
La discusión en la ONU se planteó mientras se registra un marcado aumento de la violencia entre las fuerzas de seguridad de Assad y los rebeldes, con activistas señalando que más de 5.400 personas han muerto en 10 meses de levantamiento opositor.
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, lideró la propuesta occidental en la reunión en Nueva York, apoyada por la dirigencia de la Liga Árabe y los cancilleres británico y francés.
"Todos sabemos que el cambio está llegando en Siria. A pesar de las tácticas implacables, el reino del terror del régimen de Asad terminará y el pueblo de Siria tendrá la posibilidad de elegir su propio destino", dijo Clinton durante el debate.
"La pregunta para nosotros es cuántos civiles inocentes más morirán antes de que el país sea capaz de avanzar hacia el tipo de futuro que merece", agregó.
Mientras, el canciller francés Alain Juppé exhortó al Consejo de Seguridad a salir de su "silencio escandaloso" frente a la situación, aunque consideró que existía "una chance" de acordar en los próximos días un proyecto de resolución sobre Siria.
"De lo que escuché, me hago la idea de que no es completamente imposible que exista una chance de que en los próximos días se produzca un acercamiento de los distintos puntos de vista", declaró en rueda de prensa.
Por su lado, el primer ministro catarí, Hamed ben Jassem al-Thani, habló en nombre de la Liga Árabe para pedir que la ONU detenga la "máquina de matar" de Al-Asad.
El proyecto de resolución de la ONU, acordado por las potencias occidentales y la Liga Árabe, busca que Asad entregue el poder y cese la represión que ha dejado más de 5.400 muertos en los últimos diez meses, según grupos de derechos humanos.
Pero Rusia, aliado de Siria y con derecho de veto en el Consejo de Seguridad, reiteró su oposición y afirmó que la ONU no debe inmiscuirse en el conflicto "interno" sirio.
"Posiblemente hay una última posibilidad de romper la espiral de violencia que arrasa con Siria y su pueblo", señaló el embajador ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, agregando sin embargo que el Consejo de Seguridad "no puede imponer parámetros para un acuerdo interno".
Antes, el canciller ruso Sergei Lavrov había señalado que "cambiar de régimen" no es la "profesión" de su país, y su viceministro Guennadi Gatilov había advertido que el proyecto de resolución de la ONU podría "abrir el camino a una guerra civil".
El embajador sirio ante la ONU, Bachar Jaafari, señaló el martes ante el Consejo de Seguridad que su país "se mantendrá firme para enfrentar a sus enemigos".
Rusia y China -que acusaron a los países occidentales de abusar de los mandatos de la ONU en su intervención en Libia-- vetaron en octubre un proyecto de resolución que condenaba al gobierno sirio.
El jefe de las agencias de inteligencia estadounidenses, James Clapper, indicó de su lado que Asad caerá inevitablemente ante las protestas masivas.
"No veo cómo puede sostener su gobierno en Siria", dijo Clapper en una audiencia ante senadores.
La secretaria de Estado estadounidense, Hillary Clinton, lideró la propuesta occidental en la reunión en Nueva York, apoyada por la dirigencia de la Liga Árabe y los cancilleres británico y francés.
"Todos sabemos que el cambio está llegando en Siria. A pesar de las tácticas implacables, el reino del terror del régimen de Asad terminará y el pueblo de Siria tendrá la posibilidad de elegir su propio destino", dijo Clinton durante el debate.
"La pregunta para nosotros es cuántos civiles inocentes más morirán antes de que el país sea capaz de avanzar hacia el tipo de futuro que merece", agregó.
Mientras, el canciller francés Alain Juppé exhortó al Consejo de Seguridad a salir de su "silencio escandaloso" frente a la situación, aunque consideró que existía "una chance" de acordar en los próximos días un proyecto de resolución sobre Siria.
"De lo que escuché, me hago la idea de que no es completamente imposible que exista una chance de que en los próximos días se produzca un acercamiento de los distintos puntos de vista", declaró en rueda de prensa.
Por su lado, el primer ministro catarí, Hamed ben Jassem al-Thani, habló en nombre de la Liga Árabe para pedir que la ONU detenga la "máquina de matar" de Al-Asad.
El proyecto de resolución de la ONU, acordado por las potencias occidentales y la Liga Árabe, busca que Asad entregue el poder y cese la represión que ha dejado más de 5.400 muertos en los últimos diez meses, según grupos de derechos humanos.
Pero Rusia, aliado de Siria y con derecho de veto en el Consejo de Seguridad, reiteró su oposición y afirmó que la ONU no debe inmiscuirse en el conflicto "interno" sirio.
"Posiblemente hay una última posibilidad de romper la espiral de violencia que arrasa con Siria y su pueblo", señaló el embajador ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, agregando sin embargo que el Consejo de Seguridad "no puede imponer parámetros para un acuerdo interno".
Antes, el canciller ruso Sergei Lavrov había señalado que "cambiar de régimen" no es la "profesión" de su país, y su viceministro Guennadi Gatilov había advertido que el proyecto de resolución de la ONU podría "abrir el camino a una guerra civil".
El embajador sirio ante la ONU, Bachar Jaafari, señaló el martes ante el Consejo de Seguridad que su país "se mantendrá firme para enfrentar a sus enemigos".
Rusia y China -que acusaron a los países occidentales de abusar de los mandatos de la ONU en su intervención en Libia-- vetaron en octubre un proyecto de resolución que condenaba al gobierno sirio.
El jefe de las agencias de inteligencia estadounidenses, James Clapper, indicó de su lado que Asad caerá inevitablemente ante las protestas masivas.
"No veo cómo puede sostener su gobierno en Siria", dijo Clapper en una audiencia ante senadores.