del 'Carlos Pellegrini', una de las escuelas ocupadas y de tradición combativa en los convulsionados años 1970.
Varias escuelas públicas están tomadas desde hace tres semanas en reclamo de obras de infraestructura básica, pero la protesta se profundizó en los últimos días cuando la alcaldía de la capital argentina pretendió elaborar "listas negras" para identificar a sus líderes.
Kozlowzky, de 16 años y alumno del último ciclo, definió de "estudiantazo" la movilización, entre las más contundentes de los últimos 15 años en el nivel medio público del distrito, que tiene una matrícula de 97.000 alumnos.
A la protesta de los secundarios se sumaron universitarios de cuatro facultades y amenaza con extenderse en los próximos días a otros centros educativos, mientras los docentes capitalinos anunciaron una huelga de 48 horas para la semana próxima.
Los estudiantes reclaman que se declare la emergencia educativa para emprender de manera urgente el mantenimiento de los deteriorados edificios, pues sólo se ha ejecutado el 7% del presupuesto anual de obras, según fuentes de los organizadores de la protesta.
Ajeno a una asamblea que realizaban sus compañeros en el ocupado Normal 9 (bachillerato) del centro de Buenos Aires, Matías Yáñez, 17 años, se pronunció contra la protesta por considerar que "hay otros métodos para reclamar por algo que es justo, como enviar cartas o las marchas".
El movimiento estudiantil puso en duda el estigma de que los jóvenes asumen posturas individualistas, dedicados sólo a la diversión y al escapismo, a diferencia de los años 1970, cuando se registró una fuerte participación.
"Las tomas de las escuelas tienen puntos en común y diferencias con los años 70: ya no es una disputa juvenil entre distintas tendencias, sino un movimiento estudiantil que incluye pluralidad", dijo a la AFP Guillermo Golzman, director nacional de Enseñanza Media.
Norma Madeo, madre de un alumno del secundario 'Mariano Acosta', otro de los colegios ocupados, opinó que la situación real de los adolescentes "es la contracara de lo que en general venden algunos medios en Argentina".
"Se quiere dar la imagen de que los chicos viven fumados (drogados), viven 'al pedo' (sin metas), no estudian. Yo veo que los pibes han aprendido en las tomas, generan ideas, vínculos de solidaridad y buscan formas de entrarle a los conflictos que son de los adultos", señaló Madeo a la AFP.
Golzman citó además que las nuevas formas de participación incluyen las redes sociales de internet que son utilizadas por los estudiantes para difundir rápidamente sus decisiones, aunque sin dejar de lado las asambleas a las que los jóvenes siguen considerando, dijo, como "mecanismos genuinos" de expresión.
En medio de un agudo clima de confrontación a nivel político, la potencia del movimiento estudiantil obligó a la dirigencia a pronunciarse, incluida la presidenta Cristina Kirchner, que apoyó la protesta en la capital, cuyo alcalde, el conservador Mauricio Macri, es muy crítico del gobierno federal.
"No me parece mucho lo que piden (los estudiantes) y no escuché ni insultos ni agravios. Sólo piden solución a un problema", indicó Kirchner.
Sin embargo, Itatí Hagman, titular de la Federación Universitaria de Buenos Aires (controlada por la izquierda), que nuclea los centros de estudiantes capitalinos, dijo que Kirchner "omite algo fundamental: las condiciones edilicias paupérrimas de la mayor parte de los establecimientos de la Universidad de Buenos Aires", que dependen del gobierno federal.
En tanto, Francisco de Narváez, uno de los líderes del opositor peronismo disidente, calificó de "irresponsable" a la mandataria por "impulsar una condición de rebeldía que de ninguna manera es la forma de llevar adelante un conflicto".
Viernes, 10 de Septiembre 2010
AFP (Agence France-Presse)
           


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