Republicanos vinculan situación en México con seguridad nacional en EEUU


WASHINGTON. - Los principales aspirantes a la candidatura republicana a la presidencia de Estados Unidos no dudaron en vincular la situación en la frontera con México con la seguridad nacional, en un debate el martes en el que volvieron a mostrar divisiones sobre una reforma migratoria.



Los candidatos republicanos, con la mano en el corazón mientras escuchan el himno nacional, antes del debate.
Los candidatos republicanos, con la mano en el corazón mientras escuchan el himno nacional, antes del debate.
El debate, televisado a todo el país, se centró en gran medida en el desafío que representa el régimen iraní, la situación en Siria o la amenaza que supone China a mediano plazo para la hegemonía estadounidense.
El ex presidente de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, que es el nuevo favorito a la investidura republicana según las últimas encuestas, afirmó que Estados Unidos estará en peligro por siempre más ante un ataque terrorista.
La situación en México y la posibilidad de que activistas de grupos radicales crucen la frontera fue abordada por todos los candidatos al responder a preguntas de la audiencia, convocada en el Salón de la Constitución, uno de los principales monumentos de Washington.
Obligados a exhibir su aspecto más conservador ante un público expectante y mayoritariamente partidista, los candidatos no dudaron en proponer más soldados en la frontera, brindar ayuda a México aunque ésta no sea solicitada y una política exterior abiertamente dispuesta a centrarse en la "amenaza" de un mundo inestable.
El gobernador de Texas, Rick Perry, insistió en que es necesario impermeabilizar la frontera con México con tropas y aviones no tripulados.
El ejecutivo Herman Cain propuso incrementar la ayuda a México, un "estado fallido" para los propios mexicanos, aseguró.
Dos aspirantes, el ex senador Rick Santorum y el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney, calificaron a los regímenes hostiles a Estados Unidos en América Latina como posible fuente de amenazas desconocidas.
"Me preocupa mucho lo que está sucediendo en América Central y en Sudamérica. Estoy muy preocupado con los (líderes) militantes socialistas y los radicales, creando alianzas", dijo Santorum.
Santorum aseguró que visitaría en primer lugar Israel si fuera elegido presidente, pero que luego estaría dispuesto a acudir varias veces de ser necesario a América Central y Sudamérica.
Romney, uno de los favoritos según los sondeos, coincidió con Santorum en los peligros desconocidos provenientes a su entender del sur del continente americano.
"Han habido docenas de ataques que han sido abortados por nuestras fuerzas de seguridad" en Estados Unidos, recordó el ex gobernador, "y ahora tenemos ahí mismo a Hezbolá en América Latina, Venezuela, en México", dijo.
La presencia del Hezbolá, un movimiento islamista radical, en América Latina "supone una amenaza muy significativa y directa", aseguró Romney.
Según varios informes de inteligencia, Hezbolá cuenta con presencia en países sudamericanos, entre ellos Venezuela y la triple frontera de Argentina, Brasil y Paraguay, pero responsables de contraterrorismo y la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton, han descartado públicamente que esa presencia pueda representar un peligro inminente para Estados Unidos.
El único que se mostró contrario a una "sobrereacción" en materia de amenazas exteriores fue el libertario y veterano congresista republicano Ron Paul, cuyas posibilidades para la nominación sin embargo parecen escasas.
En tanto, la posibilidad de una reforma migratoria integral en Estados Unidos dividió de nuevo a los principales aspirantes.
Gingrich se mostró abierto a la idea de una reforma que dé posibilidad de legalizar a los indocumentados con una larga presencia y familia en el país.
Su postura fue atacada por otros dos candidatos: Romney, que sigue de cerca a Gingrich en los sondeos; y Michelle Bachmann, una recién elegida congresista y líder conservadora del partido.
"Estoy dispuesto a ser criticado si digo que tenemos que ser humanos a la hora de aplicar la ley, sin dar la ciudadanía pero buscando una forma de legalizar" a los 11 millones de indocumentados presentes en Estados Unidos, dijo Gingrich.
"No creo que el pueblo estadounidense vaya (a estar de acuerdo en) detener a gente que ha estado aquí un cuarto de siglo, que tienen niños y nietos, para separarlos de sus familias y expulsarlos", dijo Gingrich.
En un anterior debate, fue Perry quien recibió críticas por decir que los republicanos que no estaban por una reforma migratoria "no tenían corazón".
 
Miércoles, 23 de Noviembre 2011
AFP (Agencia France-Presse)
           


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