Manifestantes en Bengasi, Libia.
Libia se encuentra al borde de la guerra civil, diagnosticó Saif al Islam, hijo del máximo dirigente de ese país, Muamar Kadhafi.
La ONG Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH, con sede en París) aseguró este lunes que varias ciudades libias cayeron en manos de los manifestantes, entre ellas Benghazi (bastión de la oposición) y que de 300 a 400 personas habían muerto en seis días de protestas y de feroz represión.
Otra organización, Human Rights Watch (HRW, con sede en Nueva York) evaluó en 230 el número de víctimas mortales.
La televisión estatal libia anunció por la noche un operativo de las fuerzas de seguridad contra "saboteadores y terroristas", que provocó "varios muertos" sin más precisiones, antes de mostrar imágenes "en directo" de manifestantes pro Kadhafi en la principal plaza de la capital.
Saif al Islam anunció la creación de una comisión para investigar "las circunstancias y acontecimientos que provocaron varias víctimas".
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó su "indignación" por los ataques contra los manifestantes.
En una conversación telefónica anterior mantenida este lunes con Kadhafi (del que se esperaba un pronunciamiento de un momento a otro, el primero desde el estallido de las protestas), Ban reclamó el "cese inmediato" de la represión, según declaró un portavoz de la ONU.
La Unión Europea y la OTAN condenaron este lunes la represión y reclamaron su fin, al tiempo que Estados Unidos ordenó la repatriación de su personal diplomático "no esencial". Varios países de la UE preparan también la evacuación de sus ciudadanos.
Un avión militar austriaco pudo despegar de Trípoli con 62 europeos a bordo, nueve austriacos y también alemanes, franceses y holandeses, precisó un portavoz del Ministerio austriaco de Defensa.
Italia decretó la alerta máxima en todas sus bases aéreas después de que dos aviones militares libios y dos helicópteros civiles aterrizaran este lunes en Malta.
Los rumores sobre una presunta huida de Kadhafi se dispararon después de que el ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, anunciase en Bruselas que el líder libio podría haber abandonado su país con destino a Venezuela.
El Gobierno venezolano lo desmintió poco después.
Muchas empresas extranjeras como las franceses Total y Vinci, la petrolera italiana ENI, la británica BP, la noruega Statoil y las alemanas Wintershall y RWE Dea, comenzaron la repatriación de sus asalariados.
La situación en Libia, país petrolero, acrecentó los temores sobre el abastecimiento energético, y el barril de crudo se negoció este lunes a más de 105 dólares, un máximo desde septiembre de 2008.
En Yemen, miles de personas iniciaron una sentada en Saná y varios miles de chiitas se manifestaron en Saada (norte) contra el presidente Alí Abdalá Saleh, en el poder desde hace 32 años, amenazado por una ola de protestas que en una semana se cobró 12 vidas, incluyendo la de un manifestante este lunes en Adén (sur).
Los ulemas yemeníes prohibieron usar la fuerza contra los manifestantes y condenaron los arrestos arbitrarios y la tortura, en un comunicado emitido el lunes tras una reunión de esos clérigos musulmanes.
Pese a esa presión, Saleh declaró en una conferencia de prensa que no piensa renunciar y que solo se irá "por medio de las urnas".
En Bahréin, el rey Hamad Ben Issa al Jalifa ordenó este lunes la liberación de presos chiitas y aplazar los procesos judiciales que cursan contra otros prisioneros políticos, según la agencia de prensa oficial.
El monarca aceptó así una de las peticiones de la oposición.
Un herido de bala el pasado viernes falleció en un hospital de Manama, elevando a siete el número de muertos durante las revueltas, iniciadas el 14 de febrero.
A pesar de la oferta de diálogo lanzada por el príncipe heredero, los manifestantes continuaron acampados este lunes en la plaza de la Perla de la capital de este reino del Golfo, donde tiene su sede la V Flota de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, miles de partidarios del régimen, exhibiendo banderas del país y retratos de los principales dirigentes, se manifestaron el lunes en apoyo de la familia real sunita de los Al Jalifa.
La oposición de este país con mayoría de la población chiita prepara para el martes una gran manifestación contra la dinastía Al Jalifa.
Como consecuencia de la agitación, el emirato renunció este lunes a organizar el 13 de marzo el Gran Premio de Fórmula 1, que abría la temporada en el circuito de Sahkir.
En Marruecos, donde el domingo hubo disturbios tras las manifestaciones organizadas en todo el país, el ministro de Interior, Taib Cherkaui, informó del hallazgo de cinco cuerpos calcinados en el interior de una sucursal bancaria en Alhucemas (norte). En esta ciudad, así como en Larache y en Marrakech se registraron los incidentes más graves.
