El ministro de defensa egipcio, Husain Tantaui
Los trabajadores de la mayor fábrica textil de Egipto reanudaron la huelga este miércoles para reclamar un aumento salarial y mejores condiciones de trabajo, al día siguiente de una advertencia del ejército en contra de las consecuencias "desastrosas" de nuevos movimientos sociales.
Faisal Nausha, uno de los organizadores de la huelga, indicó a la AFP que el personal de la empresa pública textil Misr Spinning and Weaving (Hilos y Tejidos) que da empleo a unas 24.000 personas en Mahalá, en el Delta del Nilo, pide también la salida de dos directores de la fábrica.
Los obreros habían suspendido su huelga hace tres días, pero Nausha señaló entonces a la prensa que seguirían presionando para obtener mayores salarios.
El año pasado una sentencia judicial elevó el salario mínimo de 400 libras egipcias (68 dólares) a 1.200 (204 dólares), pero los trabajadores no recibieron lo que se les debía, dijo.
Preocupado por la tormenta económica que afecta a Egipto, el Ejército, encargado del poder después la dimisión el viernes pasado del presidente Hosni Mubarak, había advertido el martes que sería "desastroso" para el país que hubiera nuevas huelgas.
El Ejército "es consciente de las condiciones sociales y económicas que atraviesa la sociedad, pero estos problemas no pueden ser resueltos antes del fin de las huelgas y los paros", había advertido el Consejo Militar, citado por la agencia oficial MENA.
"El resultado de estas acciones sería desastroso", añadió.
En la ciudad de Ismailiya, empleados gubernamentales de los ministerios de irrigación, educación y salud protestaban frente a las sedes provincianas demandando "salarios más justos", dijeron testigos.
La protesta de tipo político que derrocó al presidente Mubarak, en el poder durante casi 30 años, han dado paso a una "explosión" en todo el país a favor de mejores salarios.
Trabajadores del sector de la banca, del transporte, del petróleo, textil, de la televisión estatal y de las oficinas gubernamentales están en huelga para pedir mayores remuneraciones y mejores condiciones, dijo Kamal Abas, del centro de servicios de los sindicatos.
"Es difícil decir exactamente cuantas personas están en huelga y dónde, ¿Quién no está en huelga?", se preguntó Abas esta semana.
Varios sindicatos están dirigidos por personas afiliadas al antiguo régimen de Mubarak, por lo que los trabajadores disponen de pocos canales formales para expresar su descontento.
"En varios sitios, los trabajadores quieren que se retiren a los altos cargos acusados de corrupción", dijo Abas.
La brecha salarial entre la dirección y los empleados es un tema clave. Los trabajadores que llevan años con contratos temporales también piden protección legal.
Esta semana, miles de trabajadores protestaron frente a la federación sindical controlada por el Estado para pedir la renuncia de su impopular dirigente, Husein Megawer, y de los miembros de la junta, a los que acusan de corruptos.
Las huelgas y protestas se han extendido por El Cairo, Alejandría, Qaliubiya, Suez y Ismailiya y Aswan.
Faisal Nausha, uno de los organizadores de la huelga, indicó a la AFP que el personal de la empresa pública textil Misr Spinning and Weaving (Hilos y Tejidos) que da empleo a unas 24.000 personas en Mahalá, en el Delta del Nilo, pide también la salida de dos directores de la fábrica.
Los obreros habían suspendido su huelga hace tres días, pero Nausha señaló entonces a la prensa que seguirían presionando para obtener mayores salarios.
El año pasado una sentencia judicial elevó el salario mínimo de 400 libras egipcias (68 dólares) a 1.200 (204 dólares), pero los trabajadores no recibieron lo que se les debía, dijo.
Preocupado por la tormenta económica que afecta a Egipto, el Ejército, encargado del poder después la dimisión el viernes pasado del presidente Hosni Mubarak, había advertido el martes que sería "desastroso" para el país que hubiera nuevas huelgas.
El Ejército "es consciente de las condiciones sociales y económicas que atraviesa la sociedad, pero estos problemas no pueden ser resueltos antes del fin de las huelgas y los paros", había advertido el Consejo Militar, citado por la agencia oficial MENA.
"El resultado de estas acciones sería desastroso", añadió.
En la ciudad de Ismailiya, empleados gubernamentales de los ministerios de irrigación, educación y salud protestaban frente a las sedes provincianas demandando "salarios más justos", dijeron testigos.
La protesta de tipo político que derrocó al presidente Mubarak, en el poder durante casi 30 años, han dado paso a una "explosión" en todo el país a favor de mejores salarios.
Trabajadores del sector de la banca, del transporte, del petróleo, textil, de la televisión estatal y de las oficinas gubernamentales están en huelga para pedir mayores remuneraciones y mejores condiciones, dijo Kamal Abas, del centro de servicios de los sindicatos.
"Es difícil decir exactamente cuantas personas están en huelga y dónde, ¿Quién no está en huelga?", se preguntó Abas esta semana.
Varios sindicatos están dirigidos por personas afiliadas al antiguo régimen de Mubarak, por lo que los trabajadores disponen de pocos canales formales para expresar su descontento.
"En varios sitios, los trabajadores quieren que se retiren a los altos cargos acusados de corrupción", dijo Abas.
La brecha salarial entre la dirección y los empleados es un tema clave. Los trabajadores que llevan años con contratos temporales también piden protección legal.
Esta semana, miles de trabajadores protestaron frente a la federación sindical controlada por el Estado para pedir la renuncia de su impopular dirigente, Husein Megawer, y de los miembros de la junta, a los que acusan de corruptos.
Las huelgas y protestas se han extendido por El Cairo, Alejandría, Qaliubiya, Suez y Ismailiya y Aswan.