El tercer día del ayuno de Ramadán, su familia estaba durmiendo la siesta en su casa con aire acondicionado, después de haber ido a rezar a una mezquita de Samarra, 110 kilómetros al norte de Bagdad.
"Un hombre saltó por arriba de la muralla, puso una bomba y huyó. Salí con los pies quemados", afirma este agricultor de 52 años, cuya tribu se pasó del lado del gobierno tras haber luchado contra él, cuando Al Qaida mató a su jefe.
Mayid Hasan forma parte de los "Hijos de Irak", nombre que iraquíes y estadounidenses dieron a ex insurgentes que pasaron a partir de septiembre de 2006 a luchar contra Al Qaida, impulsados a ello por jefes de tribus.
"Los terroristas nos consideran los 'Hijos de Estados Unidos' y juraron matarnos a todos cuando se vayan los estadounidenses", asegura.
Una amenaza que no parece vana. Este jueves, seis miembros de las milicias anti-Al Qaida murieron y dos resultaron heridos en un ataque llevado a cabo por hombres armados al noreste de Bagdad, anunció la policía.
Los efectivos de las tropas estadounidenses en Irak se redujeron el martes pasado a menos de 50.000, y el fin de las operaciones "de combate" será declarado la semana próxima. Todas las brigadas de Estados Unidos que permanecen en Irak tienen el fin declarado de "asesorar y asistir" a las fuerzas iraquíes antes de una retirada completa, que debería tener lugar a fines del año próximo.
Estados Unidos financió esas milicias, que inicialmente se denominaron "Sahua" (Despertar), hasta abril de 2009, cuando oficialmente pasaron a estar bajo el control de las autoridades iraquíes. En ese momento tenían 118.000 hombres y el gobierno iraquí había prometido integrar a un 20% en las fuerzas de seguridad y al resto en la administración pública.
No obstante, 52.000 milicianos siguen luchando en nueve de las 18 provincias iraquíes, según una fuente oficial.
"El ministerio de Defensa nos pidió posponer la integración en la función pública porque los necesita" para combatir, dijo Zuheir al Shalabi, un alto responsable iraquí a cargo de los milicianos.
De los 4.800 milicianos que había en Samarra antes de abril de 2009, sólo quedan 750 en las fuerzas de seguridad; 16 murieron y 1.750 trabajan en otra cosa.
"Desde que pasamos a depender del gobierno iraquí, no contamos con el apoyo necesario, cobramos los sueldos de modo irregular y hasta tenemos que comprarnos las armas y los equipos nosotros mismos", afirma Mayid Abas, jefe de una milicia de la región de Samarra.
"Por culpa del desparpajo del gobierno, nos hemos convertido en blanco para los terroristas. Todos los días nos están atacando", lamenta.
Mayid Abas se refiere a asesinatos, explosiones, ataques a mano armada y hasta atentados suicida, como el que causó la muerte de 48 personas cerca de una base militar de la región de Bagdad, a la que habían concurrido milicianos para cobrar el sueldo el pasado 18 de julio.
Los milicianos ganan de 300.000 a 600.000 dinares por mes (de 250 a 500 dólares, 200 a 400 euros), según Jaled al Nuaimi, jefe de los "Hijos de Irak" en la provincia mayoritariamente sunita de Diyala (centro).
"Un hombre saltó por arriba de la muralla, puso una bomba y huyó. Salí con los pies quemados", afirma este agricultor de 52 años, cuya tribu se pasó del lado del gobierno tras haber luchado contra él, cuando Al Qaida mató a su jefe.
Mayid Hasan forma parte de los "Hijos de Irak", nombre que iraquíes y estadounidenses dieron a ex insurgentes que pasaron a partir de septiembre de 2006 a luchar contra Al Qaida, impulsados a ello por jefes de tribus.
"Los terroristas nos consideran los 'Hijos de Estados Unidos' y juraron matarnos a todos cuando se vayan los estadounidenses", asegura.
Una amenaza que no parece vana. Este jueves, seis miembros de las milicias anti-Al Qaida murieron y dos resultaron heridos en un ataque llevado a cabo por hombres armados al noreste de Bagdad, anunció la policía.
Los efectivos de las tropas estadounidenses en Irak se redujeron el martes pasado a menos de 50.000, y el fin de las operaciones "de combate" será declarado la semana próxima. Todas las brigadas de Estados Unidos que permanecen en Irak tienen el fin declarado de "asesorar y asistir" a las fuerzas iraquíes antes de una retirada completa, que debería tener lugar a fines del año próximo.
Estados Unidos financió esas milicias, que inicialmente se denominaron "Sahua" (Despertar), hasta abril de 2009, cuando oficialmente pasaron a estar bajo el control de las autoridades iraquíes. En ese momento tenían 118.000 hombres y el gobierno iraquí había prometido integrar a un 20% en las fuerzas de seguridad y al resto en la administración pública.
No obstante, 52.000 milicianos siguen luchando en nueve de las 18 provincias iraquíes, según una fuente oficial.
"El ministerio de Defensa nos pidió posponer la integración en la función pública porque los necesita" para combatir, dijo Zuheir al Shalabi, un alto responsable iraquí a cargo de los milicianos.
De los 4.800 milicianos que había en Samarra antes de abril de 2009, sólo quedan 750 en las fuerzas de seguridad; 16 murieron y 1.750 trabajan en otra cosa.
"Desde que pasamos a depender del gobierno iraquí, no contamos con el apoyo necesario, cobramos los sueldos de modo irregular y hasta tenemos que comprarnos las armas y los equipos nosotros mismos", afirma Mayid Abas, jefe de una milicia de la región de Samarra.
"Por culpa del desparpajo del gobierno, nos hemos convertido en blanco para los terroristas. Todos los días nos están atacando", lamenta.
Mayid Abas se refiere a asesinatos, explosiones, ataques a mano armada y hasta atentados suicida, como el que causó la muerte de 48 personas cerca de una base militar de la región de Bagdad, a la que habían concurrido milicianos para cobrar el sueldo el pasado 18 de julio.
Los milicianos ganan de 300.000 a 600.000 dinares por mes (de 250 a 500 dólares, 200 a 400 euros), según Jaled al Nuaimi, jefe de los "Hijos de Irak" en la provincia mayoritariamente sunita de Diyala (centro).