Cherkaui agregó que 128 personas, entre ellas 115 miembros de las fuerzas de seguridad, resultaron heridos durante los disturbios.
La ONG Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH, con sede en París) aseguró este lunes que varias ciudades libias cayeron en manos de los manifestantes, entre ellas Benghazi (bastión de la oposición) y que de 300 a 400 personas habían muerto en seis días de protestas y de feroz represión.
Otra organización, Human Rights Watch (HRW, con sede en Nueva York) evaluó en 230 el número de víctimas mortales.
La televisión estatal libia anunció por la noche un operativo de las fuerzas de seguridad contra "saboteadores y terroristas", que provocó "varios muertos" sin más precisiones, antes de mostrar imágenes "en directo" de manifestantes pro Kadhafi en la principal plaza de la capital.
Saif al Islam anunció la creación de una comisión para investigar "las circunstancias y acontecimientos que provocaron varias víctimas".
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, expresó su "indignación" por los ataques contra los manifestantes.
En una conversación telefónica anterior mantenida este lunes con Kadhafi (del que se esperaba un pronunciamiento de un momento a otro, el primero desde el estallido de las protestas), Ban reclamó el "cese inmediato" de la represión, según declaró un portavoz de la ONU.
La Unión Europea y la OTAN condenaron este lunes la represión y reclamaron su fin, al tiempo que Estados Unidos ordenó la repatriación de su personal diplomático "no esencial". Varios países de la UE preparan también la evacuación de sus ciudadanos.
Un avión militar austriaco pudo despegar de Trípoli con 62 europeos a bordo, nueve austriacos y también alemanes, franceses y holandeses, precisó un portavoz del Ministerio austriaco de Defensa.
Italia decretó la alerta máxima en todas sus bases aéreas después de que dos aviones militares libios y dos helicópteros civiles aterrizaran este lunes en Malta.
Los rumores sobre una presunta huida de Kadhafi se dispararon después de que el ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, anunciase en Bruselas que el líder libio podría haber abandonado su país con destino a Venezuela.
El Gobierno venezolano lo desmintió poco después.
Muchas empresas extranjeras como las franceses Total y Vinci, la petrolera italiana ENI, la británica BP, la noruega Statoil y las alemanas Wintershall y RWE Dea, comenzaron la repatriación de sus asalariados.
La situación en Libia, país petrolero, acrecentó los temores sobre el abastecimiento energético, y el barril de crudo se negoció este lunes a más de 105 dólares, un máximo desde septiembre de 2008.
En Yemen, miles de personas iniciaron una sentada en Saná y varios miles de chiitas se manifestaron en Saada (norte) contra el presidente Alí Abdalá Saleh, en el poder desde hace 32 años, amenazado por una ola de protestas que en una semana se cobró 12 vidas, incluyendo la de un manifestante este lunes en Adén (sur).
Los ulemas yemeníes prohibieron usar la fuerza contra los manifestantes y condenaron los arrestos arbitrarios y la tortura, en un comunicado emitido el lunes tras una reunión de esos clérigos musulmanes.
Pese a esa presión, Saleh declaró en una conferencia de prensa que no piensa renunciar y que solo se irá "por medio de las urnas".
En Bahréin, el rey Hamad Ben Issa al Jalifa ordenó este lunes la liberación de presos chiitas y aplazar los procesos judiciales que cursan contra otros prisioneros políticos, según la agencia de prensa oficial.
El monarca aceptó así una de las peticiones de la oposición.
Un herido de bala el pasado viernes falleció en un hospital de Manama, elevando a siete el número de muertos durante las revueltas, iniciadas el 14 de febrero.
A pesar de la oferta de diálogo lanzada por el príncipe heredero, los manifestantes continuaron acampados este lunes en la plaza de la Perla de la capital de este reino del Golfo, donde tiene su sede la V Flota de Estados Unidos.
Al mismo tiempo, miles de partidarios del régimen, exhibiendo banderas del país y retratos de los principales dirigentes, se manifestaron el lunes en apoyo de la familia real sunita de los Al Jalifa.
La oposición de este país con mayoría de la población chiita prepara para el martes una gran manifestación contra la dinastía Al Jalifa.
Como consecuencia de la agitación, el emirato renunció este lunes a organizar el 13 de marzo el Gran Premio de Fórmula 1, que abría la temporada en el circuito de Sahkir.
En Marruecos, donde el domingo hubo disturbios tras las manifestaciones organizadas en todo el país, el ministro de Interior, Taib Cherkaui, informó del hallazgo de cinco cuerpos calcinados en el interior de una sucursal bancaria en Alhucemas (norte). En esta ciudad, así como en Larache y en Marrakech se registraron los incidentes más graves.
Cherkaui agregó que 128 personas, entre ellas 115 miembros de las fuerzas de seguridad, resultaron heridos durante los disturbios.